Capítulo 37: Búsquedas.
【Paulette】
Pregunto sin tener en cuenta sus emociones, solo me mira confundida, y algo indignada por desconfiar de ella.
—¿Cómo iba a saber?, ni siquiera me imaginaría que mi hermana haría esas cosas con Zion. — Me responde frustrada, claramente no sabía nada, lo que me alivia.
—Venga, esperemos a mañana, quizás lo encontremos en la Universidad. — Me propone y salimos de la habitación de Zion.
***
Estoy de vuelta en la Universidad con Alma y Alish, a mi lado hablándome de las clases que me he perdido y del acontecimiento que ha sucedido en mi ausencia.
Que, si a Carson la consiguieron con un alumno, que Rosswell finalmente está en una relación con Ray y a pensar que solo lo dije de excusa ha sido todo un revuelo con ello.
Entramos a la primera clase que justo es con Rosswell, nos sentamos al final como es de costumbre y claramente se notan las demuestras de afectos entre Rosswell y Ray.
«Que es besarse apasionadamente frente de toda la clase.».
De lejos veo a Danilo, que todo el rato está viéndome de reojo esperando para que me acerque con cualquier excusa, cosa que quiero, pero no tengo fuerzas para ir y preguntar por su ojo morado.
No puedo mentir, claro que me preocupa ese ojo, pero siento que es mejor que las cosas se den como se tenga que dar, no las quiero forzar de nuevo.
Salimos de la clase sin mayores novedades, solo que casi Rosswell coge con Ray en el escritorio, pero ya es algo habitual.
—Oye ni siquiera saludas. — Me toma desprevenida, al voltear mis ojos se encuentra con los suyos, los veo tristes, más con ese morado horrible. Sonrió por lástima, me duele haberlo metido en todo esto, solo quería conocerme, no obstante, vino en un mal momento.
—Lo siento solo que no me siento bien y no quería causarte molestias. — Me excuso rápidamente, zafándome disimuladamente de su agarre, pero me vuelve a tomar y se acerca para darme un beso en los labios volteo y sus labios se depositan en mi mejilla.
Frustrado se aleja de mí, frunce los labios, solo me acerco y le beso su mejilla, me voy a toda velocidad sin mirar atrás, camino por toda la Universidad buscando a Zion, cuando me llamo me dijo que quería decirme algo importante.
Quizás se quería confesar, no sé, solo tengo que aclarar las cosas con él, me alarma no verlo, posiblemente ahora yo parezca masoquista mientras más cosas sé más lloro, pero, en cambio, más necesito hablar con él y dejar sin duda lo que pasa a nuestro alrededor.
Me siento en una banca en el jardín de la Universidad, mientras que como un triste sándwich de jamón y queso que está frío.
—Te he estado siguiendo desde hace rato y no haces que dar vueltas y vueltas. — Un chico muy conocido se me acerca, lo he visto antes, pero no sé su nombre.
—Tú has estado con Zion, sin embargo, ¿Cómo te llamas? — Interrogo mientras que me llevo mi sándwich a la boca, le miro inquisitivamente, solo sonríe porque medio lo conozco.
—Mucho gusto soy Zack, el amigo de Zion. — Me extiende la mano, limpio mi mano derecha frotándola con mi falda y le acepto el apretón de manos. Lo que hice le ha causado gracia y me lo hace saber riéndose.
—¿Por qué me seguías? — Vuelvo a interrogar más alerta que nunca, más que antes tengo que tener cuidado.
—Parecías buscar algo, me imagino que a Zion. — Suelta con mucha seguridad lo que me sorprende y abro los ojos como platos, al ver que ha dado justo en el clavo.
—Sí, es cierto. Supongo que tú también lo buscas. — Agrego terminando por guardar mi sándwich, buscando en mi pequeño bolso un juguito de manzana que cabe destacar deje cinco cajas de jugo con mi nombre en la nevera de la casa de mi fraternidad, cuando fui a agarrar uno para llevármelo para almorzar solo me quedaba dos.
—Sí, me preguntaba si te había dicho algo o qué sé yo. — Dice frustrado, niego con la cabeza mientras que bebo mi juguito el cual me lo arrebata de las manos.
—¿¡Pero! ¡Qué! — Sale de mi boca totalmente sorprendida, se lo bebe en un dos por tres, lo cual me deja aún más anonadada.
