Capítulo 30

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Genevieve
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Juego con con mi comida y observo fijamente la mesa.

Charles y Laura hablan, pero no estoy prestándoles atención. Estoy aquí, sentada frente a ellos, pero mi mente está completamente perdida en un par de diablillos de ojos azules. Y en su papá. No me gusta estar pensando en él, pero tampoco puedo evitarlo. Pensar en ellos lo incluye.

Tuve ganas de enviarle un mensaje preguntando por los bebés e incluso, pidiéndole perdón por haber confundido a Hope, pero no lo hice. Dudo que él aceptara, seguro aún sigue sintiendo que le corazón se va a salir de su pecho. Seguro aún siente el alma en los pies o sigue lidiando con una Hope resentida.

Pero joder, quiero saber cómo están. Quiero que me deje hablar con ella y poderle decir que no soy su mami, pero que soy su amiga. Aunque no sé si eso aclararía su cabecita o la confundiría más.

—Pensar en ellos no te llevará automáticamente a su casa, Vee.

—Ya sé.

Laura recuesta su cabeza en mi hombro y sonríe.

—Quieres hablar con él, ¿verdad?

—No tanto con él, sino con los bebés. Con Hope... ¿qué pasa si ahora piensa que no la quiero?

—Estoy segura de que él solo ocupa un poco de tiempo para pensar. —Asiento —. No te preocupes, yo creo que la señora mamá tiene razón y Jagger solo está asustado. Tú le gustas, Vee.

Suelto una risita incrédula.

—No te rías —me regaña Charles, llegando del baño —, ¿a quién no le gustas? Ese hombre no es la excepción.

—Eso lo sé. Lo escuché decírselo a su hija...

—¿Qué? ¿Cómo?

Sonrío, jugando con una servilleta y acordándome de esa noche, ayer hace una semana, en la que después de volver con la leche de Jared, escuché a Hope preguntándole a Jagger por mí. Ella dijo que yo era linda y luego, le preguntó a Jagger si yo le gustaba. Sé que ella lo hizo en modo inocente, en el que más bien le preguntaba a su papá si yo le agradaba y la manera en la que él contestó... fue como si acabara de darse cuenta de que no era un gusto solo de agradar, era un poco más. Quizás de la misma forma en la que él me gusta a mí.

Pensé, ingenuamente, que ese fin de semana le había servido para acomodar su cabeza y que, quizás, tendríamos toda esta otra semana qué pasó para hablar. Pero no, no hablamos. Y pasamos de tener un viernes en el que salimos con los bebés al parque a tener uno en el que me iba de su casa, llorando y con el corazón hecho pedazos por todo lo que sucedió.

—Los escuché hablar —sonrío, dándome cuenta de que hablar con Hope es un arma de doble filo —, ella preguntó y la manera en la que él contestó no fue nada más para seguirle la corriente a la bebé. Y ayer, antes de todo el problema, antes de que ella me llamara mami, dijo que yo les gustaba e incluyó a su papá. De nuevo, ella no lo dice de esa forma, pero la manera en la que Jagger palideció por un instante me hizo confirmar que sus palabras el viernes pasado sí significaron lo que yo interpreté.

Pero eso ya no importa, porque él nunca lo dijo y yo mucho menos. Siento que habérselo dicho hubiera sido peor, porque él está tan asustado que seguro me hubiera dicho que no se siente igual. Entonces, como le dije a mi mamá, ¿quiero saber si el sentimiento es mutuo? No sé, no sé si quiero ir y averiguar si es en serio, si ese coqueteo, si el habernos acostado fue solo un juego... ¿y si sí lo fue y por eso reaccionó así ayer?

InefableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora