Capitulo 1

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Once more to see you - Mitski

If you would let me give you pinky promise kisses
Then I wouldn't have to scream your name atop of every roof in the city of my heart

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El frío le calaba los huesos, junto a la sensación de pesadumbre en todo el cuerpo.

El féretro grisáceo con un ramo de flores encima saludaba a Lalisa Manoban cuando entró en la sala principal. Una docena de personas de pie y alrededor, algunas con lágrimas contenidas y otras con sollozos audibles. Numerosos fanáticos ondeaban carteles y arrojaban flores rojas sobre el altar.

Todos parecían estar uniformados, con un Sangbok negro de cuerdas blancas. Lisa no reconocía a la mayoría de las personas que se encontraban en la funeraria, los pocos rostros conocidos se limitaban a la familia y amigos cercanos. De igual forma, las miradas que recibía eran las mismas, pena y tristeza eran las protagonistas cuando se acercaban a dar sus respetos.

Lisa murmuró respuestas vagamente, era repetitivo, como robotizada. Gracias, y una pequeña reverencia continuamente.

Un desconocido con un traje, presumible empleado del recinto, se acercó y preguntó si quería acercarse al ataúd. La pelinegra hizo una mueca con incomodidad, y la bilis subió por su garganta cuando negó rotundamente.

Ver el rostro sin vida de una de sus personas favoritas, sería dar el veredicto del fin. Sería hacerlo real, un trago amargo, la firma de un contrato. No estaba preparada para ello.

Los minutos se aglomeraban volviéndose eternos, la ansiedad burbujeaba por su espina dorsal como el filo de un cuchillo manipulado por un niño. No se dio cuenta que estaba temblando y sudando, hasta que se pasó las manos mojadas por el Sangbok y sintió el espacio reducirse considerablemente.

Lisa quería llorar, Dios sabe que quería sacar los hipidos de su garganta y las lagrimas le quemaban las pestañas. Un doloroso nudo en su tráquea impedía que pudiese hablar con claridad, era demasiado.

Los recuerdos chocaban entre sí, batallando en flashbacks para determinar cuál de ellos había sido el mas feliz de todos, porque hubieron muchos, hubieron tantos que era abrumador caer en cuenta de lo feliz que había sido.

La pelinegra suspiró cuando unas suaves manos acariciaron su antebrazo. Aún sin levantar la mirada, sabía de quien era el tacto, y le era un poco reconfortante. Lo conocía tan bien que dolía, como todo a su alrededor.

La rubia la necesita, debe estar allí para ella.

Roseanne alzó sus ojos apagados para poder observar el rostro de Lisa, sus lindas pestañas cafés estaban plagadas de lagrimas, y sus ojos acompañaban unas crueles ojeras que revelaron una noche de insomnio y llanto. Lisa se desconectó de inmediato de su propio dolor, deformando su rostro para regalarle una sonrisa suave y cerrada.

Lisa estrechó en sus brazos a Rosé, la cercanía de la rubia era un soplo de aire fresco en medio de toda la faena. Rosé no demoró en romperse en sus brazos, sollozando amortiguada en su pecho. La sensación de la rubia rota era equivalente a miles de ladrillos encima del pecho de Lisa, es tan doloroso como la pérdida misma de la mujer en el ataúd.

Rubia Sol Morena Luna (JENLISA) (CHAELISA) G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora