Capítulo 35: Confrontación.

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Capítulo 35: Confrontación.

【Paulette】

Me levanto con ánimos renovados, hoy precisamente hoy, vuelvo a la Universidad, no hace falta decir que una parte de mí está superfeliz y que la otra está supernostálgica por dejar otra vez la mansión a la cual siempre llamaré hogar.

Por fortuna Amanda se ha quedado hasta hoy para poder despedirse de mí, otra vez empaco mis cosas con energía, siento que nada puede pararme. Termino de alistarme y bajo con mis dos maletas, obviamente me llevo más ropa y cosas de las que traje, llego hasta el recibidor donde mi familia me espera.

—Amor, creo que hablo por todos al decirte que tengas cuidado, siempre te amaremos y si necesitas o te pasa algo no dudes en llamar. — Me mira mi padre diciéndome dulces palabras paternales acompañadas de una gran sonrisa, pasa su mano por mi cabeza y me acerca a su pecho para después envolverme en sus brazos, por atrás siento como mi mamá me abraza y me besa el cabello junto con Amber.

—Llámame cuando llegues por favor. — Masculle sobre mi oído, asiento levemente. Sintiendo como el abrazo se vuelve más y más apretado hasta cortarme la respiración.

—Por favor... suéltenme. — Les suplico, me sueltan al instante. Miro a mi abuela Amanda y su rostro es toda una poseía de misterio con algo en sus ojos que le preocupa, me le acerco y poso mi mano sobre su hombro.

—Amanda, ¿Sucede algo? — Interrogo de manera neutral.

—Si bueno... Tengo alguna vibras raras... Toma este es un cuarzo amatista, es una piedra de protección que brinda relajación y serenidad. Es apreciado por su capacidad para crear equilibrio y paz interior al estabilizar las emociones. Este mineral abre la puerta de acceso a la intuición superior al proporcionar claridad cuando hay confusión en la mente. — Me hace entrega de una piedra morada con algunas grietas y bifurcaciones blancas delicadas destellantes.

—Gracias Amanda la llevaré conmigo hasta volver a verte. — Sonrió feliz de su repentino regalo.

Le suscito lo que dice y la acepto de inmediato, al tenerla en mi bolsillo siento una energía que me rodea y me protege tal y como dijo Amanda.

«Sé que es muy esotérico, pero lo siento.».

Le doy un beso a cada uno en la mejilla para luego estar otra vez en mi auto conduciendo hasta el límite de velocidad para acortar el tiempo de cuanto me toma llegar a la Universidad.

Una de las ventajas de tener que cambiar de provincia es la independencia, la cual busco desde hace mucho, sin embargo, tomo un tiempo considerable llegar de un punto a otro.

Después de un tiempo en la carretera inéditamente visito a Sandy.

—¡Cariño, has vuelto, me imagino que ya estás mejor, porque tienes una cara espectacular! — Me abraza y trato de no tocar sus voluptuosos senos, sonrió sinceramente y me siento a desayunar porque otra vez por la emoción no desayune.

—Lo mismo del otro día, por favor, si aún te acuerdas. —Suelto con cautela sin ánimo de ofender a Sandy, ya que tomando en cuenta que es vieja.

—Cariño, a mí nada se me escapa, ni siquiera la cuarta amante de mi esposo. — Me guiña el ojo muy pícaramente, y espero.

En cuestión de segundo otra vez tengo los Wafles con el té de canela como de aquella vez.

—Bien, ¿Hacia dónde vas cariño? — Se sienta frente a mí como si fuera la primera vez. Sonrió y trago para poder hablar.

—Voy hacia la Universidad de vuelta cabe destacar. — Sonrió, nuevamente me llevo otro pedazo de los Wafles a la boca. Saben más ricos esta vez porque estoy re - feliz, he aclarado mi mente como quería y ahora sé que tengo que hacer.

El chico de la habitacion 04Donde viven las historias. Descúbrelo ahora