Capítulo 37

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Genevieve
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—Jag, ¿me estás prestando atención? —cuestiono a Jagger que está viéndome sin decir nada.

Esta última semana ha estado bastante sumido en sus pensamientos, no se ha cerrado del todo conmigo, pero hay momentos en los que se queda viendo a la nada y parece que se pierde. Sé que se debe a Keren, que, de hecho, sigue jodiéndolo con querer ver a los bebés, cosa que Jagger no le ha permitido esta semana después de lo que hizo.

Ayer me contó que muy casualmente le preguntó a Hope acerca de lo que dijo aquel día, agregó que no lo hizo antes porque no quería que ella se sintiera... bombardeada con ese tema y decidió esperar. Hope le dijo lo mismo que me dijo a mí aquel día que la vi en el restaurante y agregó otras cositas más y todas fueron malos comentarios hacia el comportamiento de Jared. Esa es otra razón de porqué no ha dejado que los niños vayan con Keren. Ah, y sacó a los niños del kínder, en el que pidió que le devolvieran el dinero que pagó por adelantado y hasta les dijo que, de lo contrario, iba a denunciarlos.

Por eso toda esta semana, los bebés han estado conmigo en casa de mis papás o van conmigo a la pastelería, donde he tenido que asegurarme de mantener la puerta con seguro para evitar cualquier tragedia. Además de todo este problema con Keren, parece que hay un problema en la empresa o con un proyecto nuevo que tiene en mente, pero no me dio muchos detalles, sin duda, no ha sido una semana fácil para él y esa es la razón por la que ayer, yo decidí invitarlo a cenar.

A Jagger lo que le vendría bien en realidad es un viaje a Costa Rica, rodeado de montañas verdes, pájaros cantando, cientos de animalitos, los volcanes, el olor a playa y un clima que varíe entre lo húmedo y lluvioso y lo seco y caluroso. Pero dudo que dadas las circunstancias quiera viajar pronto, así que, ayer sin ánimos de salir o ir a algún lugar, compré las cosas, cociné en su casa y lo ayudé a relajarse un poquito.

—¿Por qué te vistes?

Frunzo las cejas, ¿y este que se cree?

Ni siquiera estoy completamente vestida, solo tengo puesto el brasier, el calzón negro y de encaje a juego y un short de mezclilla sin cerrar.

—¿Porque debo irme? —cuestiono con obviedad y riendo —. Te recuerdo que ahora mi trabajo es una pastelería que tengo que terminar de arreglar.

—Déjame ayudarte con eso —sugiere, tomando mi mano —. Puedo enviar a alguien para que te ayude con el interior.

—No —niego, él rueda los ojos —. Quiero hacer esto sola, pero gracias. —Le lanzo un beso.

—Quédate un rato más, por favor.

—Pero...

—Me dijiste ayer que Jessica trae a los bebés hasta medio día —responde, sentándose en la cama y dejándome en medio de sus piernas.

—¿Me llevarás al centro después?

—Te llevaré dónde tú quieras.

Suspiro.

Suspiro con pesadez porque Jagger no me hace fácil no caer por él.

Cada cosa que dice hace que el corazón se me acelere, que la respiración se me ponga loca y que cualquier barrera que pueda poner ante él, se caiga. Él sonríe, sabiendo perfectamente que me tiene mal, que su mirada me enloquece y que sus palabras me encantan.

Los días pasan y con cada uno de ellos, siento que mis sentimientos por él crecen, y no solo por él, los bebés van ahí incluidos. No quiero caer tan rápido, no quiero que esto suceda tan rápido porque con Jagger... con Jagger cualquier cosa puede pasar, pero es imposible. Es imposible porque con cada cita, cada salida, seamos solo nosotros dos o con los bebés, yo caigo más y más. Por los tres.

InefableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora