Capítulo 42: Piezas del rompecabezas.

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Capítulo 42: Piezas del rompecabezas.

【Paulette】

Se niega rotundamente salir de aquí, se planta y me mira a los ojos con negación profunda, Yo no sé por qué se niega y prefiere estar en mi habitación.

—Vete ya. Advierto entre dientes, ella se levanta, me saca la lengua y se retira azotando Mi puerta, eso colmó el vaso.

Me encamino hacia la puerta toda emputada y abro la puerta. Está yéndose a su habitación sin importar qué me abalanzo sobre ella y la tomo por el cabello, el tiro de las greñas causándole mucho dolor, ella me toma del mío y lo empieza jalar, las dos caemos al piso, rodamos con caras de pocos amigos y seguimos en un forcejeo.

Hasta que de un momento a otro ya estamos cayendo por las escaleras, rodamos sin control por estas y la golpeo en la cara, ella intenta hacerlo mismo, pero alguien nos separa.

—¡Hey ya! — Me toman de los brazos, cegada por la ira, aún quiero golpearla.

Sin más, ella queda con una cara de víctima postrada en las escaleras tratando de pararse, pero veo como su tobillo le falla y cae de sentón en uno de los primeros escalones.

—Su... ¡Suéltame, ella se lo merece! — Aún no puedo ver quien me tiene agarrada de los brazos, pero me carga, maldigo para mis adentros porque soy bajita, Alba se queda como una mosca muerta postrada en las escaleras, mientras que me suben al segundo piso.

Con forcejeo y patadas llegamos a mi habitación, donde me tiran en mi cama y se apresuran en cerrar la puerta, me volteo y es Alish. Me extraña que esté en el lugar correcto y más en una situación que se requería ayuda o si no iba a acabar a esa malvada.

—¿¡Qué carajos!?, ¡Alish déjame ir a golpear a tu estúpida hermana! —Hago un puchero y la miro mal, ella abre los ojos como platos para luego reírse de mí, me mira como si estuviera loca, se sienta en el mismo banco donde estaba yo sentada hace unos momentos.

—Yo también quisiera que mataras a mi hermana a golpes, pero te llevarían presa y no te volvería a ver. — Dice sin timidez, lo que me descoloca y me deja sin palabras para reñirle, en cambio, solo me quedo acostada, agarro mi almohada y unas lágrimas salen de mis ojos sin mi consentimiento.

De nuevo estoy en el mismo punto sin retorno donde había comenzado todo, estoy en la misma posición, en la misma cama, la misma habitación cuando Alba se le metió un demonio y me soltó semejante estupidez que por los momentos no sé si esa es verdad absoluta y como van las cosas supongo que es cierto. Por eso...

—Necesito hablar con Zion, lo quiero ver, lo extraño. — Digo entre sollozos, mientras que abrazo fuertemente mi almohada, la lleno de mis lágrimas y saliva. Al mismo instante unos brazos rodean mi cintura y aprecio una respiración en mi espalda.

—No hay nada de que preocuparse, no te inquietes por Zion, el idiota va a regresar y de seguro te explica todo. — Lo único que escucho son palabras de consuelo que ahora no necesito que me digas Alish, sino Mi hombre.

Ahogo algunos sollozos y me quedo en silencio para no seguirla alarmando, no necesito que alguien se quede conmigo para llorar en mi cama, tengo que seguir buscando, parecerá muy cínico de mi parte, pero solo tal vez mi juicio no funciona bien y posiblemente tenga que tranquilizarme.

Mientras que lloro la calidez de los brazos de Alish, me relaja más y más hasta que quedo profundamente dormida sin saber nada más de mi alrededor.

***

Después de dormir un rato, me despierto aún más con energía, me siento y froto un poco mis ojos, volteo y me percato de una figura que está en mi cama pasando frío, la arropo y me desperezo, pongo mis pies sobre el suelo frío y camino hacia el baño para lavarme lo dientes.

El chico de la habitacion 04Donde viven las historias. Descúbrelo ahora