Capítulo 44: El malvado cobarde.

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Capítulo 44: El malvado cobarde.

【Zion】

Despierto sintiéndome mareado, mi visión está borrosa y mis labios están agrietados.

Logro humedecerlos un poco con mi lengua, veo todo el lugar y aún estoy en la maldita bodega de mierda, los mismos tipos que me captaron hablan normalmente con otro tipo más bajo.

No entiendo muy bien el idioma, hasta que escucho la misma palabra que el segundo me había dicho cuando rompí la nota "cazzo".

Recuerdo vagamente los días en los que aprendí idiomas, la domestica nos enseñaban y algunas veces maldecía o decía groserías porque nosotros se la pedíamos.

Una de esas clases estudiábamos italiano, por cuál recuerdo que mis hermanos y yo le pedimos que digiera una grosería, al principio se opuso, pero con la insistencia de tres críos accedió y de sus labios salió la palabra "cazzo".

La cual significa "carajo", y, ¿Quién es italiano en la Universidad el cual tiene motivos para retenerme?

—Ven acá cobarde, ya sé quién eres, Danilo, como ya te había dicho, eres poco hombre para venir a enfrentarme porque sabes que vas a perder y por eso mandaste esos tipos para molerme a golpes como lo hice contigo, ¡Tarado! Le provoco,

Mirando su silueta, esté, se acerca, con cada paso queda veo su desgraciado rostro, su expresión denota frialdad, se baja un poco los lentes de sol que lleva puestos.

Con esos ojos verdes pupú de mal de ojo, se atreve a mirarme, por lo que le doy una de mis miradas más filosas que puedo tener.

—Así que sacaste tus cuentas ¿Eh? — Se agacha a mi altura para mirarme con sus asquerosos ojos, acumulo en mi boca toda la hiel y la saliva que puedo. Le escupo directamente en el rostro, en el instante se echa para atrás, limpiando sus ojos, el primero del tipo que me retuvo viene hacia nosotros para golpearme, pero Danilo lo detiene con su mano.

Se quita el abrigo negro y se arremanga la camisa, truena un poco su cuello y se acerca a mí. Fácilmente, le pateo sus piernas echándolo para atrás.

Le miro con desdén, intentar acercase a mí, como puedo me defiendo con mis pies, no permitiré que este malvado me toque el rostro.

En desesperación, no le importa si le pateo, me planta su puño en mi nariz haciendo que está sangre, escupo la sangre que corre por mis labios, le miro inquisitivamente.

Solo se pone en una posición de boxeador, con su puño me golpea otra vez el rostro.

—Me las cobraré todas tarado. — Me advierte, solo frunzo mi ceño, en el fondo ambos sabemos que es un maldito perdedor, un cobarde porque si esto fuera justo yo estuviera bien, desatado, peleando con él a puño limpio.

Sin embargo, él es un cobarde a juro me tiene que atar y hacer que me golpeen para que él tenga ventaja.

—Tsk... Maldito cobarde...— Digo mientras escupo sangre, sigue golpeándome hasta el cansancio, los golpes que más me duelen son los del abdomen, quizás algún órgano ha sido afectado, no lo sé solo sigo rogando para salir vivo de esta maldita bodega.

Estoy cansado, herido y vulnerable, sin embargo, tengo que seguir manteniéndome fuerte, jamás voy a caer frente este debilucho italiano, tengo que resistir para volver a ver a Paulette que de seguro debe de estar preocupada por mí.

Y si no es así, me encargaré de hacerle saber que la amo, que jamás me alejaré de ella y que lastimaré a cualquier bastardo que le haga daño sin importar quienes sean.

Se divierte conmigo después de un rato, su camisa blanca está toda manchada de mi sangre, no le demuestro debilidad, pongo mi expresión más arrogante y cínica.

El chico de la habitacion 04Donde viven las historias. Descúbrelo ahora