《Kateye》
una palabra para referirse a una flor, las flores de Hibisco pandoriana. Significando Abundancia, alegría y bienestar. como su hijo, Kateye.
Neteyam y Ao'nung ahora tenían un nuevo reto al cual enfrentarse todos los días, llamado "vida de p...
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Ao'nung habría los ojos lentamente, sintiendo que había logrado dormir bien por fin, después de días largos y estresantes.
Lo primero que noto era que se había quedado dormido con la cabeza sobre el regazo de su pareja, y que ya había luz del sol. Se precipitó abrumado, pensando en cuanto debían de dolerle las piernas a su pareja o demás, ya que no parecía haberse movido de allí el resto de la noche, estando con él.
Neteyam permanecía sentado con los ojos cerrados, respirando lento y con tranquilidad. Nisiquiera se inmutó en moverse cuando él se movió, manteniéndose profundamente dormido en aquella posición tan incómoda.
— Neteyam — susurro su nombre y le acomodo las trenzas con lentitud, notandole el alrededor de sus ojos irritados, mientras que unas leves ojeras se mantenían allí, denotandose su cansancio con facilidad. Ha Ao'nung se le encogia el corazón viéndolo asi... y no sabía que hacer. Le debía disculpas, pero a la vez muchos agradecimientos por acercarse primero y hacerle entender que no tenía culpas en todo aquello — Net... — trato de seguirle llamando con suavidad. Pero este no se despertaba con las caricias leves o los susurros. Realmente tenía una forma pesada de dormir.
— ¡¡MAMI!! — escucho gritar a Kateye de repente, anunciando que se había despertado ya y sin Neteyam a su lado. Cosa que probablemente le causaba terror.
El omega sólo al escuchar el grito fue que se despertó, agarrandole el brazo como si tuviese algún tipo de reflejo... como si, intentará asegurarse de que Kateye estuviera justo a su lado.
— Oh- — este le miró y le soltó de inmediato, notándose avergonzado al respecto e intentado levantarse al instante para ir a ver al niño, aunque tuvo un par de tropezones que le obligaron a permanecer sentado. Cuando quiso ayudarle a levantarse fue rechazado, dejándole perplejo — yo- yo puedo — murmuró, buscando ponerse de pie hasta lograrlo.
Ao'nung se preguntó qué eran esas reacciones tan independientes, provenientes de la nada.
— Yam-yam — le llamó tras suspirar, levantándose y siguiéndolo hasta la habitación. Allí el omega recibió a Kateye entre sus brazos y lo empezó a consolar, puesto que el pequeño estaba llorando.
— no te vayas... — sollozaba su hijo entre los brazos de Neteyam, aferrándose a él. Aquel momento le hacia sentir el alma desgarrada... y suponía que a su pareja también, pero igual este le dedicaba una sonrisa a Kateye buscando tranquilizarlo.
— no iré a ningún lado — le susurro con un cariño y una dulzura inquebrantable, por lo que se vio tomando asiento en la cama cerca de ellos, atento — mamá no irá a ningún lado sin su bebé, ¿okay? — prosiguió a susurrar, calmando el llanto del niño con cada palabra y caricia.
