Capítulo 36: Verdades que duelen
【Paulette】
—En fin, eso no era lo que te quería decir. Tu precioso Zion tuvo que hacer un trato para obtener esta habitación, si eres tan buena detective dime qué tipo de trato hizo. Inclina la cabeza expectante de cada movimiento mío, suspiro y pongo mi expresión más fría y distante que los genes me han dado.
—No sé de qué hablas. — Respondo cortante para acabar su espeluznante juego.
—Oh cariño. Obviamente, no sabes de lo que hablo, el trato es así... Él jugaría conmigo al meter y sacar varias veces a la semana solo por mi habitación. — Con su mano acaricia suavemente la puerta de La Habitación de Zion. Al instante de sus palabras no proceso ni un tanto, no entiendo nada, solo es un tipo de juego para separarme de él.
—No, no, eso es mentira tuya, yo sé que él es alocado, pero...— Me pongo a pensar una y otra y otra vez. Vienen a mí los aullidos de la perra una y otra vez, gritos infernales, las veces que cogió para que yo escuchara, la que gemía...
—Fuiste tú. — Corro hacia ella y me abalanzo, nos caemos al piso con mis manos en su cuello, acortando su respiración, siento como mis lágrimas cae y cae sobre el rostro de ella, solo sonríe como si hubiera logrado su cometido, sigo llorando y pierdo fuerza, me tiro al lado de ella y sigo llorando.
No lo logro creer todo este tiempo fui una pendeja a la que alguna vez llamé "Amiga", siempre se había revolcado con Mi hombre, yo sé que nunca fuimos nada formal, pero al menos yo me enamoré de él, le di mi corazón, ahora lloro por él como una niña chiquita.
—Shh... Ya, ya, no pasa nada. — Se sienta y me empieza a acariciar la cabeza como consuelo, instintivamente me levanto y con todo el gusto del mundo le doy una cachetada la cual logra voltear su rostro, al verme de nuevo le sale un poco de líquido rojo de sus labios y sonríe macabramente.
Me aseguro que no tenga nada mío, entro en mi habitación busco mis llaves, los pongo en mi bolsillo y cierro la puerta con seguro del otro lado escucho como ella se ríe sonoramente. Me arrodillo frente la puerta, me abrazo, me inclino totalmente tratando de presionar el dolor que se me ha formado en mi estómago.
Sigo sollozando con lágrimas de dolor y algo de saliva en mi rostro, me pongo casi en posición fetal, aun lamentándome por todo esto.
Me arrastro hasta mi cama, busco mi teléfono, seco mis lágrimas y aclaro mi garganta, llamo a mi hermana tal como me pidió cuándo llegará la llamará.
—Aló Amber. — le digo apenas escucho que atiende la llamada, quisiera estar en mi casa en este momento.
—Oh, gracias a Dios llegaste, ¿Estás bien? — mi hermana se alegra de escuchar mi voz, lo que le proporciona un poco de alivio a mi alma.
—Sí, si estoy bien. — aunque es mentira, no le puedo decir lo que me está pasando porque saldrían de una para acá.
—Suenas triste, ¿Pasó algo? — trato de disimular, aunque, hago mi mayor esfuerzo, ella se da cuenta.
—Nada, solo pasó algo que no estaba en mis planes. — respondo quitándole importancia a mi estado anímico de este momento.
—¿Es algo grave? — ella insiste en saber.
—No en realidad, gracias por preocuparte. — no me queda de otra que responderle de esta manera.
—Bien, si necesitas algo estaré a una llamada de distancia, te amo. — me saca una media sonrisa del rostro las ocurrencias de mi hermanita.
—Yo te amo también, bye. — le dejo claro mis sentimientos hacia ella y culmino la llamada.
Fui presa de mi ego otra vez, le mentí, no estoy bien, estoy bien mal por un chico que ahora duda si de verdad me amó o jugo conmigo, pero solo tengo una sola manera de averiguarlo.
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El chico de la habitacion 04
RomancePaulette Baudelaire. Chica normal, con una vida normal. Sin embargo, tiene una de las familias más poderosas en Noruega, la cual la motiva zafarse de la sombra de su apellido y crear su propio camino y reconocimiento. Sin importar quien se le ponga...