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Genevieve
╚══≪ •❈• ≫══╝—¿Qué haces? —cuestiono en un susurro al ver que se hinca delante de mí.
—Me dijiste que la única manera en la que querías verme de rodillas era si hacía otra cosa que pedir perdón.
Inhalo y exhalo profundo.
—No me dejas besarte, pero... ¿me dejas tocarte, Genevieve? —Inhalo de nuevo, sintiendo como sus dedos hacen cosquillas en mis tobillos y pantorrillas a medida que sube las manos.
—¿Dónde vas a tocarme? —suspiro cuando vuelve a bajar sus manos por mis piernas.
No sé si el cosquilleo es por las caricias o por la mirada casi que sumisa que me da.
—Donde tú quieras.
—¿Crees que tocarme te hará ganarme más fácil? —sonríe.
—No, pero quizás me dé algunos puntos.
Sonrío ante su seguridad.
—Pídelo de nuevo.
Sonríe otra vez, con la mirada volviéndose un poco más oscura y con las pupilas dilatándose. Tener a Jagger así me gusta.
—¿Puedo besarte? —sonrío —. Déjame besarte... —presiona sus labios en un lado de mi rodilla —. Por favor —pide —. Déjame tocarte también.
—¿Eso quieres? ¿Aquí, en el avión?
—Ya las fantasías no son solo como Candy y Wolf, dulce. Son tuyas y mías. De Genevieve y Jagger.
Joder...
—Déjame tocarte, Genevieve, por favor —abro un poco las piernas —, déjame demostrarte que lo siento. —Me inclino hacia él y paso mis manos por su pelo —¿Puedo?
Niego con la cabeza, sonriéndole con cierta burla porque, joder, estoy disfrutando de esto. De tenerlo de rodillas entre mis piernas, de sentir sus manos tocarme suavemente, de ver la mirada que me da, de saber que estamos sobrevolando Nueva York y que no estamos solos.
—Por favor —susurra —. Yo no ruego y aquí me tienes —su voz es baja y ronca, haciéndome saber que la única excitada aquí, no soy yo —, déjame hacerlo, por favor.
—¿Qué quieres hacerme?
—Besarte aquí... —sube su dedo índice por mis piernas —. Subir aquí... —roza muy sutilmente mi entrepierna —, y jugar aquí... —señala mis tetas —. Y así demostrarte de una y mil formas que lo que digo es en serio. Que no estoy jugando —jalo suavemente de su cabello, haciendo que apoye sus manos en mis muslos —. Que te quiero en mi vida. Déjame, dulce. Déjame complacerte, déjame besarte, déjame tocarte...
—¿De verdad estás haciendo esto, Jagger? ¿De verdad estás rogándole a la niñera?
Sonríe y asiente.
—¿No es eso lo que quieres? ¿Que te lo pida hasta que me dejes hacerlo? —cuestiona —. Porque pienso hacerlo, dulce. Pienso pedirte hasta el cansancio que me dejes hacerlo.
—Ah, ¿sí? —me rio —¿Y qué quieres ganar con esto? ¿Cogerme nada más?
—Espero hacer mucho más que solo cogerte —contesta —. Déjame tocarte, por favor. Déjame besarte, cogerte y hacer... hacer más contigo... déjame hacerlo. Déjame disculparme —casi que suplica —, por favor. Sé que lo quieres, sé que quieres que lo haga, solo dime que sí, por favor.
—¿Qué tanto quieres hacerlo? —cuestiono —¿Qué tantas ganas de meterte entre mis piernas tienes, Jagger?
—Muchas —contesta —. Déjame demostrarlo.
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Inefable
RomansaGenevieve, a pesar de ser optimista , alegre y carismática, siempre ha pensado que ser adulta es una mierda, lo confirma cuando después de haber tenido un empleo exitoso, queda desempleada, con deudas que pagar, un padre enfermo y una madre ama de c...