《Kateye》
una palabra para referirse a una flor, las flores de Hibisco pandoriana. Significando Abundancia, alegría y bienestar. como su hijo, Kateye.
Neteyam y Ao'nung ahora tenían un nuevo reto al cual enfrentarse todos los días, llamado "vida de p...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Neteyam sorbía su nariz, llorando en silencio.
Apoyaba sus manos sobre sus rodillas y respiraba despacio en un intento de calmarse, sintiéndose mareado y con mucha incomodidad.
Sentía molestia alrededor de su cadera, algo hinchada al igual que sus pies. No podía andar porque le pesaban y le dolían.
El primer mes de embarazo ya había pasado por completo, dejándolo en la entrada del segundo, trayendole varios cambios.
No quería comer nada, se le hinchaba el vientre y le daban algunas ganas de vomitar por momentos. Era horrible. Tuvo que quedarse solo en casa para evitarse la irritación, y habiendo discutido un poco con Ao'nung antes de este se fuera.
El de piel turquesa le había aconsejado que comiera algo, bastante tranquilo y atento. Pero Neteyam no pudo responderle de otra forma que no fuera irritado, agobiado por la incomodidad de su cuerpo, diciendo que no quería. Empezaba a sentirse engordar y se disgustaba muy fácilmente con ello.
Ao'nung había intentado convencerlo un poco más a pesar de todo, siendo bastante paciente y gentil con él, pero se llegó a cansar de insistir, teniendo que ir a trabajar pronto con mucho por hacer.
Nisiquiera se acordó de despedirse de él, deprimiendolo por la prisa con la que lo dejó sólo.
Se pensó que el alfa se habría molestado con su actitud rechazante y eso lo hizo llorar, encontrándose en la situación actual.
— ¡Yam-Yam! — escucho la voz de su hermano en la entrada, provocando que se limpiara las mejillas rápidamente mientras este se adentraba en la vivienda, buscándolo — bro, me encontré con Ao'nung hace rato y- — comenzó a decir, antes de notar que tenía los ojos irritados por haber llorado, callandose lo que iba a decir — ¿que paso?, ¿porque lloras? — preguntó preocupado, dejando un canasto que había traído a un lado para sentarse a su lado.
Neteyam negó y apoyo ambas manos en la cama, mirando al suelo. Lo último que le faltaba era preocupar a alguno de sus familiares.
— por algo tonto — mencionó sin mucho ánimo de explicar, sin mirar a Lo'ak.
— no debe ser tonto si te hizo llorar — opino el ajeno, pasándole una mano por la espalda en muestra de apoyo. Neteyam sorbio su nariz encogiendose en su sitio, con ganas de volver a llorar. Los primeros meses del embarazo eran una maldición sentimental y hormonal terrible — anda, dime — pidió su hermanito, listo para escuchar cualquier cosa de él.
