Capítulo 15

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Genevieve 
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Besé a Jagger.

Jagger me besó.

Me senté sobre él, lo provoqué y me besó.

Aún siento mis labios cosquillear, los siento hinchados y siento como si aún tuviera su lengua rozándolos o en mi boca, buscando como quitarme un control que estaba dispuesta a darle.

Lo dejé besarme, lo dejé tocarme y apretujarme la teta y me moví sobre él. Solo quería molestarlo, solo quería demostrarle que sí tenía ganas de besarme y dejarlo con las ganas... qué idiota yo. Pero, culparé al alcohol, culparé el hecho de haber estado achispada, junto con las ganas, la tensión y el calor que hace cada vez que estoy cerca suyo.

En ese momento, no me cayó mal.

No quise sacarle los ojos por verme las tetas, no quise insultarlo y no quise hacer nada más que no fuera... besarlo. Sus labios se veían tentadores cada vez que, después de dar un trago a su whiskey, se pasaba la lengua por ellos.

Jesús.

Mamá va a matarme cuando le cuente que me besuqueé con mi jefe.

Y aunque yo no se lo cuente, ella se dará cuenta. Esa mujer es bruja.

—¿Todo bien? —me sobresalto al escuchar a Jagger.

—Sí, creo que solo se asustó.

—¿Por qué no bajaste?

No puede ser tan idiota.

Y no lo es, porque me ve con una media y casi inexistente sonrisa.

No bajé y me quedé en el cuarto de los niños porque bajar hubiera sido incomodo. Acabábamos de besarnos y lo único que tenía en la mente eran sus labios sobre los míos, su lengua en mi boca y sus manos en mi cuerpo. Lo único que tengo en mente es volver a hacerlo. Es volver presionar mis labios sobre los suyos y pensar en como sería besar más allá de ellos, pienso en sus dedos hundiéndose en mi pelo, acariciando mi piel...

Niego con la cabeza.

Fue un beso impulsado por el alcohol y la calentura.

No más que eso.

—Fue solo un beso, Genevieve.

Asiento.

—No significó nada —agrego y él asiente —. Sigues cayéndome mal.

—Lo sé —dice con tono burlón, viéndome fijamente y con sus manos metidas en los bolsillos de su pantalón de pijama —. Me llamaste insoportable.

—Es que lo eres —murmuro.

No sé cómo estoy haciendo para no mostrarme tal y como me siento: nerviosa. Siento que el corazón me golpea el pecho con demasiada fuerza y tengo que presionar disimuladamente el ruedo del vestido entre mis manos para limpiar el sudor en ellas.

Sabía que besarlo... o dejarlo besarme no iba a ser algo bueno, volvería incómodo todo y este momento es un ejemplo de ello.

Ninguno habla y ninguno se mueve, pero sí nos vemos.

—Creo que es mejor que me vaya.

—Sigue lloviendo.

—Ya escampó.

Cuando soy capaz de moverme, paso por su lado sin detenerme y sin dejarlo hablar. Ocupo irme o terminaré cometiendo alguna idiotez.

—Es peligroso que conduzcas así, más aún si tomaste.

InefableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora