Inefable

Capítulo 50

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Jagger  
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Haber llegado a casa esta mañana y no encontrar a Genevieve ahí se sintió como si me echaran un balde de agua fría encima, y que ayer, en la noche que la vi dormida con Jared y Hope a su lado, fue un sueño. Fue solo hasta que Hope me dijo que ella se había ido que supe que ayer fue real.

Yo sí volví a casa y Genevieve sí estaba ahí.

Genevieve sí me esperó, solo que volví demasiado tarde como para decirle que estaba ahí y que haríamos esto juntos.

Por eso no comprendí cómo es que fui a comprar el desayuno y unas flores para ella y para Hope y...ella ya no estaba en mi casa.

Por un instante dudé en si venir a buscarla, pero Jess me hizo entrar en razón. Sin embargo, por más que quise venir temprano, no pude porque tenía cita con los niños en el laboratorio, y luego, tuve que llevar a Jared a terapia. Ahora están en mi casa con mi mamá, que solo sabe que la volví a cagar. No sabe aún que será abuela otra vez.

Observo a Genevieve mientras come.

Parece que su madre le cumplió, lo que ahora sé, era un antojo. Come con afán lo que ella llamó pinto, que solo es arroz y frijoles revueltos, pero que ella ha acompañado con plátano, natilla, huevo y aguacate. Después de haberle dado mi corazón en la puerta de su casa, me hizo pasar, quitarme la ropa y ponerme una bata de baño mientras ponía a secar mis prendas mojadas por la lluvia.

Estamos solos en la sala.

Y ninguno habla.

—Escuché una canción ahora que venía de camino —digo para llenar el silencio que nos envuelve.

Me ve.

Pudo haber dicho que me amaba, pero sin duda sigue enojada. Haber cuestionado si era mío no fue lo mejor que pude haber dicho.

—Me recordó a ti.

—¿Por?

—La letra —contesto, buscando su mano sobre la mesa. Rozo sus dedos con los míos y veo una pequeña sonrisa formarse en sus labios —. Le letra creo que nos define.

—Quién iba a pensar que alguien como tú prestara atención a las canciones.

Se come un plátano.

—Lo hago si me recuerdan a las personas que me importan.

—¿Y qué decía?

Levanto las cejas.

—No voy a cantar.

—No te pido que cantes, solo dime qué decía.

Me aclaro la garganta un par de veces, haciéndola reír un poco.

—The nights were mainly made for saying things that you can't say tomorrow day —digo siguiendo el ritmo de la canción, no lo canto, pero tampoco sueno monótono.

Genevieve sonríe.

—¿Y por qué eso te recuerda a nosotros?

Sonrío, sujetando su mano y entrelazando nuestros dedos.

—La forma en la que te conocí —respondo —¿Cuántas veces no te dije cosas que era mejor decir de noche?

Sus labios se curvan en una de esas sonrisas bonitas que le achican los ojos.

—Crawling back to you... —sigo recitando la canción, al menos lo que recuerdo —. Porque siempre vuelvo a ti —susurro, dejando caricias en el dorso de su mano con mi dedo pulgar —. Porque dije que yo no rogaba y ahí me has tenido, arrastrándome por ti más de una vez.