Capítulo 62: Te dejo ir.
【Zion】
"Si Te quiero poseer, Te corto las alas y Te dejo a mi lado para siempre. Si te amo, disfruto, viéndote crecer las alas y volar. Ama intensamente lo que haces y disfruta plenamente lo qué estás viviendo hoy".
En esta oración tiene mucho significado, ya que yo elegí la segunda opción, porque el amar de verdad, no mentiré si la quería poseer al principio, pero mediante eso, fui conociéndola, me fui secretamente enamorándome de su forma de ser, su carisma, su físico y todo lo que la rodeaba.
Me enamoré de todo lo que tenía que ver con ella, porque todo lo que ella tocaba lo hacía ver de una forma muy cercana y melodiosa.
El amar intensamente lo que estoy viviendo hoy no está en mis planes, cuando la deje, algo en mí se agonizó.
Todo lo que amaba y aún sigo amando todo de ella, aunque tuve que hacer una elección que rompió el corazón de ambos, aunque mi corazón, mi amor siempre estuvo y estará con Mi mujer.
Es como la siguiente cita que leí en un viejo libro, que estaba todo polvoriento y maltratado. Decidí abrirlo y caí en una página muy peculiar, ya que estaba casi toda en blanco. Excepto por ese texto que quedó grabado en mi alma para toda la vida.
"Si sales a dar un paseo en medio de la naturaleza y encuentras un jardín lleno de rosas rojas y te acercas a él, puedes ver, percibir y sentir la fragancia que liberan las rosas, sin importar si tú las miras o las ignoras. De esta forma es el verdadero amor.
Es como una rosa que... Al florecer en tu corazón, te produce tanta dicha, gozo y éxtasis, que emana, fluye y se dispersa a todo tu alrededor, sin importar a quien le llegue".
Ese jardín sería mi amor, la fragancia que emanaba de ella, que embriago a varias personas que no me importaba, pero que hicieron de las suyas.
Todo este tiempo seguí con mi vida, seguí estudiando y salía con amigos, pero simplemente ya no era el mismo Zion que antes, había cambiado rotundamente.
Me sincero aquí, jamás dejé de cuidar a Mi mujer, siempre, aunque ella no me observará, yo la veía a ella, la cuidaba desde lejos y solo me deleitaba con su forma de ser.
Estoy en el segundo piso de mi casa, bebiendo una botella de un buen escocés, solo viene a mi mente su recuerdo que me ha perseguido todo este año sin estar a su lado.
Año en el cual ha sido una puta tortura no poder darle mi amor y mi compañía, la cual merece estar a su lado.
Camino hacia el pórtico, jalo la escalera y espero unos segundos a que esta esté totalmente plegada, subo con paso torpe y me encuentro con un lugar sucio y polvoriento.
Doy unos pasos y veo como mis pies se llenan de polvo, sigo hasta que tropiezo con algo y caigo de bruces contra el suelo, alzo mi mano con la botella para asegurarme que no esté rota.
Por fortuna no lo está derramo un poco de la bebida al suelo, ya que dicen que, si lo haces en honor a los muertos, y bebo directamente de la botella, des gustando el sabor fuerte que con el tiempo se me ha hecho delicioso.
—Tsk. — Resoplo mientras que intento levantarme, al ponerme de pie, veo algo resplandeciente llamando mi atención. Me acerco y son otras escaleras, quisiera saber dónde me llevan, piso cada escalón, tambaleándome, abro una cornisa y da al techo que está cubierto por tejas naranjas.
Tomo la decisión de subir al techo, me siento al lado de la cornisa, contemplando el bello atardecer, con sus colores entremezclados, naranjas rojizas, azules claros, amarillas suaves, es algo tan exquisito de ver que desearía estar con ella aquí en este preciso momento.
Me acuesto completo mientras que bebo el sabroso y amargo Whisky, rio por aquellos momentos que vienen a mi mente que en ese entonces eran estúpidos momentos donde lloré como marica una y otra vez por una mujer.
Me pongo de pie y camino por el techo, siento como mis mejillas están rojas por tanto alcohol que ingerí, doy unos pasos.
¡Wao!
Casi me resbalo, me rio porque casi me sucede una desgracia, bebo otra vez de la botella.
—¡Zion, qué haces allí arriba! — Una voz femenina grita mi nombre.
—Hmm. — Abro los ojos como platos y pongo la botella en el techo para ponerme las manos en las caderas.
—¿¡Qué quiere mamá!? — Le grito de vuelta, ella desesperada me mira, yo nada más le miro con una cara de enojado haciéndola parecer graciosa, ya que no quiero que se enoje.
—¡Bájate ahora mismo, Amor, no puedes estar allí! — Me reprocha, chasqueo mis dientes y con un ademán de mi mano le digo que se vaya, no me interesa que me quieran bajar de este techo donde tengo una vista espectacular.
Una vez más unas lágrimas varoniles recorren mis mejillas, miro hacia donde estaba mi mamá, sigue parada allí abajo, preocupada por mí.
—¿¡Estrella qué te sucede!? — Inquiere poniéndose una mano en la frente para verme mejor, ya que el sol le está pegando en la cara.
—¡Mamá ya no quiero vivir así, necesito a Paulette!, ¡Mamá la amo y ya no puedo estar sin ella!, ¡No me voy a bajar hasta que ella esté aquí! — Grito mientras que sollozos salen de mí. Suelto todo lo que quiero. Ella se pone las manos en la boca tomando una pose de conmoción.
—¡Quédate allí ya vuelvo! — Demanda y con pasos rápidos se aleja de mi campo de visión haciéndose más y más chiquita.
Seco mis lágrimas varoniles, yo soy un macho, bebo de un solo tirón todo lo que quedaba en la botella y la arrojo a la nada.
—¡Zion, brother!, ¡qué haces bájate de allí! — Me grita mi copia favorita, sonrió al ver lo preocupado por mí me acerco un poco al borde.
—¡No, por favor, no aléjate del borde! — Me grita mi hermano desesperado, yo me rio, me encanta ser muy borde con ellos.
Creo que la bebida está haciendo su efecto porque siento que no estoy en mis cinco sentidos, todo me está pasando muy despacio y raro.
—¡Mi hermano se preocupa por mí! — Grito en forma de burla, este infla los cachetes y ahora que lo veo es supertierno cuando tiene esa cara.
«Debería molestarlo más seguido».
—¿¡Dónde está el otro!? — Pregunto por mi otro hermano.
—¿¡Qué!? — Inquiere molesto.
—¿¡Dónde está Dion... eh!? — Vuelvo a preguntar por mi hermano más chiquito, nacimos el mismo día, pero él fue el último en salir de la vagina de mi mamá.
—¡Está en su habitación preocupado por ti Zion, eres un estúpido! — Me insulta y pongo una mano en mi pecho y la otra en mi cadera, así adoptando una posición de ofendido, pero a la vez graciosa, porque ahora me he vuelto dramático por el Whisky que me he bebido.
—¡Estúpido!... (Hipo)... Eres tú Lion! — Le insulto con una de mis mejores armas, él se empieza a reír, frunzo mi ceño y a la vez mis labios.
—¡Eres un idiota! — Es lo último que dice para luego ir se dé una vez por todas, mi relación con mis hermanos es raramente estable, por momentos podemos estar enojados unos con otro, pero al rato se nos pasa el coraje y seguimos.
【Paulette】
Una vez más lo he logrado, ya terminé un año en la Universidad, sé que me faltan tres años más, pero ya es uno menos.
Ahora estoy empacando para ir, me dé vacaciones que duran entre una y dos semanas, el salón A-1 ha organizado un viaje a la playa y pretendo ir junto a Alish y Alma.
En este semestre a pesar de todo fui la mejor de la clase y mis planes de zafarme de la sombra de mi familia van marchando bien.
Como es de esperarse no he vuelto a tener una relación romántica con nadie, en mi corazón sigue estando el Pelirrojo en llamas, jamás se ha ido de allí.
Alma me anima para que conozca a chicos en fiestas y en bares, sin embargo, me rehúso, no quiero que vuelva a pasar como lo del imbécil de Danilo.
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El chico de la habitacion 04
RomancePaulette Baudelaire. Chica normal, con una vida normal. Sin embargo, tiene una de las familias más poderosas en Noruega, la cual la motiva zafarse de la sombra de su apellido y crear su propio camino y reconocimiento. Sin importar quien se le ponga...