《Kateye》
una palabra para referirse a una flor, las flores de Hibisco pandoriana. Significando Abundancia, alegría y bienestar. como su hijo, Kateye.
Neteyam y Ao'nung ahora tenían un nuevo reto al cual enfrentarse todos los días, llamado "vida de p...
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— ¿estas listo? — preguntaba Ao'nung a su pareja, alegre.
Su gatito le apretó la mano demostrando que estaba nervioso, asintiendo con la cabeza.
Se adentraron al marui donde vivían sus padres, encontrándose con su madre, Ronal, y su padre, Tonowari.
El antiguo Olo'eyktan cuidaba de Umiko, su hermano pequeño. Le limpiaba las mejillas, quitando algunos restos de comida con una sonrisa paterna imborrable.
— hijo mío — mencionó este en cuanto lo vio, haciéndole sonreír — no te esperábamos hoy aquí, ¿que te ha traído a casa? — preguntó este de forma acogedora, continuando con su labor de enseñarle a Umiko como comer correctamente.
Ao'nung carraspeo un poco la garganta para no reírse, ya que Tonowari no había notado a Neteyam detrás suya.
— en realidad, no vengo sólo — señaló, antes de tirar un poco de su gatito para que dejara de esconderse detras de él. Tan decidido que estaba antes de entrar y ya se escondía.
— hol- ah-, buenas tardes, señor — balbuceo este nervioso, aferrándose a su brazo discretamente. Neteyam nunca supo cómo dirigirse a su padre y eso se le era muy tierno.
Tonowari rió fuerte y acogedor, levantándose para acercarse a saludar. A su papá le agrada muchísimo Neteyam, aunque el último no lo sabía.
— por favor yerno mío, puedes llamarme por mi nombre — pidió con una sonrisa, ofreciéndole una mano. Neteyam aceptó el saludo con una sonrisita nerviosa.
Luego se iba a reír mucho de sus reacciones, se lo estaba guardando para después.
— ¿Porque están aquí los dos? — preguntó su madre acercándose, curiosa y pareciendo de piedra, como siempre.
Neteyam retrocedió un poco pegandose a él, disimulandolo.
— en realidad, somos tres, mamá — sonrió con orgullo y alegría, antes de que Ronal alzará una ceja confundida ante sus palabras. Ella no veía a nadie más — Mamá, papá — llamó la atención de ambos, abrazando a su lindo gatito por detrás — van a ser abuelos — termino por decir, recibiendo reacciones diferentes.
Neteyam se apego tanto a él que parecía querer hundirse y desaparecer, avergonzado.
Ronal soltó lo que traía entre sus manos dejándolo caer al suelo, cubriéndose la boca sorprendida después.
