Capítulo 40: Extendiendo mi sufrimiento.

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Capítulo 40: Extendiendo mi sufrimiento.

【Zion】

Ella está confundida, ahora se da cuenta de que dijo algo que no debió decir y se tapa la boca con las dos manos para luego cachetearme.

Me mira aturdidamente lo que hace que se me borre la sonrisa del rostro, ponga una cara muy fría y distante, se vuelve a sentar apoyada de sus rodillas, me sigue viendo como una lunática.

—No sonrías tanto Zion, ya le dije sobre nuestro pequeño trato. — Se levanta y se encamina hacia la puerta.

Ahora soy yo el que la mira con altivez porque no puedo ni imaginar que está malvada loca le haya dicho a mi mujer.

—Malvada loca, ¡Me las pagarás, hija del marrano! — Siento como me amordazan, sigo tratando de gritar, pero es en vano, el mundo se me está viniendo abajo porque le permití a esta de mente hacer un trato conmigo.

—No la llame así imbécil. — El tercero que a esta hora no me había golpeado, con puño cerrado me golpea el abdomen sacándome el aire, escupo sangre.

—Cosf. —

—Cosf. —

Toso como un idiota, al final creo que me merecía todo esto por ser tan mujeriego, digo yo, aunque todo este tiempo mi corazón nada más lo tenía una sola Mujer.

—Paulette. —Mascullo mientras que pierdo la consciencia.

***

Me encuentro en un lugar muy pacífico, observo con más detenimiento y estoy en un campo con margaritas que están esparcidas en todas partes, me percato de lo que traigo y es lo mismo que tenía un suéter blanco con rojo, unos jeans oscuros, unos convers rojos, pero mi ropa no está manchada.

A lo lejos veo una mujer que irradia mucha luz, me acerco, ya que siento que su energía me llama, con paso lento me voy acercando más y más a la mujer.

Cuando la tengo cerca me arrodillo, siento que las lágrimas empiezan hacer unos caminos húmedos en mis mejillas, con sollozos no puedo creer lo que estoy viendo.

—Abu... Abuela te he extrañado mucho. — Me abrazo a la cintura de la dama de cabello rojo como el mío solo tiene algunas canas, al instante su mano acaricia suavemente mi cabeza con dulzura.

—Amor tienes que luchar aún no es tu momento. — Dice cálidamente, la miro y me levanto, ahora soy más alto que ella, así que miro hacia abajo, solo la abrazo.

«Considero que estoy muerto.».

—Amor, mírame... (La miro a los ojos) ... No estás muerto, pero tu vida está tendiendo de un hilo y por eso me puedes ver. — Abro los ojos como platos al saber que ella sabe lo que estoy pensando, sigo abrazándola; me quiero quedar aquí con ella.

—Zion te tienes que ir porque si te quedas morirás. — Me besa la mejilla y me aparta de ella. Una fuerza indescriptible sigue alejándome de ella, por más que luche no me puedo acercar a ella.

Solo me dejo llevar por estar fuerza que me separa de una mujer que me cuido cuando era chiquito, me dejaba jugar con mis hermanos.

***

Tomo un respiro suficientemente grande para llenar completamente mis pulmones de aire, exhalo, mis mejillas están todas húmedas por mis lágrimas varoniles, paso mi vista por todo el lugar y aún estoy en la bodega vivo, miro al techo y es de noche, con la hojilla que aún tengo entre los dedos empiezo a rasgar bruscamente a la soga.

No importa si me lastimo más, tengo que salir vivo de aquí porque sí, ver a mi abuela solo fue una señal de que aún tengo que seguir vivo.

Rasgo más de la mitad de la maldita soga, ya casi la rompo totalmente, aunque me siento muy somnoliento, probablemente es porque he perdido mucho líquido rojo, probablemente es porque no he dormido nada estos últimos días, no lo sé. Quién sabe a lo mejor solo tengo que dormir.

Pierdo la hojilla y cada vez mis papados se vuelven más pesados, mi respiración se regula cada vez más, mis hombros se vuelven más pesados y solo me dejo llevar por esta sensación de adormecimiento.

【Paulette】

Como era de esperarse no he encontrado a Alba en todo el día, me perdí del almuerzo por gusto entonces, estoy muy frustrada, caminando cabizbaja hacia la casa con pocos ánimos abro la puerta y camino hacia las escaleras solo quiero desaparecer entre mis sabanas y hundirme en mi cama.

Todos mis esfuerzos por encontrar a Zion hasta ahora han sido en vanos, ni siquiera sé si está vivo, lo único que me guía es un pequeño dolor en el pecho, sé que no tengo problemas del corazón, ya que ninguna de mis familias tanto la paterna como la materna no sufren de enfermedades cardiacas.

Sin embargo, me duele un poco el pecho cuando estoy pensando en él o incluso comiendo, sin saber exactamente la razón, llego a la puerta de la habitación de Zion, acaricio ligeramente la puerta, pongo mi frente sobre esta.

Me traicionan una lágrima que brotan de mis ojos, formo mi mano derecha un puño y la golpeo contra esta maldita puerta llena de infortunio. Me doy cuenta de que estoy llorando a mares y corro rápidamente hacia mi habitación.

Sonará egoísta de mi parte, pero no quiero que nadie me vea llorar, menos si es por Zion, me siento tan derrotada ahora que solo bastaría que me digieran que murió para no salir de mi habitación por un año.

Ladeo la cabeza rotundamente, sacando esos pensamientos tan negativos de mi mente, por lo menos tengo que seguir manteniendo la esperanza de que lo vuelva a ver con vida.

—Ser positiva ahora es una mentira solo mantente enfocada en las cosas que valen enfocarse. — Me reitero a mí misma, cogiendo un poco de fuerzas camino hacia el baño y me doy una larga ducha de agua caliente para despejar tanto mi mente como mi cuerpo.

Mientras me ducho no dejo de pensar que Zion me necesita en estos momentos y me siento atada de manos, porque no intime más con él.

Saber más cosas de él, preguntarle las cosas que le gustan y saber más sobre su familia, en estos momentos se me está extendiendo mi sufrimiento con tanta pensadora y me doy cuenta de que no valoramos el tiempo.

Con la firme convicción que lo voy a hacer mejor cuando lo vuelva a ver, me enjabono todo el cuerpo y me lavo el cabello tratando de quitar toda la pesadez que se me ha instalado encima para dejar pasar la renovación y llenarme de ánimos por mi hombre, porque si porque lo amo y con esta fuerza lo voy a encontrar.

El chico de la habitacion 04Donde viven las historias. Descúbrelo ahora