《Kateye》
una palabra para referirse a una flor, las flores de Hibisco pandoriana. Significando Abundancia, alegría y bienestar. como su hijo, Kateye.
Neteyam y Ao'nung ahora tenían un nuevo reto al cual enfrentarse todos los días, llamado "vida de p...
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[ 🥀 ]
Ao'nung caminaba angustiado por la isla, sin saber nada de Kateye o Neteyam en todo el resto del día.
El último se había ido en su Ikran después de su discusión, y pocos vieron hacia dónde se dirigía este. En cambio con Kateye... nadie lo llegó a ver, llenandole de pavor.
Ya para la hora del eclipse había mucha gente buscando por fuera de los arrecifes y la isla, a lo cual no tenía permitido salir de la playa, en caso de que regresara alguno de los dos.
Sintió alivio y esperanza para cuando divisó a Nguway en el aire, acercándose a la isla... y sabiendo que probablemente Neteyam venía en él, así que se acercó al área de aterrizaje con toda la intención de disculparse.
Pero no se le dio
El Ikran estaba todo maltratado y con raspaduras en las alas, mientras que en su lomo llevaba a un inconsciente Omatikaya y un bebé de 6 años que no paraba de llorar.
La presión se le bajó hasta el suelo, avanzando rápidamente hacia ellos para ver si estaban bien.
- papá - sollozaba su hijo, empapado y cubierto de sangre que no era suya. Abrazaba a Neteyam contra su pequeño pecho mientras temblaba, probablemente, aterrorizado a más no poder.
- tranquilo, tranquilo - murmuró con los nervios de punta y tratando de mantenerse cuerdo, tomando el rostro de Kateye por un momento para calmarlo - vamos a llevar a mamá con tía Reya, ¿de acuerdo?. Necesito que vengas conmigo y no te alejes - le pidió mirándole a los ojitos.
Kateye sorbio su nariz y asintió entre temblores, dándole a entender que lo escuchaba y haría lo pedido.
Respiro hondo y pronunció unos cuantos "okay" para calmarse lo más posible, tomando a Neteyam entre brazos.
Estaba completamente inconsciente y no parecía que estuviese respirando, pero todavía su cuerpo emanaba calor, significaba que estaba vivo.
Le sostuvo lo mejor que pudo para que su cabeza no colgara o decayera hacía atrás, notando con rapidez los montones de rasguños, algunos moretones y que sangraba su espalda, su hombro y su cabeza de formas preocupantes.
Camino con rapidez por la playa, asegurándose de que Kateye le estuviese siguiendo todo el rato y procurando que Neteyam no estuviera perdiendo su temperatura corporal, aterrado y prácticamente, actuando en automático.
Llego con Tsireya tan pronto como pudo, pidiéndole ayuda entre lágrimas y temblores desesperados. No podía perder a su pareja... ¿que iba a hacer sin él?
