❜ ⌗ su llegada ⌗ ❜

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Ao'nung se encontraba impaciente, caminando de un lado a otro fuera de su casa mientras acompañaba a su familia y a la de su pareja, todos reunidos por un mismo propósito

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Ao'nung se encontraba impaciente, caminando de un lado a otro fuera de su casa mientras acompañaba a su familia y a la de su pareja, todos reunidos por un mismo propósito.

Habían pasado unos dos meses más desde que la pancita de Neteyam se había endurecido y crecido más, dejando al noveno mes a su pobre gatito incapaz de moverse. No hacía otras cosas más que comer, ir al baño o dormir. Y de ves en cuando, Ao'nung dejaba de lado su trabajo para pasar el día ayudándole a andar y acompañandolo en pequeñas caminatas para mantenerse en forma y saludable.

En esa ocasión en preciso, se habían pasado un poco de caminar juntos, llendo al bosque a recolectar algunos frutos que deseaba su pareja, con sus caprichos... quería recogerlos el mismo, alegando que de otra forma no los iba a querer.

Aveces le causaba mucha gracia esa cantidad de orgullo que podía tener, justo cuando estaba en un estado que le exigía reposo continuó.

— cariño, ¿no estas cansado? — le pregunta, mirando como este se estiraba un poco para recoger frutas.

— estoy bien — respondía el otro, dejando de intentar tomar aquellas frutas para posar las manos en su propio cuerpo, dejando una en su espalda y la otra sobre su pancita — Kateye — se quejó de repente, haciéndole reír un poco con su puchero — tengo que ir al baño — murmuró este con las orejitas agachadas y la cara roja, mirándolo.

Ao'nung no entendería nunca porque le avergonzaba tanto ir al baño, pero aún así, siempre le parecería adorable. Esos toquecitos de vergüenza y timidez eran los mejores.

— ¿necesitas ayuda? — preguntó con una sonrisita de lado, un poco en burla y un poco enserio. No era sorpresa que tuviera que ayudarle a movilizarse por ahí para que este pudiera orinar.

"Puedo sólo" se quejó el omega, antes de apartarse de él y perderse de su vista entre algunos árboles.

Él siguió recogiendo frutos para su esposo en cambio, supervisando cada cuanto por donde esté se había ido y midiendo el tiempo que tardaba.

Siempre le llevaba de 4 a 5 minutos... pero en esa ocasión lo tuvo que esperar por más de 10.

Pudo relajarse cuando lo vio acercarse con su carita toda roja y pasos lentos, chocando miradas después.

— alguien tenía muchos líquidos retenidos — intento bromearle, recibiendo un sonrojo más fuerte de parte de Neteyam que le hizo reír — ¿Porque tardaste tanto? — preguntó divertido, ayudándole a acercarse hacia él.

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