Capítulo 12: Enojos por coger.

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Capítulo 12: Enojos por coger.

【Zion】

—Bueno, ya sabes dónde queda todo te invito que te pongas algo de ropa y si quieres duerme plácidamente en la habitación de Luigi. — Se acerca para besarme la frente, la acepto, y se va con pasos ligeros a Dios sabe dónde.

Agradezco que voy a poder conseguir que vestir, en realidad no se me da bien lo de ser exhibicionista.

Subo nuevamente las escaleras y voy hacia el cuarto de Luigi, busco algo para secarme, me quito los bóxeres que están mojados y busco unos pantalones cómodos.

Me siento como si fuera mi casa, ya que Luigi y yo tenemos los gustos parecidos en la forma de vestir.

«Ah, estos Joggers oscuro.».

Decido bien en tomar estos pantalones prestados, me los pongo y luego me consigo una camiseta blanca de marca, unos converse azul oscuro con blanco.

—Joder, ya estoy hecho, soy mejor que Leonardo DiCaprio. — Balbuceo para mí mismo, por último, tomo una chaqueta de mezclilla, me voy, bajo las escaleras, me dirijo hacia la nevera tomo un poco más de ese exquisito jugo de naranja, camino hacia la entrada.

Al estar en la entrada abro la puerta buscando en todo el jardín desde la sala de la casa y con la mirada consigo a mi guarda espalda.

Paso el lumbral, le pido a Jackson que es mi chofer personal que me lleve otra vez hacia la fraternidad.

Mientras que estoy en el carro, me acuesto y cierro los ojos, con tan solo el recuerdo de mi preciosa Paulette en la mente.

—45 Minutos después—

—Señor Agreste, ya llegamos. — Una profunda voz, que supongo es la de Jackson me despierta, me sobresalto, lo fulmino con la mira.

—Agh... Gracias Jackson, ¿No sabes qué hora es? — Pregunto restregándome los ojos, luego bostezo.

—Las 2 de la mañana, señor. — Me responde calmadamente, como puedo salgo del carro me pongo en pie.

—Gracias Jackson, ya puedes irte. — Le ordeno.

—Como usted diga. — Se mete al carro y se va

No distingo muy bien las casas, hasta que ubico la casa, camino con pasos tambaleantes, abro la puerta de un golpe seco.

¡Pam!

La cierro, como si estuviera luchado contra la gravedad camino y subo las escaleras y empiezo a contar las habitaciones.

—01, 03, 02, 00, 04... Mmmm... ¡Si es está!... 04. — Llego hasta la habitación 04, que es MI habitación.

Entro de golpe.

—Agh...— Suelto un quejido al estirarme, me voy denudando hasta llegar a mi cama, pero veo una figura femenina en mi cama.

De inmediato me pongo creativo, queriendo hacerle cualquier cosa divina a mi mujer, que se me venga encima eso es lo que más deseo.

—¿Paulette? — Pregunto confundiendo la realidad, con mi imaginación, es que la deseo tanto, que hasta puedo jurar puedo ser su esclavo carnal solo para estar con ella.

—Eh... sí soy yo. — Me afirma y sin pensarlo mucho me coloco la protección. Esa hermosa voz me hace encender en llamas, señor que poder tener esta mujer en mí y no lo había podido reconocer porque es la primera vez que nos encontramos en esta aventura.

Me abalanzo contra ella, coloco mis piernas a cada lado de su cadera, con mis manos la tomo por las muñecas y se las aprisiono contra la almohada, la beso, la beso con todo mi ser, saboreándola paso mi lengua por su labio inferior pidiendo permiso, en el acto roza su lengua con la mía, teniendo más intensidad, intensificamos con el beso como si no hubiera comido en días, hago de su boca mi manjar, me separo para tomar aliento.

El chico de la habitacion 04Donde viven las historias. Descúbrelo ahora