《Kateye》
una palabra para referirse a una flor, las flores de Hibisco pandoriana. Significando Abundancia, alegría y bienestar. como su hijo, Kateye.
Neteyam y Ao'nung ahora tenían un nuevo reto al cual enfrentarse todos los días, llamado "vida de p...
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Ya era temprano por la mañana para cuando su hermana, cuñado, suegra y además, su primer amor se marchaban, despidiéndose bien en la madrugada.
Cargaban a sus Ikranes con algo de equipaje y ajustando sillas o riendas, listos para partir.
Ao'nung se sentía algo mal al respecto... ya que le había tomado un mes o dos volver acomodarse a su vida pacífica, con su hijo y su pareja. Y ahora este último se iba... aunque fuese cosa solamente de unos cuantos días.
— ¿te aseguraste de llevar agua y comida? — le preguntaba a su Neteyam, manteniéndose cerca de él y cargando a un adormecido Kateye. Quien a pesar del terrible sueño también se había querido despedir de mamá.
Neteyam le miró con una sonrisa, ajustando la sila de Nguway correctamente antes de acercarse a él, besando la frente de Kateye, para justo después besarle en los labios a él.
— llevo todo lo necesario conmigo — susurro con seguridad y calidez, tratando de no despertar a su niño — cuidalo muy bien y jueguen mucho a los piratas juntos — susurraba con una sonrisa, mirándole con sus ojitos ambarinos y preciosos — y no te olvides de lavar al peluche, que luego puede enfermarlo con tanta suciedad. Recuerda que él no debe verte lavandolo — susurro este por último, haciéndole resoplar una sonrisa.
— no lo olvidaré — murmuró con levedad, observándolo con cariño y escuchar un claro "estamos listos" de Lo'ak desde su Ikran — ten un buen viaje, ma Neteyam — se despidió, siguiéndole con la mirada hasta que este subió sobre Nguway, preparado para despegar.
Este le dedico una última sonrisa antes de usar el lenguaje de señas, haciéndole ruborizar un poco, más que enamorado de él.
Era raro y precioso que le dijese en lengua de signos un "Te amo", invadiendo su pecho de un suave calor.
De aquella forma y alejándose un poco (cuidando la cabecita de su bebé) fue que los vio partir, esperando perderlos de vista a la distancia con tranquilidad.
— adiós mami — escucho balbucear a Kateye contra su hombro, haciéndole reír. Hace rato que el Omatikaya iba bastante lejos como para despedirse.
— volvamos a dormir — le susurro con cariño y dándose la vuelta, caminando directo a su hogar para poder regresar a descansar.
Se habían levantado bastante temprano y en unas horas, tenía trabajo por empezar, esperándolo.
Dejo a Kateye en la cama y con ese peluche suyo que no soltaba a la hora de dormir, creandole una sonrisa aquello. Su hijo realmente adoraba esa cosa...
Se propuso a sí mismo que aprovecharía su tiempo en intentar conciliar el sueño una vez más, acostandose y relajandose un poco nada más.
Aquella cama se sentía enorme sin su pareja ahí... y pronto aprendió un par de cosas que tal vez, Neteyam tuvo que pasar.
