Capítulo 22

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Jagger 
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—Papi —Hope me jala del pantalón —¿Dónde está Vee?

—¿Qué haces despierta tan temprano, vida? —se encoge de hombros.

—No she... —se pasa la mano por los ojos y presiona la cobija contra su pecho —. Me despelté.

Me río y dejo la corbata en la cama para alzarla.

—Sí, mi amor, te despertaste. ¿Quieres leche? —niega cuando la alzo —¿No quieres volver a dormir? —niega otra vez, ahora abrazándome por el cuello.

Quero ver a Vee.

Verás, vida... yo estoy evitando a Vee.

Anoche, después de todo, cada quien fue a su cuarto, solo que ambos nos tomamos nuestro debido tiempo para quedarnos en las puertas de las habitaciones, viéndonos fijamente antes de cerrarlas.

Por un momento, aún envuelto en el calor de lo que hicimos en la sala, quise decirle que pasara. Quise decirle que nos dejáramos ir en esto que nos envuelve, pero no. Haberlo hecho hubiera puesto las cosas más raras de lo que ya están.

Ayer no dormí.

Pero esta vez no fue por pensar en mis hijos y su madre queriendo volver.

Esta vez no dormí porque pensé en Genevieve. En lo que hicimos en la sala, y luego, recordé las palabras de su papá. Y tiene razón. No sé qué quiero. No debería de estar tirando y aflojando la cuerda con ella si no sé si quiero involucrarme con Genevieve de otra manera que no sea sexual.

Me atrae, no voy a negarlo. Toda ella me atrae, todo lo que me hace sentir me atrae, y si habláramos la atracción sexual... sin embargo, no sé si quiero ir por más.

Y no sé tampoco si Genevieve merezca algo a medias.

—¿She fue?

—¿Quién?

—Vee. ¿She fue?

—No. Está abajo.

—Vamos. Quero verla.

Con una mano la sostengo y con la otra, agarro el saco y la corbata de la cama antes de salir de la habitación. Desde el piso de abajo escucho la serie de Thomas y sus amigos reproduciéndose. También escucho a Genevieve hablándole a Jared, o mejor dicho: a ella repitiendo lo que Jared le dice. Hoy son los números, y ya van por ochenta.

Me abro paso por las escaleras, cerrando las barandas para evitar que ellos suban y sonrío al ver a Jared sentado sobre las piernas de Genevieve mientas ella le escribe los números en una hoja. Él voltea a verla, le toca la cara y dice el número que sigue para que Genevieve lo escriba y lo repita.

Ayer con ella hablé más de lo que he hablado con alguien en mi vida que no sea familia y la bola de de chismosos que se hacen llamar amigos. Ayer a ella le conté lo que más me aterra en la vida y ella... a pesar de decir que soy insoportable y un poco de mierdas más, se quedó escuchándome.

Escucharla a hablar a ella de su papá, del miedo que tiene de perderlo, verla llorar, me hizo ver que no conocemos a las personas realmente, porque ella es toda alegre y yo, desde que la conozco, me he cuestionado porqué es así. Genevieve ha cargado con la enfermedad de su papá toda su vida y es él el que le ha enseñado a seguir siendo positiva incluso en situaciones tan... duras.

No esperé que ella se pusiera a contarme algo de su vida también, tampoco me esperé los constantes roces de nuestras manos, ni las incontrolables ganas de besarla al tenerla tan cerca... aunque a eso ya debería de estar acostumbrado. Debería de estar acostumbrado también a sus preciosos ojos verdes, a sus pestañas largas y a ese cabello largo, negro y suave; de la misma forma en la que debería de estar acostumbrado a verla compartir con mis hijos de una forma tan... natural.

InefableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora