Capítulo 26: La fiesta de gala.

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Capítulo 26: La fiesta de gala.

【Paulette】

Llevo puesto un vestido azul cobalto, ceñido al cuerpo, sin tirantes que llega hasta más debajo de las rodillas, con tacones de aguja, de un azul más oscuro, con el cabello estilizado.

Mi familia al verme se asombra de mi apariencia. Por lo que volteo hacia atrás y no hay nadie, solo yo.

—No te veías tan bonita desde el bautizo de Keigo tu primito. — Admite con una sonrisa encantadora mi madre, inclino mi cabeza conmovida.

—Sí, él ya tiene unos... 5 años. — Termina mi hermana, exhalo de manera exagerada, rodando los ojos, indignada.

—Bueno, no es para tanto, no te preocupes, vámonos. — Engancha su brazo con el mío, llegamos hasta la puerta donde nos recibe un hombre azabache de cabello negro liso, ojos verdes profundos, mandíbula marcada, hermosas facciones, obviamente alto y ejercitado.

—Oh... señorita Paulette, está de nuevo aquí. — Con una sonrisa que acompañan esas palabras de presentación me abraza lo que me sorprende, le correspondo el abrazo.

—Perdone las llevo a su fiesta. — Se aleja rápidamente de mí, nos encaminamos hacia el auto, nos abre la puerta gentilmente, entramos.

—Yo te dije cada día está mejor. — Me masculle con una sonrisa maliciosa, yo le codeo el brazo para que deje de estar babeada por Lean.

Si yo lo sé cada vez que lo veo como que los dioses le otorgan más belleza, obviamente de niña, yo lo admiraba, cada vez que salíamos a escondidas siempre decía: "Alguna vez nos atraparán y me despedirán".

Yo a esa afirmación me ponía muy roja con tan solo imaginar que él no estuviera aquí, le replicaba que yo no dejaría que eso pasase, al fin y al cabo, jamás paso y ahora es uno... Bueno, el único guardaespaldas favorito de la familia.

Nuestro padre siempre trató de cambiarnos de guarda espaldas, pero cada vez que un novato venía renunciaba la primera semana gracias a las bromas ideadas por Amber y ejecutadas por ambas.

Al fin yo solo lo amo como un mejor amigo, en cambio, Amber lo ama de otra manera que no me sorprendería que me los consiguiera besándose, si por supuesto, solo si Lean lo permitiera. En el auto, mientras que charlábamos con Lean sobre cómo me ha ido en la Universidad, que ha pasado desde que me fui y cosas triviales, recibo una llamada.

—Hola... Joder al fin contestas. — de inmediato la persona que se encuentra del otro lado del auricular.

—¿Con quién tengo el gusto? — ni idea con quien estoy tratando.

—Alma... Tu mejor amiga... ¿Te acuerdas de mí? — resoplo quitándole importancia a la bobada que acaba de decir.

—Mmm... No recuerdo a ninguna Alma. — juego con ella un rato.

—¡Malvada!, te vas por dos semanas y ni siquiera te despides... — carcajeo y ahora si le hablo en serio

—No es eso, perdona es que tenía prisa. — no es mentira, mi madre me dijo lo más rápido posible.

—¿Por qué me tengo que enterar por Alish?, Sabes me la conseguí llorando. — lamento que se haya sentido mal.

—¿Por qué lloraba? — porque Alish se ha convertido en una gran amiga y a ella si la aprecio.

—Aparte de la cruda... Porque te fuiste. — no me puedo sentir mal por ella, cada quien es dueño de su felicidad.

—Por favor perdónenme. — es la mejor excusa que consigo.

El chico de la habitacion 04Donde viven las historias. Descúbrelo ahora