Epílogo

3.8K 350 186
                                    


╔══≪ •❈• ≫══╗
Genevieve  
╚══≪ •❈• ≫══╝

2 años después
Guanacaste, Costa Rica

Sonrío viendo a Jagger con el bebé en brazos mientras cuida a Jared que juega en la orilla del mar. No sé si me parece más bonito o caliente verlo con dos de nuestros hijos y usando nada más lentes de sol y una pantaloneta azul.

—¡Mami! —chilla Hope llegando hasta mí, trae las mejillas rojas, el cabello mojado, porque es un pato en el agua, y viene llena de arena —. La tía Jess me llevó por helado y vimos una niña rubia que tenía ojos como los míos, ¡y tiene siete años! Está de vacaciones. Había un bebé, se parece a los bebés. —Señala la silla playera donde uno de ellos duerme y luego señala al que está en mis piernas.

—¿En serio, mi amor? —asiente con efusividad mientras bebe jugo.

—Dijo la tía Jess que ahorita venía. ¿Puedo ir dónde papi?

—Dame un besito. —Ella ríe y se acerca a darme un beso.

—¿Puedo darle uno a los bebés? —asiento y ella ríe besándoles la cabecita.

Se va corriendo donde Jagger, llamando su atención, la de Jared y la de Lobo que estaba echado a mis pies.

Le sonrío cuando él voltea a verme y él sacude su mano haciendo que la bebé lo imite. Mamá llega a donde estoy, sonriendo y alisando su vestido playero color blanco. Se acomoda el sombrero y se sienta en la misma silla donde duerme uno de los bebés.

—¿Estás bien, mami?

Asiente.

—Es triste estar aquí sin tu papá —dice en español.

Hago una mueca.

Papá murió un año después de pedirme que lo llevara a la playa.

Un 31 de diciembre me lo pidió. Un 5 de abril se lo cumplí. Lo traje a esta misma playa, solo que en ese entonces, el hotel no estaba terminado. Nueve meses y nueve días después de haber disfrutado su último verano en Costa Rica, murió. Sucedió mientras dormía, lo que quiere decir que no sufrió, no le dolió, simplemente su corazón se detuvo. Esa noche estuvimos en su casa, tuvimos una cena porque él lo pidió, besó a su colmena, como llamaba a los bebés, se fue a dormir y no volvió a despertar.

Fue feliz. Esa noche, durante el viaje que hicimos y los meses posteriores, fue feliz. Disfrutó de los bebés, se quejó de Jagger, me abrazó tanto como pudo y amó a mamá hasta su último suspiro. Todavía puedo escucharlo reírse incrédulo cuando le dije que no era un bebé, que eran tres. Todavía puedo verlo observándolos con nada más que amor y asombro cuando los llevamos a casa después de haber pasado unos días en el hospital. Todavía puedo escucharlo molestando a Jagger, diciéndole que eso le pasaba por haberse negado a tener más hijos. Puedo escucharlo hablándome en francés, su acento y sus quejas.

Hace una semana cumplió un año de haber partido y a veces creo que es mentira. A veces creo que voy a llegar a casa y él estará ahí, viendo tele y quejándose de la vida.

—Él está aquí —sonrío, abrazando al bebé sobre mis piernas que se come una galleta. Mamá sonríe y asiente.

—¿Quién está con Jagger? Además de Hope y Jared, claro.

—Kaia —sonrío y volteo a verlos. Ahora ella está sentada en la arena, jugando con Hope y Jared mientras su papá los cuida y habla con Dwane, que está a su lado —. Qué bárbara, mamá. No los reconoces.

Mamá ríe.

—No reconozco a las niñas, pero sí a mi bebé precioso. —Toca el piecito de Lucien, que es quien duerme en la silla donde ella está sentada.

InefableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora