Capítulo 29: Con la señorita Amanda.

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Capítulo 29: Con la señorita Amanda.

【Paulette】

Llegamos a la casa de mi abuela Amanda, algo exhaustos, mis padres hablan en la sala, mientras que Amber, Amanda y yo estamos en la cocina, preparando "El mágico de té" que es importado desde Inglaterra, ya que de allá es la creencia de leer las hojas de té predice tu futuro, pero se especializa en el futuro de parejas.

Amanda después de venir de la iglesia siempre habla de los chicos, que cada vez están más guapos, que deberíamos tenerlos de pareja y cosas de ancianas seniles.

La amo, pero a veces se pasa con las cosas que dice, una vez fue tanto que... En la iglesia siempre piden un voluntario para leer un verso de la palabra, entonces me amenazo de que jamás volvería a su casa, si no leía la palabra. Por obvias razones levanté mi mano, me escogieron rápidamente, sus intenciones eran que todos me mirasen y que mirasen "Lo bella que soy".

Eso era una mentira, solo quería que cuando acabase la misa los chicos se me acercaran estando con ella, para que, ella les apretase las pompas. Por un lado, fue muy divertido, pero por otro fue vergonzoso.

Con la tetera echando vapor, todas nos alertamos e inmediatamente Amanda coloca las hojas en tres tazas y vierte el agua caliente en estas. Le colocamos azúcar, al cabo de un rato terminamos nuestros tés.

—Bien, ¿Quién quiere ser la primera? — Pregunta con unos ojos que guardan misterio, Amber con efusividad levanta su mano, Amanda se encoge de hombros tomando su taza.

Detrás de Amanda hay un secreto, el cual es cuando aun el abuelo Jeremiah, aún vivía ella, se fue a escondidas a Inglaterra para hablar con las mejores lectoras de hojas de té, de las cuales aprendió, muchísimo. Ahora cada vez que tenemos tiempo junta nos las lee y todo lo que dice es cierto, relativamente porque en ocasiones no se cumplía lo que decía, por eso no creo mucho en esas supersticiones.

—Bien, Cariño... Hablas con un joven muy hermoso, de buenas intenciones, que todo lo que hace, lo hace... Muy bien... (Levanta y baja sus cejas una y otra vez con picardía) ... Solo hay un problema... Él necesitará de tu ayuda y cuando se la des no se lo niegues, muchachita terca... O si no lo vas a alejar y creo que... Es el amor de tu vida o tu alma gemela... Así que cuídalo. — Le entrega nuevamente la taza y perpleja asiente rotundamente para luego abrazar a Amando con amor.

Inclino mi cabeza y sonrió conmovida por la escena.

—Ahora si... No puedes escapar dame esa taza que me muero de ansias por leer tu destino mi Pau. — Le entrego la taza rodando mis ojos, al tomarla la ve detalladamente y le cuesta leer por lo que deduzco de su expresión, lo que me asusta.

—¿Qué dice abuela? — Pregunto atemorizada por la respuesta.

—Bien Amor mío... Tú estás en un triángulo amoroso... Por lo cual veo uno de esos hombres es él que verdaderamente amas... Y él otro solo estás con él por despecho... Sin embargo, no lo quieres lastimar, solo finges... Lo que te carcome por dentro... Estas hojas me dicen que si escoges bien... Tendrás problemas por resolver y líos que los vas a ver grandes, pero en el fondo sabes que son estupideces pequeñas... También dicen que es el amor de tu vida y que estás destinada estar con él, no obstante, él está más enredado que tú y por eso debes de tener paciencia... No te desesperes ni dudes de él. — Termina de decir con un guiño, lo que me confunde aún más, pero esta vez elijo pensar en su palabra porque ni Amber ni yo le hemos dicho algo sobre mi vida amorosa.

Todo lo ha deducido por las hojas, lo que me confirma más que en donde estoy solo es un obstáculo más el cual enfrentar y superar.

—Ahora el turno de Mua. — Ahora toma su taza pícaramente, la revisa con cautela lo que yace dentro de su taza y con una sonrisa misteriosa nos mira a Amber y a mí.

—Dice... Que me conseguiré a un Sugar Daddy, que me va a amar... Sin embargo, será más viejo que yo... Pues morirá... Me dejará con un vacío que lo llenaré con la familia. — Culmina no tan convencida de su futuro, lo cual yo me encojo de hombros, frunciendo los labios y Amber solo suspira exageradamente.