Pues saco el otro juguito de repuesto y esta vez soy yo la que me lo tomo en un dos por tres, algo estresada por toda esta situación.
—Perdón por lo de antes solo que me preocupa no le he visto en la fiesta de anoche, es decir, nunca llegó. — Ese comentario que sale de sus labios aumenta más mi ansiedad y la necesidad de comprar más juguitos de manzana de esta marca.
Nos quedamos pensando en qué hacer después, no obstante, no se nos ocurría nada bueno.
—Sabes no te preocupes demasiado cualquier cosa que sepa de él te lo comunicaré. — Se levanta y se despide con la mano acompañada de una gentil sonrisa.
Me cae bien y si es amigo de Zion supongo que es buena persona, lo había visto algunas veces con él, pero no sabía de su existencia hasta ahora.
【Zion】
Llevo horas en esta basura de camioneta, mi espalda me duele mucho al igual que mi frente, escucho como los idiotas que me raptaron hablan en otro idioma algo conocido para mí, no soy imbécil, también sé hablar en otros idiomas.
Al fin se detiene y abre la puerta de atrás, salgo como crío furioso repartiendo patadas y golpes que son en vano porque tengo tres tipos contra yo solo.
Huele a objetos viejos y a muerte presiento que es una bodega vieja, me sientan en una silla más fría que la presencia de la muerte y obviamente me amarran a ella.
Al fin me quitan el saquito de tela negra que tenía en la cabeza, mis ojos se ajustan a la poca luz que hay en este lugar. Los mismos tres tipos están hablando entre ellos, yo no soy un inepto, estando en la camioneta me ha conseguido con sus herramientas de emergencia que era una llave de cruz, un gato y un destornillador de estría. Por fortuna había una hojilla, la cual resguardo en el bolsillo delantero de mi pantalón.
Se acercan a mí, se arremangan las camisas el primero, me lanza un golpe en la cara, sin remedio la mitad de mi rostro arde en dolor, el segundo se acerca y golpea mi abdomen sacándome el aire y haciendo que busque desesperadamente respirar.
El tercero solo se queda expectante, calculando que hacen los primeros dos, con lo que no cuenta es que yo también sé contar, también los estoy analizando a profundidad.
Me siguen golpeando hasta qué intervalos de tiempo pierdo el conocimiento, hasta que el tercero interviene se agacha a mi altura, ya que estoy mirando hacia el suelo, clava su mirada en mí.
—¿Sabes quién nos mandó? — Interroga cínicamente, por maleducado le escupo toda la sangre que tengo en mi boca, se limpia es rostro desesperadamente.
Mientras que los otros dos me siguen golpeando una y otra vez, aún tengo todos mis dientes, mis ojos aún pueden ver, siento que se rompió alguna de mis costillas izquierdas.
En general aún sigo bien, pero tengo que salir de aquí o acabaré muerto, aún no puedo permitirme ese lujo. Aún no he hablado con Paulette, necesito hacerlo.
Recordarla es lo único que hace que quiera salir de aquí con más ganas, en verdad no sé si Alba ya hizo de las suyas, pero cualquier cosa lucharé y nadie me detendrá.
Unas lágrimas varoniles salen de mis ojos hinchados de tantos golpes en la cara, no sé si seguiré siendo él mismo, sin embargo, lo que sé es que, voy a salir de aquí, los mandaré a matar por imbéciles desgraciados. Intento secar las lágrimas con mis hombros, no pueden verme vulnerable.
Me han dejado solo lo que significa que tomaron un descanso, yo les daré un descanso eterno al salir de aquí, veo por las grietas del techo que antes destellaban luz solar, ahora hay solo oscuridad.
Es de noche, no hace falta decir que no tengo ganas de dormir, maldigo quien sea que los haya mandado. Acerco todo lo que puedo mis manos hacia el bolsillo de mi pantalón, falta un poco más para sacar la hojilla lo cual logro.
ESTÁS LEYENDO
El chico de la habitacion 04
RomancePaulette Baudelaire. Chica normal, con una vida normal. Sin embargo, tiene una de las familias más poderosas en Noruega, la cual la motiva zafarse de la sombra de su apellido y crear su propio camino y reconocimiento. Sin importar quien se le ponga...