Capítulo 11: La fiesta y los desaires.

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Capítulo 11: La fiesta y los desaires.

【Zion】

Todos estos días han sido como un infierno, siempre me la pone bien, bien dura y al final solo me deja a mi suerte.

Y vaya que problemita tengo con esta manera de tratarme ella, me dan unos dolores en las pelotas ni hablar de eso, tengo que hacer improvisaciones en el baño.

Tuve la oportunidad de declarármele en el almuerzo, pero parece que no me entendió. Porque se dio la vuelta y se fue.

No entiendo por qué me está pasando esto con ella, tal vez mi cerebro nunca entendió que ella es una chica normal.

Las chicas me dijeron que fuera paciente, que también ella sentía lo mismo por mí, que solo era el orgullo que no se lo va a tragar.

A mí me importa un comino su orgullo, yo lo que quiero es que se me acerque y me dé su calorcito y su aroma encantador.

«Aunque reflexiono y si lo lamento, pero vamos a estar claros, fui yo él que la cague primero».

Les creo a las trillizas, porque sus padres son amigos de mis padres y siempre de chiquito jugaba con ellas, ninguna me gustaba, es decir, son hermosas, pero no había química.

Así que les suscito, sin embargo, tengo la paciencia muy chiquita y todos estos "intentos" de reconquistar a Paulette han sido en vano.

«La amo, no solo quiero cogérmela, ¡no! Solo quiero conocerla, cuidarla y protegerla».

En ningún momento de mi vida he querido tanto a una mujer, en excepción a mi mamá que la amo y la respeto.

Es raro tener estos sentimientos encontrados hacia una mujer, que ni siquiera conozco, sin embargo, amo, la amo.

—Zion, ¿vienes con nosotros a una fiesta que vamos a hacer en casa de Luigi? Me pregunta Zack con una sonrisa maliciosa, la cual no me preocupa, ya que saben que, si se meten conmigo, no vivirán mucho.

—Sí, ¿Por qué no?, necesito borrarme de la mente alguien. — Le tomo el hombro en forma de agradecimiento, nos dirigimos hacia el estacionamiento del campus, donde están todos los idiotas a los que yo llamo amigos.

—Hola, ¿cómo están? — Los saludo a cada uno tomándolos de la mano y dándole una palmada en la espalda.

—Bien, te vi que te estacionaste, ¿Quién es la chica? — Pregunta Aarón con picardía lo que me pone en alerta, no quiero que ni siquiera le ponga los ojos a mi Pau.

—Una mujer MUY especial para MÍ, que ella es SOLO MÍA. — Hago énfasis y acentuó en esas palabras para dejar muy en claro que es MÍA y solo MÍA.

—Oh, más lento velocista, tranquilo, solo preguntaba por qué... ya sabes tu última relación fue...— No termina la oración porque sabe que recuerdo eso, es posible que me ponga muy mal.

—Sí, lo sé gracias por preocuparte. — Le sonrió de lado, sintiendo una pequeña opresión en mi pecho. En mi última relación fue con una mujer llamada Neurixa, no sé por qué sus padres le pusieron nombre de medicamento, el cual cuando te lo tomas te relaja el cuerpo, pero no está chica, lo que hacía era palpitarme el cerebro, con sus malditas preguntas: "¿Dónde estás?", "¿Con quién estás?", "¿Qué haces?", "¿Qué no haces?", "¿Tomaste agua?", "¿Por qué me ignoras?", "¿Me estás engañando?", "¿Cuál es la otra?".

Cosas por ese estilo, esa chica era muy neurótica, yo la amé con todo mi puto ser, siempre me salía con cosas descabelladas, Una vez andaba con mi prima Ann, al cabo de un rato me envió una foto Ann conmigo y le dije que iba a visitar la familia. Me llegas con objeciones locas.

El chico de la habitacion 04Donde viven las historias. Descúbrelo ahora