Capítulo 17: Solo giros nuevos.

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Capítulo 17: Solo giros nuevos.

【Paulette】

Ha pasado un mes desde aquel encuentro nefasto en el estacionamiento, mes en el cual, mis calificaciones son las mejores del grupo A-1, mi amistad con Alish y Alma se ha vuelto más fuerte, las cosas con Danilo van muy bien tanto que hemos tenido citas en las cuales hemos encontrado similitudes de gustos.

Estoy aprendiendo a pasar tiempo con él, le dije que vayamos un paso a la vez porque las cosas que se hacen rápido, pues rápido terminan.

Aún no somos novios, pero si nos damos unos que otros besos, hasta ahora vamos bien. Me siento bien, trato que en mi mente no se cruce un pelirrojo peligroso.

«Solo... Falta algo... Zion.».

Desconozco la razón, todo va bien menos una cosa... Zion... No sé cuál sea la razón cada vez que lo veo de lejos aún me hace suspirar, siento en mi interior un vacío que él dejó cuando intimó a ¿Quién sabe quién?

Cosa que permití que me afectará hasta tal punto que lo aleje hasta ahora, no sé nada de él. Solo lo veo de lejos y sé algo de él, es porque las chicas me vienen con un chisme o simplemente me deleito viéndole de lejos.

Sé que aún lo amo con la misma intensidad como lo ame por primera vez, no obstante, trato de hacer mi vida lejos de él porque él es mi veneno, mi kriptonita, lo que me hace más débil y sentimental de lo que normalmente soy.

Sé que no voy a amar a Danilo de la misma forma en la que amo a Zion, pero Danilo se merece una oportunidad, ya me lo ha demostrado varias veces en el transcurso de un mes.

Hoy he planeado una cita con Danilo hacia un restaurante italiano para que me enseñe como se come la pasta.

—¿Cómo se llama el restaurante donde me vas a llevar? — Mientras conduzco, coloca tiernamente su mano en mi muslo y disfruto mucho más su tacto, ya que tengo puesta una falda, como las coreanas.

«Obvio yo no soy nada coreana, si no me gusta su moda.».

—Se llama La Pastas de Sesto. — Digo mientras intento de mantener la vista en el camino, aunque lo veo de reojo, me está viendo fijamente.

—¿Qué pasa?, ¿Te prendo? — Pregunta con voz ronca, yo frunzo mis labios conteniéndome.

—Si sigues bajando harás que choque. — Me detengo, ya que el semáforo está en rojo, denigro para mis adentros, puesto que no necesito que esté en rojo.

«Ahora tendrá el camino libre para hacer lo que le plazca.».

Por lo que veo no vamos a chocar. — Sigue bajando hasta estar casi frente a mi intimidad por consecuente trago grueso.

—¿Quieres que siga bajando? — Pregunta con voz ronca y no puedo articular ni un ruido.

«¡Nada!».

Solo silencio de mi parte, abro más la extremidad derecha de debajo de mi cintura dándole permiso, mi cuerpo ahora me controla, por ahora mi feminidad está ardiendo.

Acaricia sobre la prenda interior mi entrada con la yema de sus dedos muy suavemente. Me muerdo los labios. Quita cuidadosamente mi prenda interior, juega con mi punto de diversión, dándole círculos con cariño haciéndome estremecer, de allí con cautela baja a mi entrada, comprobando que tan acuosa estoy.

«Cónchale este azabache le tengo una gana, que no va a pasar de hoy.».

—Muy Acuosa. — Susurra a mi oído, se lleva el dedo a su boca saboreando todo lo que quedo de mi miel en su dedo.

—Exquisita. — Suelta sin más acomodándose en su asiento.

—Tendremos que posponer esto ya cambio a verde. — Señala el semáforo, colocándose las gafas de sol en sus ojos.

—Pura madre. — Denigro en voz baja y pongo en marcha el auto para no escuchar más las bocinas de los carros que tenemos atrás.

Escucho su risita maligna, riéndose de mí a mis costillas. Solo bufo sigo conduciendo hacia aquel restaurante.

【Zion】

«Denigro mes de porquería.».

Detracto este putito mes con todo mi ser, hace un mes que no beso esos hermosos labios de mi querida, me quema, me arde no poder estar con ella, pero sé que le tengo que dar espacio para que piense.

«O al menos que me perdone mi cagada número 123873.».

Sé que todo se fue al caño por mí, no he puesto freno a esto por mi orgullo y ego que me dominan, como si fuera un títere.

Si sigo así perderé totalmente a Paulette, sin embargo, tengo que enfocarme en mí, me va a matar si no mejoro las calificaciones.

«Pero eso sería lo de menos.».

Estando en mi habitación, sentado en mi escritorio tratando de resolver unas ecuaciones, solo logro suponer en ella, su sonrisa, sus ojos, su cabello, su nariz, sus facciones, me tumbo contra el escritorio.

«¿Tan enamorado estoy que tan solo mirarla se me detiene por segundos el corazón?».

No sé qué hacer, por ahora quiero dejar las cosas así para no cagarlas más.

Decido ir al balcón y aspirar un cigarrillo, no soy muy partidario a esta inmundicia, pero me relaja y pienso las cosas mejor con la cabeza fría.

Sin embargo, eso lo hederé de mi padre gran negociante, antes de chiquito lo admiraba, pero ahora que sé la verdad solo logra repugnarme a mí y a toda mi familia.

No obstante, él ya no importa más, camino y me apoyo contra la barandilla.

«Voy a estudiar y voy a olvidarla, pecaré con quien se me dé la gana, sin culpas, sin más abstinencia.».

Capaz ella tampoco se ha abstenido por mí. La parte más fría y distante saldrá a la luz y todo aquel que se atraviese enfrentará las consecuencias.

Voy con toda la motivación del mundo y dominio, esas ecuaciones de inmundicia que me tenían estancado desde hace mucho tiempo. Comprueba y están todas buenas.

Y como menor puberto que al fin conquistado a la pequeña que le gusta, salto de la alegría.

«¡Dios!, soy una cosa, pero BÁRBARA.».

Bien, ahora esto lo tengo que aplicar a mi vida, sonrió ingenuamente al saber que eso va a ser difícil, pero lo lograré.

Me tumbo sobre la cama pensando en qué haré después o ahora mismo.

***

Hoy me levanté de buen humor, decido ponerme un atuendo que me quede de manera muy pulcra, sin embargo, que se vea todo lo que tengo que ofrecer.

Recojo mis cosas, voy directo a la cocina, ya con nuevas energías me convertiré en lo que siempre fui, pero que me vi obligado a apagar por la Hermosa de Paulette.

«Pero ya no más.».

Me preparo el desayuno, cereal con leche, eso me dará mil años de vida, como rápidamente y lo lavo en el fregador.

Bajo mis mangas, tomo mi mochila y voy directo a la Universidad.

Caminando observo que varias chicas se detienen al verme por lo cual les guiño el ojo y una casi se cae, lo que me da mucha gracia.

Llego hasta mi casillero, en realidad esta cosa siempre está vacía, no me interesa llenar con stickers o cosas de Universidad, pero me veré en la obligación de dejar mi mochila aquí para andar ligero. A lo lejos veo a Zack acercándose a mí todo lleno de energía como siempre, le tomo la mano y le doy varias palmadas en la espalda.

—¿Cómo estás Bro?, Te ves rejuvenecido. — Expresa con admiración. Yo solo sonreí malignamente.

El chico de la habitacion 04Donde viven las historias. Descúbrelo ahora