Capítulo 30: Con la basura que nos encontramos.

23 1 0
                                    

Capítulo 30: Con la basura que nos encontramos.

【Zion】

Llevo días sin saber de Paulette, lo último que recuerdo es que ella estaba en mi cama dándome besos llenos de amor en mi rostro.

No soy un idiota, al escuchar unos pasos en mi habitación me alarmé, pero al ver que se trataba de Paulette, fingí estar dormido para que no se sintiera incómoda y al final le dije algo que nada más a mi madre le he dicho: "Te amo".

No pude resistirlo y si no era en ese momento la oportunidad no se volvería a presentar dos veces, no podía perder ese maravilloso regalo que me había dado el destino. No me he atrevido a preguntarles a las chicas, donde está Paulette.

Uno, porque no he tenido tiempo con tantos proyectos y Dos, no sé me parece muy cortante no hablar con ellas y aparecer así no más. Pero tendrá que ser.

Me acerco a Alish que está junto a Alma, hablando de cosas pendejas de mujeres, tomo una respiración y les hablo.

—Buenos días, chicas quisieras preguntarles algo. — Me presento de forma tímida, no quiero que estén molestas conmigo, por todo lo que ha pasado con Paulette, pero quiero saber de ella, me trae loco no saber nada y más si no la veo.

—Paulette, ¿No? — Alish me pregunta de una forma muy cortante, lo que no es propio de ella, dejo las amabilidades a un lado y doy mi cara más seria ante esa insolencia.

—Sí, quiero saber cómo está y donde está por favor. — Suelto de manera muy neutral, Alma que estaba detrás de Alish le toma el hombro y la parta un poco para tener mi atención, no me inmuto e igualmente le dirijo una mirada fría y distante.

«No me importan ustedes... Bueno, un poco porque son mis amigas y las de Mi mujer, pero hasta allí.».

—Ella está bien... Se fue dos semanas, pero volverá, no te preocupes. — Me responde amablemente Alma con una sonrisa lo que me alivia. Aunque me inquieta algo.

—¿Pero con quién está? — Pregunto nuevamente, sin embargo, suena la campana anunciando que ya se terminó la hora del almuerzo por consecuente que hay que entrar nuevamente a clases.

—Eso lo tendrás que averiguar por tu cuenta. — Dice indiferentemente Alish con desdén se van a su aula, que es la misma donde yo tengo que estar, pero me vale, maldigo porque no me dieron toda la información con eso, voy y busco Danilo.

«Él debe de saber con quién está y si no me dice se lo sacaré a los golpes.».

Pienso en los lugares donde puede estar ese perverso, es más probable es que esté en la cafetería con los demás perdedores de su clase.

Barro todo el sitio con la mirada, hasta que efectivamente doy con él. Opino en lo que le voy a decir, a veces o casi todo el tiempo soy algo agresivo con las personas que no me caen bien y espero hacer una excepción ahora porque de verdad quiero saber si está con personas de bien y si no es así moveré cielo y tierra para que eso sea así.

Llego hasta quedar a unos pasos detrás de su grupo, pero algo que él dice inmediatamente capta mi atención, por ello, me detengo.

—Si... Es una mujer fácil. Solo le dije te amo y cayó directo acá. — Se señala los huevos. Ladeo la cabeza varias veces, no obstante, lo que dijo Danilo me emputa y siento como un demonio se apodera de mi cuerpo por hablar mal de Mi mujer.

Me aguanto un poco antes de perder totalmente la cabeza, de verdad quiero confirmar que está hablado de mi Paulette, no quiero acabar con él antes de tiempo solo por otra mujer.

—Sí, es con la que me ven siempre, la bajita, ojos verdes, con una buena maleta. — Eso fue el catalizador, la gota que derramo el vaso, la granada que exploto en el campo de guerra y que mato a todos los soldados.

El chico de la habitacion 04Donde viven las historias. Descúbrelo ahora