Capítulo 25: Invitaciones llenas de confusión.

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Capítulo 25: Invitaciones llenas de confusión.

【Paulette】

—Lo sé, estás triste, se te nota en los ojos cariño. Capaz tu novio no lo hace bien. — Las dos reímos de lo que dijo.

—La primera vez con mi actual esposo, él tenía mis piernas abiertas, y yo, más nerviosa y virgen que nunca en mi vida, dije: "Me siento como en el ginecólogo". Grave error. — Al decirlo se tapa la cara con las dos manos agitándola como si estuviera negando o borrando el recuerdo.

—Bueno, pues ahora estás casada, así que algo bueno salió de allí. — Trato de consolarla, pero terminamos riendo sin sentido alguno.

—Es horrible la primera vez que lo haces, siempre apuntan muy alto, si ves otra vez a tu novio dile esto: "No está donde tú crees que está y no estás donde crees estar". — Río por su comentario muy explícito, siento como se me ruborizan las mejillas por lo que ella también ríe.

Un chico que está atrás del asiento donde está Sandy se voltea y nos saluda.

—No pude aguantarme, sé que no es mi conversación, pero... Esa es la historia de mi vida en mi primera semana de hacerlo. — Nos reímos con él, ya que si es cierto la conversación está muy animada. Es inexcusable no entrometerse acá.

De pronto viene hacia nosotros un hombre mayor de la misma edad de Sandy.

—¿Primera semana? Llevo más de 30 años con mi esposa y a veces necesito ayuda para llegar al lugar correcto. — El sitio se llena de carcajadas e insultos por parte de Sandy hacia el hombre mayor que por obviedad es su esposo.

Todo vuelve como antes Sandy atendiendo su negocio, el chico de vuelta a su mesa y yo termino de desayunar.

Dejo una buena propina en la mesa y me despido de la pareja de esposo que me atendieron.

Nuevamente, tomo la ruta, no pienso en pararme en ningún momento, quiero llegar rápido a Oslo y regresar a mi vida acá, aunque sea caótica la amo y sé que las cosas estarán para mejor y cuanto mejor están mejor irán.

Recibo una llamada de alguien desconocido, estoy en un limbo si de atender o no atender. Finalmente decido atender.

—¿Quién habla? — tomo la llamada y es lo primero que digo.

—¡No te incumbe!! — me dicen cuándo se han cerciorado que soy yo.

—Claro que si me incumbe porque estás hablando conmigo... — (Inquiero fastidiada) ...

—De todas maneras... Solo te advertía que...—

—¿Qué? —

—Tengas cuidado porque ahora caminas sobre un terreno pantanoso. — cuelga y me deja con la duda de por qué me advertiría eso, es tan confuso.

***

Después de un día y dos noches en carretera, por fin llego la mansión Baudelaire, la cual llamaba o seguiré llamando hogar.

—¡Pau!, sí viniste. — Me abraza Amber con muchas energías.

Amber tiene 17 años, pero la mayoría del tiempo actúa como una niña pequeña, con energía, felicidad y vitalidad. La cual admiro, aunque a veces sea la más astuta de toda la familia, siempre le gusta jugarme bromas a mí y a las empleadas de la casa.

—También te extrañé, mi tiramisú. — Le digo abrazándola aún más fuerte, a Amber siempre le ha encantado el tiramisú desde pequeña, por eso la bauticé así.

—No me digas así. — Hace un puchero, que me recuerda a mí con mi mamá y nos encaminamos hacia la cocina.

—Mi pedacito de cielo. — Viene a mí, mi mamá, con los brazos abiertos, envolviéndome en un cálido abrazo, él acepto y cierro los ojos para oler su perfume de rosas rojas.

El chico de la habitacion 04Donde viven las historias. Descúbrelo ahora