Capítulo 32: Perdiendo el control.
【Zion】
Camino con pasos ligeros hacia la fraternidad de las chicas, la cual yo llamo hogar porque yo lo decidí así, paso el umbral de la puerta, me dirijo hacia la cocina donde por fortuna está Alba con Rick. Haciendo Dios sabe qué
Sonrió por lo fácil que será convencerla, me acerco y le solicito a Rick que nos dé un momento a solas. Por supuesto, ella me observa recelosa.
—¿Qué necesitas Zion? Pregunta a la defensiva, yo estoy calmado y pienso mantener esta calma. Suspiro tomando fuerzas.
—Necesito que dejes de estar metiéndote con el noviecito de Paulette. — Le advierto con un tono neutral, no me ando con rodeos, ella se asusta y da unos cuantos pasos hacia atrás ladeando suavemente la cabeza no pudiéndose creer lo que le acabo de decir hasta que choca con el mesón de la cocina.
—Tú... Tu pedazo de infeliz, ¿Me tienes monitoreada o qué mujercita? —Interroga con enojo, lo puedo ver en sus ojos, le está hirviendo el linaje. Me cruzo de brazos, lo que hay de mi parte es puro silencio.
—Sabes ha sido difícil lidiar contigo, idiota, no sabes cuántas... (Sollozos)... noches lloré. — Empieza a llorar, yo solo ruedo mis ojos, ya que es otra trampa de sus manipulaciones, las cuales no supongo caer.
—Son puras excusas Alba. Nada más era por el trato. — Me excuso mirando hacia otra parte, camino hacia la nevera y tomo otro jugo de manzana de Paulette, es que me encanta y más para una situación difícil como esta.
—No, tú y yo teníamos un trato, solo haríamos el mete y saca a cambio de que yo te cederá mi habitación sin levantar sospecha. — Menciona nuestro trato en voz alta y por inercia le tapó la boca con mi mano, la cual muerde hasta que me sale líquido rojo, por lo que suelto un chillido.
—Si, pero... ¿Por qué con el "noviecito" de Paulette? — Pregunto ya casi fuera de mis casillas esperando mantener la poca paciencia que albergo en mí ser. Alba traga grueso y mira hacia otra parte mordiéndose el labio nervioso.
—Sabes lo difícil que es no meter y sacar cuando realmente es eso que necesitas, por eso me metí con él, ¡Necesitaba meter y sacar! — Aun sin poderme creer lo que dice me pasó las manos por mi rostro, gruño porque esto se me ha salido de las manos, gruño por mi insensatez. Termino de tomarme el juguito y aprieto el envase con fuerza.
—No sabes, cuantas veces lloré porque me echabas de tu habitación como un vasto animal callejero, sabiendo igual de nuestro trato. — Solloza descontroladamente del otro lado de la cocina, no sé qué hacer, no sé Qué CARAJOS hacer.
Solo tengo la mirada perdida, pensando en mil escenarios en que Paulette recibe estas noticias. Me va a odiar o me va a perdonar, pero ya tengo bastante tiempo sin cumplir el trato.
— ¿Por qué Paulette?, ¿Por qué aún le sigues defendiendo, aunque no son nada?, ¿Por qué siempre le preferiste a ella antes que a mí? — Pregunta desconsoladamente, tomo postura para dejar de verme como un perdedor y le lanzo una mirada seria y fría la cual tiene todas las agallas de sostenérmela.
—Porque ella es la degenerada razón por la que inicio todo esto, es el motivo para iniciar el trato para empezar, te juro que no hubiéramos metido y sacado si no fuera para estar cerca de ella. — Suelto con un tono de voz elevado, sin ser consciente de mis actos, repentinamente me le alejo y me siento en unas de las sillas de la mesa aquí mismo en la cocina.
Se ha quedado de piedra ni se mueve ni dice nada, apenas respira, veo como salen lágrimas de sus ojos, no hay conmoción ni tristeza de mi parte, solo hay arrepentimiento.
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El chico de la habitacion 04
RomancePaulette Baudelaire. Chica normal, con una vida normal. Sin embargo, tiene una de las familias más poderosas en Noruega, la cual la motiva zafarse de la sombra de su apellido y crear su propio camino y reconocimiento. Sin importar quien se le ponga...