—Ahora me deben 300 Euros por la lectura. — Amanda se pone su mano debajo de su barbilla y parpadea varias veces haciéndose la linda.

—¿En serio? — Pregunta Amber con un gesto de confusión. Amanda ladea la cabeza y suspiramos. De allí no vamos a su jardín, salimos por la puerta trasera, nos encontramos un pequeño terreno que solo tiene césped y si seguimos caminando nos encontramos un lago de agua clara, después de este está el bosque que literalmente es una hectárea de bosque así que su "Jardín" es un bosque completo.

Nos sentamos al borde del lago donde solíamos jugar, con recuerdos en la mente se me viene una idea.

—¿Y si nos bañamos en el lago? — Propongo y me mira divertidas, así que procedo a quedarme con solo mi sostén y ropa interior, camino lentamente, hasta que el agua llega hasta mis hombros.

—¿Vienen? — Amber se quita velozmente la ropa, y se mete sin perder tiempo, en cambio, Amanda duda un poco, se empieza a desnudar, en realidad mi abuela tuvo a mi madre joven, como de unos 21 años.

Se casó con el padre de mi madre, Jeremiah, sin embargo, a los 45 años, él murió dejando a mi abuela sola, con mucho dinero, pues, no hace falta explicarlo, se operó y ahora tiene un cuerpazo. Con algunas estrías y arrugas, pero de igual manera bellísima.

—¿Abuela por qué no te desnudaste completamente? — Pregunta Amber asqueada, no obstante, ya estamos acostumbradas a verla de esta manera, ya que siempre se la pasa desvestida en su casa.

—Es lo que hay. — Se excusa, metiéndose al lago, como si de una sirena se tratase. Solo me alejo, no quiero tocarle un seno o algo parecido.

—¿Y si te ven? — Pregunto divertida.

—Pues que no me miren a mí sino a ella. — Al decirlo levanta las montañas del Edén al aire y los agita de aquí para allá, instintivamente me volteo para sumergirme en el agua y borrar eso de mi memoria.

Salgo para tomar aire, se escuchan unas carcajadas muy sonoras las cuales provienen de mi abuela.

—Miércoles Amanda, ¿Cuándo te las hiciste? — Pregunta Amber que está a mi lado. Otra vez Amanda se sumerge hasta que el agua llega a sus hombros.

—En el 2000, estaba enojada de que estuvieran flácidas y tome varias citas con los mejores cirujanos plásticos de Noruega, y al cabo de 3 meses ya tenía senos de muchacha de 20 años. — Se encoge de un hombro, llenándose así su ego con cada pregunta que le hacemos referente a su cuerpo.

—Bien... ¿Cuándo planeas aclarar las cosas con el hombre de tu vida? — Me pregunta Amanda, con la mirada perdida en agua chapoteo un poco pensando en ello.

En realidad no tengo esa respuesta, esperaba que, al venir para acá, se me aclararan las dudas, lo cual ha funcionado, también quiero regresar ya a la Universidad a pesar de todo el tiempo acá me ha hecho bien.

—¿Sabes?, aún no tengo esa respuesta, pero te aseguro que la tendré. — Digo muy segura de mí misma, no obstante, algo toca mis pies por lo que asusto.

—¿Qué fue eso? — Pregunta Amanda borrando instantáneamente esa sonrisa de arrogancia en su cara, por otro lado, Amber se mantiene cerca de mí, igualmente asustada que yo.

—Sen... Sentí que algo tocó mi pie. — Con la voz temblorosa, me voy alejando poco a poco del lugar donde estaba.

—¡Ay!, lo vi es un caimán. — Todas salimos corriendo de allí, nos reímos de la desnudez de Amanda.

—Sal o se te va a comer un seno. — Bromeamos al ver que Amanda es la última en salir del lago apresurada se va vistiendo de nuevo con lo que tenía anteriormente. Una blusa suelta blanca, una falda ceñida el cuerpo que llega hasta las rodillas del mismo color de la chaqueta amarilla fluorescente que llevaba.

Nos vamos de allí, sin el más mínimo remordimiento, con nuevos recuerdos de los cuales reírnos y guardarla en nuestras memorias para contárselos a nuestra familia.

El chico de la habitacion 04Donde viven las historias. Descúbrelo ahora