❜ ⌗ nostalgia ⌗ ❜

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Después de desayunar y charlar durante un rato con Ao'nung y Kateye, Neteyam se sintió tranquilo y feliz

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Después de desayunar y charlar durante un rato con Ao'nung y Kateye, Neteyam se sintió tranquilo y feliz.

Su esposo y su hijo se habían puesto a jugar un rato mientras lo esperaban, ya que habían decidido salir los tres juntos a la playa para nadar, (y de pasada) más en la tarde, dejar a Kateye con Tsireya y un grupo de niños metkayina a los que enseñaba sobre la vida marina, cerca de las orillas hacia el norte.

Resultaba ser un día tranquilo y bastante ligero para él, habiendo dejado salir todas sus preocupaciones la noche anterior junto a su pareja.

Lo tenía de regreso y a su lado, tenía a su bebé también y ya no había guerra contra los humanos.

No podía pedir nada más.

Se dedico a limpiar y guardar los tazones en los que habían comido el desayuno, tarareando distraído y contento después de tanto tiempo.

Por primera vez en años, había logrado dormir bien.

Sintió que cierto alfa se posaba detrás suya, haciéndole sonreír y girarse para verlo, aunque este le sorprendió al dejar caer un sombrero sobre su cabeza con cuidado.

— ¿y esto? — preguntó con sorpresa, quitándose el sombrero para verlo.

¡Era parecido al que le regalo hace mucho tiempo! Justo en-, en su... cumpleaños 16...

— no es el mismo — murmuró con una sonrisa el otro, como si pudiera leerle la mente con tan solo una mirada a sus expresiones — se que perdiste el otro, así que te hice uno nuevo mientras viajaba — continuó al decir, dejándolo avergonzado y sonrojado.

Neteyam admiro el sombrero entre sus manos durante un rato, acariciando los bordes con el pulgar y sonriendo con nostalgia.

Los sombreros de paja podían ser una cosa muy simple y sencilla, incluso hasta insignificante. Pero cuando venían de las manos de su pareja, eran un maravilloso regalo.

Sabía que Ao'nung probablemente lo habría tejido él mismo por días, solo para dejarlo perfecto y justo como estaba en ese momento.

Puede que el primer sombrero que este le dio haya sido tras una fecha horrible en su vida, que apenas recordó hace poco. Sin embargo... lo apreciaba y atesoraba. Porque aparte de todo el dolor, le era una memoria de que no todo lo que recordaba había sido malo.

— muchas gracias pececito — agradeció con una sonrisa genuina hacia el mayor, mirándole con cariño.

Ao'nung le sonrió devuelta y asintió, alegando que aquello no era nada para agradecer.

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