Capítulo 43: El secreto de Alish.

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Capítulo 43: El secreto de Alish.

【Paulette】

Abre sus ojos y en un acto desprevenido toma mi nuca y me besa, solo mantengo mis labios cerrados, ella también hasta que se separa y se sienta en la cama, como estaba agachada, caigo de sentón en el suelo.

Ella solo se queda mirando mis pechos. Como si fuera un hombre más, las tapo con mucha vergüenza. Me he sonrojado por lo que oculto mi rostro entre mis rodillas. Solo ella se dedica a carcajear sin la más mínima timidez.

No puedo pensar bien lo que paso hace unos momentos, ¿Por qué me habrá besado si me dijo que tuvo novio?, ¿Será bisexual?

—Paulette, me sorprende que no te has enterado hasta ahora, desde la vez que me conseguiste aquí en tu habitación creí que ya te habías dado cuenta, pero veo que no. — Me oculto más entre mis rodillas, no tengo cara para verle, no sabía que sentía cosas por mí. Ahora estoy muy apenada por vestirme frente de ella.

—Ten esto. — Siento como una sábana cubre mi espalda desnuda. Instintivamente, la tomo cubriéndome, me paro frente a ella con la sabana encima, viéndola inquisitivamente, esperando explicación.

—Verás, desde que te vi, no sé si te acuerdas, no sé si me viste, me sonroje, siempre estaba allí para ti, pero me di cuenta de que tú ya eras de Zion, me dije que al menos quizás me notaría si estaba a su lado todo el tiempo. Sin embargo, jamás ocurría nada, perdí todas mis esperanzas cuando andabas con Danilo, hasta que me viste en tu habitación ebria, me mostraste tu cuerpo desnudo y nunca más me lo pude sacar de la cabeza, hasta ahora que se volvió a repetir la situación no la deje escapar y bese esos sabrosos labios que tienes, no me arrepentiré. — Con cara palabra que suelta, más y más un sentimiento de lástima abarca mi corazón, yo en realidad no soy de ese equipo, miro hacia el suelo, apenada.

—No te preocupes, ya sabía que estás enamorada de Zion. — Me consuela, pero ahora no tengo rostro para ella, tomo un sostén y me lo coloco para después ir por mi uniforme.

—Pensé que eras hetero, ya que me habías dicho que en la secundaria tenía novio. —Suelto para romper el hielo incómodo que se ha formado.

—Si me gustan los hombres, aunque desde que te vi, me enamore de ti, eres la primera mujer que me enamoró y se podría decir que ahora acepto mi condición. — Sigue diciendo esas cosas y solo quisiera escapar para no herirla, a estas alturas me siento mal por vestirme frente a ella.

—Pero prométeme algo Paulette, que nuestra amistad no cambiará por saber mis sentimientos hacia ti, de hecho, tenemos una bonita amistad aun teniendo estos sentimientos por ti, así que por favor no actúes de esta manera, no me lastimarás, yo elegí amarte y amar es desear lo mejor y si lo mejor es quedarte con Zion, lo acepto. — Termina de decir, una lágrima sale por mi ojo izquierdo, volteo y la miro aún sigue sentada en la misma posición que la deje.

—No te puedo amar porque ya amo a Zion, eso ya lo sabes ¿cierto? — Interrogo con un nudo en la garganta.

Se levanta y me empuja de los hombros tirándome a mi cama, ella quedando sobre de mí. La miro con miedo, esto no me está pintando nada bien, me mira fijamente y se crea una tensión extraña.

—Ya te di mi descripción de amar, así que ya sabes lo que va a pasar. — Con esas palabras me ha dejado de piedra, se acerca lentamente a mí y de una cachetada a parto su rostro, la empujo de los hombros y me remuevo de mi cama.

Me levanto y la miro fríamente, niego con la cabeza, no me gusta lo que iba a pasar y si tiene que pasar con alguien ese es Zion Agreste.

—No me vuelvas a tocar Alish, no hablaré de tu secreto con nadie, eso lo tienes seguro, pero esto no va a volver a pasar. — Le advierto con menosprecio término de vestirme y me dirijo hacia la puerta llena de decepción.

El chico de la habitacion 04Donde viven las historias. Descúbrelo ahora