《Kateye》
una palabra para referirse a una flor, las flores de Hibisco pandoriana. Significando Abundancia, alegría y bienestar. como su hijo, Kateye.
Neteyam y Ao'nung ahora tenían un nuevo reto al cual enfrentarse todos los días, llamado "vida de p...
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— Ao'nung, por favor muévete o de verdad voy a romperte un brazo — pedía el omega con presunta "calma", mirando a su pareja con cansancio y nervioso, pronunciando cierto mal humor
Todo estaba muy bien entre los últimos dos días donde había aceptado sus culpas, y ya se sentía muchísimo mejor tras tragarse todo eso que le dolía por dentro.
O bueno, más o menos. Intentaba
El día que se quedó dormido en la entrada de la casa con Ao'nung, se había pasado con Kateye toda la tarde, charlando con él. Lo distraía un poco y le indicaba de formas diferentes, que no tenía nada de que preocuparse en cuanto a él. Que lo único que debía de saber... era que mamá era muy fuerte e invencible, y siempre le protegería.
También le hizo unas cuantas preguntas sobre cómo se sentía con todo lo que pasó, buscando saber que ocupaba su mente para ayudarlo un poco más. No quería que su bebé quedase con traumas por culpa suya o de Spider. Por último... antes de que llegase Ao'nung en el atardecer, le aclaro que no debía de irse con gente extraña. Siempre debía de estar con sus abuelos, tíos o sus papás.
Kateye en todo momento le presto atención, ya sin llorar tanto y con menos expresiones tristes, sonriendo un poco más...
Allí estaba su verdadero bebé, escondido
Le contó una que otra historia de esas que le gustaban, sobre piratas y capitanes. Grandes hazañas e incluso, trucos de magia, inventando en mayoría las anécdotas o exagerandolas. A su hijo esas cosas le encantaban, y el complacido continuaría siempre.
Al llegar el alfa le pregunto que si quería escuchar también, por lo que este accedió y se acomodo cerca suya.
No supo si con la cercanía, o con atraerlo hacia él al tomar su mano, Ao'nung intentaba decirle algo.
Estaba completamente bloqueado en si mismo y en calmar las cosas como para analizarlo.
Y ese fue solo su primer error
Mientras se acostaban a dormir, el de piel turquesa le llamó, preguntandole que si ya se había dormido y poniéndole muy nervioso en cuanto escucho un "tenemos que hablar". Lo último que deseaba escuchar.
