Rubia Sol Morena Luna (JENLISA) (CHAELISA) G!P

Capítulo 23

Will He - Joji

Will your tongue still remember
the taste of my lips?
Will your shadow remember the swing of my hips?Will your lover caress you the way, that I did?
Will you notice my charm, if he slips up one bit?

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Dormir al lado de alguien era muy intimo, sentirte tan a gusto y en paz con una persona hasta el punto que te cause soñolencia era algo mucho más especial. Solo una persona podía provocar ese tipo de comodidad en Lisa, pero siempre hay espacio para adicionales.

Las cobijas de seda besaban los músculos de la pelinegra en cada pequeño movimiento, soñaba con una cabellera morena ondeando en una sabana infinita. Deliraba entre risas, gritos y júbilo mientras perseguía al pequeño cuerpo que escapaba de sus brazos. El sol quemaba su rostro, y el cuerpo de la morena desprendía feromonas que olían a miel y coco y la hacían sonreír ampliamente.

A lo lejos, había un arroyo. Una mujer en un caballo blanco se bajaba del mismo para coger las riendas del potro y acercarlo al agua cristalina. Ella y la de cabello moreno pararon sus risas abruptamente, la mujer desconocida había alzado el rostro. Una mujer con cabello dorado.

Lisa sintió que se orinaba.

Espera... ¿Era orina? No, no se sentía como...

Era algo chapoteando ahí abajo, estaba mojado. Un gemido se escapó de sus labios mientras se removía y el mundo de los sueños se distorsionaba en su consciencia. Tenía un peso en el pecho, como si fuese el de un cuerpo. El olor a amizcle y loción de vainilla se filtraba por sus fosas nasales, como si tuviese algo justo en frente de su rostro.

La estimulación de su entrepierna se hizo más presente conforme despertaba, había algo que succionaba suavemente su piel. Entreabrió los ojos, el cuarto seguía a oscuras, la televisión encendida pero en pausa, y en frente de ella tenía un regalo que no merecía pero ahi estaba. La sorpresa se alojó en sus ojos por un segundo.

Jennie estaba sentada en su pecho, de espaldas y a horcajadas, inclinada sobre su pelvis mientras le chupaba la polla. Era como un sesenta y nueve, a diferencia de que, sus nalgas reposaban en el pecho de Lisa para probablemente no asfixiarla mientras dormía.

Lisa pensó que no sería una mala forma de morir, de todas formas.

Un poco más consciente, pudo entender que la sensación de querer orinar se debía a que Jennie estaba estimulandola gravemente, al punto, que estaba casi a nada de llegar. Gimió con un poco más de fuerza cuando la lengua pequeña redondió su glande con descaro.

—¿Jennie? —Fue más un gemido que una pregunta. Jennie dejó de chuparla con un sonido sordo, haciendo un pop.

—¿Mhm?

La morena inquieta apretó su puño en el lomo de su miembro, masturbandola con suavidad mientras esperaba una respuesta.

—¿Que...? —Lisa se quedó en blanco, estaba segura que tenía una pregunta coherente que decir, algo como: ¿Qué estás haciendo? ¿Qué hora es? ¿Quién soy? Pero las palabras se dispersaron de su consciencia cuando la morena hizo caso omiso y volvió a engullir su polla hasta que tocó el fondo de su garganta.