44: Simulacro Tormentoso

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     — ¡Vamos, deprisa! No tenemos todo el día.

     El teniente Brown vociferaba mientras todos nos apresurábamos a ocupar nuestra posición en las mesas. Hoy es día de simulacro y esta serán las únicas instrucciones que nos den antes de que partamos esta misma tarde.

     Cojo rápidamente mi libreta de entre mis cosas y me aseguro que el bolígrafo pinte, no quiero perderme nada de la valiosa y escasa información.

     —Como saben, esta tarde tiene lugar el simulacro de supervivencia —Se ha aclarado la garganta antes de continuar, parece más nervioso que de costumbre, ¿tal vez por la ausencia de sus compañeros?—. Los dejaremos en diferentes localizaciones en grupos de 4 personas, una vez allí deben utilizar las técnicas aprendidas para sobrevivir hasta que los recojamos por la mañana.

     »Deben armar sus mochilas con sus cosas personales, la ración de comida podrán recogerla en los almacenes una vez finalice la charla. Las tiendas de campaña y demás útiles comunes estarán ya cargados en los autobuses. Una hora antes de la salida deberán recoger sus armas y municiones en la armería, no lo olviden.

     »Una cosa más... —Ha hecho una pausa dramática antes de continuar, como si estuviese dudoso sobre lo que fuese a decirnos a continuación— Están previstas tormentas bastante fuertes. En principio no se volverán demasiado violentas hasta la tarde del día de mañana, por lo que los instructores han dado luz verde a continuar con el simulacro, pero, como saben, el tiempo es impredecible, por lo que deben estar preparados para todo.

     »Y ahora les anunciare los grupos y el autobús en el que irán...

«...»

     No conozco a ninguno de mis compañeros de grupo, al menos no más que por sus nombres de oírlos en alguna clase. Confiaba en que pudiese tocarme con Dajan, Dake o alguno de los chicos... pero la suerte no me ha acompañado en esta ocasión.

     Camino con el paquete de comida por debajo del techado de los edificios, tratando de evitar la lluvia que había comenzado a caer hace cosa de unas horas. Sin duda no es el mejor de los climas para un simulacro de supervivencia, espero que mejore para por la tarde.

     Cuelgo mi chaqueta impermeable en el respaldo de mi silla en cuanto llego al cuarto. Dajan está ahí, preparando su mochila táctica que llevará al simulacro.

     — Has llegado justo a tiempo. ¿Listo para recibir otra lección de vida de tu querido superior?

     Está sentado en el suelo con las piernas cruzadas y sostiene algún tipo de plástico negro arrugado entre sus manos. Me puede la curiosidad y me siento a su lado de la misma forma que él lo está.

     —Estoy listo —indico.

     Él me sonríe y me pasa un rollo de bolsas plásticas negras, de esas que se usan para tirar la basura. Desde mi llegada he visto muchos trucos creativos por parte de los militares, este, sin embargo, es nuevo para mí.

     — ¿Es para cubrir nuestras mochilas y que no se mojen? —me aventuro a preguntar.

     — ¡Meeeh! Error —contesta, imitando el sonido mecánico que usan en los programas de televisión para indicar los fallos de los concursantes—. Aunque no vas desencaminado. Es para guardar las cosas dentro de la mochila. Puedes compartimentar todas tus pertenencias de esta forma y así estarán siempre secas cuando las necesites.

     Ha metido su muda de ropa en el interior de la bolsa a modo de ejemplo y luego la ha doblado repetidamente hasta reducir su tamaño para meterlo en su mochila.

     —Nos será útil con este tiempo. Gracias por los trucos, como siempre —agradezco. Y, como cada vez, siento que me ha salvado de una experiencia horrible. Soy realmente afortunado de tener un compañero tan amable como él.

     — ¡Sin problema! Sabes que me encanta presumir de conocimientos de veterano —bromea, aunque le encanta presumir—. Pero no olvides incluir todo lo que no deba mojarse. En serio, es un gran truco, en uno de los simulacros del año pasado incluso pudimos usar nuestras mochilas a modo de flotadores improvisados y el interior estaba prácticamente seco.

     »Por otro lado, ¿estás contento con el grupo en que te tocó? —Ha cambiado drásticamente el rumbo de la conversación, otra de las cosas que sin duda le encantan, son los cotilleos entre alumnos.

     —Oh, la verdad no puedo opinar. Apenas los conozco —desgraciadamente, no tengo ninguno para darle en esta ocasión.

     —Bueno, será un buen momento para hacer nuevas amistades. Nunca está demás tener amigos.

     Por supuesto que no, al menos para alguien tan sociable como él. Yo siempre he sido más bien introvertido, aunque desde que llegué aquí he conocido a muchas personas, la mayoría han sido gracias a él. Tal vez tenga razón y sea el momento de hacer amistades por mí mismo, después de todo tendremos muchas horas juntos por delante, es un buen momento para intentarlo.

«...»

     Con nuestras mochilas a la espalda y nuestras armas recién recogidas en la armería, Dajan y yo nos apresuramos a llegar al punto de encuentro de los autobuses. No tenemos asignado el mismo, por lo que debemos separarnos una vez llegamos allí tras darnos unos breves ánimos.

     Coloco la mochila en el portaequipajes superior y me siento en uno de los asientos desocupados. Desde aquí logro distinguir a uno de mis compañeros, Oliver, un chico corpulento de pelo y ojos oscuros que contrastan con su piel más bien pálida, de ser un poco más alto tendría una apariencia aterradora. No distingo a los otros dos, Kyle y Justin, pero probablemente ya estén sentados en este mismo autobús.

     A medida que avanzábamos montaña arriba la lluvia comenzaba a hacerse presente, desgraciadamente no íbamos a tener un buen día. Me entretengo mirando como las gotas se amontonan en el cristal para luego deslizarse con rapidez hasta desaparecer. Ya hemos hecho algunas paradas, en esta ocasión no estaremos muy alejados los unos de los otros, pero tampoco podemos movernos demasiado de donde nos bajen ya que es ahí donde nos recogerán por la mañana.

     — ¿Grupo treinta y siete! —exclama uno de los sargentos que nos acompaña hoy.

     Es nuestro turno.

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Ha sido un largo tiempo desde que deje de actualizar de forma diaria.

Hasta esta parte no había visto necesidad de reescribir una parte de la trama de forma demasiado compleja, tan solo me centré en corregir pequeños errores y modificar cosas muy puntuales.
Sin embargo esta parte de la historia hasta el final se me hacía demasiado confusa e incluso había varias incoherencias con el inicio, por lo que decidí reescribirla prácticamente de cero.

Me ha llevado un buen tiempo, pero finalmente he conseguido crear un final de este primer libro con el que estoy conforme, asique ha llegado el momento de que vea la luz.

Muchas gracias por la espera y el apoyo. m(_ _)m

EfímerosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora