Capítulo 32

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╔══≪ •❈• ≫══╗
Jagger
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—Genevieve lleva negándome tres salidas.

Dwane y Paul voltean a verme con burla.

—Pensé que estábamos trabajando en el nuevo proyecto misterioso que tienes... —murmura Paul.

—No lo entiendo, ese sábado parecía dispuesta a darme la oportunidad.

Dwane se ríe.

—Genevieve solo vio por lo que le interesaba: tus hijos. —Entrecierro los ojos —. Dijo que debías ganártela, gánatela.

—¿Y cómo? Si no me acepta lo que, creo, podría llamar, citas.

Paul rueda los ojos.

—¿Hoy no ve a los niños?

—No, hoy están con Keren.

Dwane hace una mueca.

—¿Crees que sea buena idea que esa mujer los vea? Porque sigo sin entender como es que aceptaste.

En las semanas en las que Genevieve y yo estuvimos sin hablarnos, Keren vino a verme. Pidiéndome una vez más que la dejara ver a los bebés, primero me negué, Hope no había preguntado por ella y simplemente no quise meterla a sus vidas, pero la situación cambió cuando Hope llamó a Genevieve mamá. Ahí me di cuenta de lo mucho que mi hija añora tener a quien llamar de esa forma y aunque Genevieve me guste y me guste su relación con mis hijos, debo hacerle ver a Hope que ella no es eso.

Porque en algún momento crecerán y se darán cuenta de la verdad y no quiero quedar como un mentiroso frente a sus ojos.

Keren volvió a buscarme y acepté. Dejándole claro que aún no les dijera nada, que primero dejara que se acostumbraran a ella y después, les diríamos quién es ella realmente. Sin embargo, no sé qué hace o qué no hace, pero a Hope no le agrada. Para nada. Y Jared, creo que la detesta.

Cada vez que me los regresa, interrogo a Hope, cerciorándome de que estuvieron bien y que nada pasó. Ella me cuenta todo y me recalca que esa mujer no les gusta. Hasta el momento, no ha habido problemas, pero en el momento en que existan, entonces Keren deja de ver a mis hijos.

—Ya pensarás en algo —comenta Paul.

—Sí, mientras tanto yo seguiré saliendo casualmente con ella —agrega Dwane y yo frunzo el entrecejo.

—¿Qué?

Paul rueda los ojos y Dwane se ríe recostándose en la silla.

—Sí, ayer la vi...

—¿Cómo que ayer la viste? ¿De qué hablas?

—Es divertido ver como caes cada vez que bromeo al respecto —se levanta, saliendo de la oficina —, pero ¡ayer sí la vi! —grita al ver que agarro algo de mi escritorio y hago amago a lanzarlo.

—Ten paciencia —aconseja Paul —. En casi dos semanas la haz invitado a salir tres veces.

—No quiero que la oportunidad de tenerla en mi vida se escape justo frente a mí otra vez, Paul —respondo con simpleza, extrañamente decirlo en voz alta no me molesta ni me incomoda como hace tiempo lo haría.

—¿Crees que puedas manejar una posible relación con Genevieve teniendo a Keren viendo a los niños?

—Sí —respondo sin dudar —. Porque Keren no es nadie para mí. Dejarla ver a los niños es solo porque no puedo seguir tapando el sol con un dedo. Keren no es nada más que...

InefableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora