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Genevieve
╚══≪ •❈• ≫══╝Observo a Jagger a lo lejos, aún caminando de un lado a otro. Camina con una mano en los bolsillos del short color azul que lleva puesto y con la otra, sostiene el teléfono contra su oreja.
Desde que nos hizo alejarnos de su mamá y la otra mujer, se quedó largo. Yo sí volví con los niños, principalmente porque Jared corría hacia acá, emocionado por la cantidad de espacio que tiene para andar de arriba para abajo. Hope le hizo segunda, y cuando vieron a su abuela, tuve que volver a la casa. Ahora ellos están con la señora y con el que me fue presentado como su esposo y cumpleañero de hoy, los cuatro se encuentran lejos de la mujer que sospecho, puede ser su abuela materna. Es una mujer pelirroja, teñida por su supuesto, alta de ojos grisáceos y mirada juzgona.
—¿Genevieve? —giro la cabeza hacia mi costado, encontrándome con la madre de Jagger.
Creo que debo prestar más atención cuando conozco personas nuevas, porque siempre olvido sus nombres.
—¿Por qué no vas a verlo?
—Oh, no... creo que debería ir usted... —niega.
—Créeme, linda. A mí no quiere verme en este momento, soy la razón por la que ella se acercó y Jagger ha aprendido a mantener sus distancias conmigo.
Frunzo las cejas, haciéndome la desentendida.
Pero ella es una buena madre porque no se pone de chismosa a decirme lo que, claramente, no me importa.
—Yo no soy de su agrado.
—¡Tonterías! —exclama riendo —. Toma —me tiende dos tragos —, llévale uno y haz que hable. Lo necesita.
—Pero...
Me da un empujoncito, obligándome a caminar hacia él. Lo hago de mala gana, porque sé que esto es en vano, de todas las personas, yo sería la última con la que Jagger hable. La respiración se me acelera a medida que me acerco a él. Ya no camina de un lado a otro, ahora solo está de pie, viendo hacia el lago y con las manos en los bolsillos.
Me aclaro la garganta.
Él inmediatamente ve por encima de su hombro y luego, casi en el mismo instante, vuelve su vista al frente.
—Mi mamá te envió, ¿no?
—Sí... toma. —Me detengo a su lado y lo veo tomarse el trago de un solo sorbo.
—No voy a contarte nada.
—Tampoco esperaba que lo hicieras.
Me quita el trago que se supone era mío y se lo bebe.
—Eso era mío.
—Exacto, era.
Se me escapa una risita nerviosa.
Ambos nos quedamos en silencio viendo el lago. Este lugar no me sorprende mucho que digamos porque, donde viven mamá y papá, es igual. Los campos de golf pasan por detrás de las casas, y hay áreas verdes con lagos de los que, más de una vez, han salido cocodrilos. Pero eso ya es cosa de Florida, después de todo.
—¿Y los bebés?
—Con tu mamá. —Se tensa casi al instante y ve hacia atrás —. Tranquilo, están lejos de esa otra mujer.
Me quedo observándolo, ni siquiera disimulo. Luce pensativo, tiene el ceño fruncido, la mandíbula tensa y el cuerpo tenso. No lo presiono, sé que está abrumado, quizás, estresado, y aún alterado por lo quien sea que fuese esa mujer.
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Inefable
RomansaGenevieve, a pesar de ser optimista , alegre y carismática, siempre ha pensado que ser adulta es una mierda, lo confirma cuando después de haber tenido un empleo exitoso, queda desempleada, con deudas que pagar, un padre enfermo y una madre ama de c...