《Kateye》
una palabra para referirse a una flor, las flores de Hibisco pandoriana. Significando Abundancia, alegría y bienestar. como su hijo, Kateye.
Neteyam y Ao'nung ahora tenían un nuevo reto al cual enfrentarse todos los días, llamado "vida de p...
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Neteyam sentía que en cualquier momento se iba a desvanecer en mareos.
Ni bien se había despertado tuvo que buscar algún cesto para vomitar, dejando a su pareja durmiendo en cama.
No recordaba muy bien la última vez que vómito tanto
Por suerte para él, tenía a alguien atento y presente como pareja, quien se había levantado y lo había alcanzado rato después. Seguro se había despertado porque él no estaba en la cama.
Era un poco gracioso lo rápido que se habían acostumbrado a dormir juntos y despertar juntos. Llegando a tal punto que si el otro faltaba, uno no podía dormir.
Y se dio cuenta de eso un día que Ao'nung en su trabajo tuvo un percance, y por lo tanto tuvo que trabajar hasta tarde.
Ese día se había sentido tan sólo e incómodo con la oscuridad de la habitación, que por obvias razones no pudo dormir. A pesar de que se estaba muriendo de sueño.
Luego de un estómago bastante agitado por toda la mañana, y siendo aconsejado por Tsireya (a la cual agradeció por ir a revisarlo), se mantuvo sentado en una hamaca que Ao'nung y él habían colocado fuera de la casa del árbol, única y especialmente para quedarse allí para ver el precioso jardín de su esposo.
Se mecia lentamente, aliviado por fin y mirando alguna que otra mariposa que se paseaba por ahí, atraída.
— ¿ya te sientes mejor? — le pregunto una voz masculina que conocía bastante bien, haciendo que le mirará. Ahí estaba su lindo pececito con algunas frutas para él.
— lo estoy — respondió, tomando el tazón con frutas y dejando que este se sentará en la hamaca con él. Le agradeció por el gesto — te burlas de mí por comer mucho y me traes comida — bromeó un poco, causando que el otro apretara los labios para ocultar una de esas sonrisitas suyas, burlonas y encantadoras.
— bueno, tampoco me importaría si te pones como un bollo — respondió con burla. Neteyam le picó los ojos ante el comentario, pero sin verdadero enojo — vamos..~, te verías muy tierno con esas mejillotas tuyas toda suaves y grandes — comento canturreando y acercándose a él.
Neteyam trato de apartar el rostro, pero no pudo evitar que le mordiera una mejilla jugando con él.
Pececito tonto
— no me voy a volver un bollo — se quejó, sobandose la mejilla en cuanto le soltó, causando que el otro se riera y empezará a darle pequeños besos en su mejilla mordida, descendiendo hasta su cuello y hombro. Eso lo hizo estremecer — ¿no tenías que ir a trabajar? — le comento avergonzado por los besos, llenándose de deseos de más que sabia estaban mal. Al menos a esa hora del día.
