/Castiel PoV/
Un día antes.
Busco a Nathaniel por toda la escuela, lo que ha ocurrido hace unas horas con su hermana me ha dejado intranquilo. Confío en que va a estar bien, es inteligente y estos meses le han servido para tener más confianza en sí mismo, sin duda sabe cómo manejar a un par de estudiantes celosos que tratan de molestarlo, pero de igual manera no me quedare tranquilo hasta hablar con él de lo sucedido.
¿En qué momento ha conseguido que me preocupe tanto por él? ¿Acaso me he enamorado? No puedo negar que nos hemos acercado mucho más de lo que se supone que debamos dada nuestra relación como instructor y alumno, después de todo, los momentos difíciles y las situaciones peligrosas hacen que las personas sean más unidas y nosotros hemos tenido bastante de eso, pero ¿eso serviría como justificación para el resto de mis compañeros y superiores? No sé qué pensarían si descubriesen la relación que tengo con ese mocoso.
¿Relación? ¿Tenemos una? Nunca hemos hablado de ello pero se siente como si la tuviéramos. Definitivamente esta va a terminar acabando conmigo.
He revisado todos los lugares posibles pero no he conseguido encontrarle. Justo hoy tenía que tener varias reuniones seguidas, si la mitad del tiempo lo único que se limitan a decir es que debemos cubrir más y más informes, ¿a quién le importan? Odio hacer el papeleo.
Veo al teniente Brown en el rincón de descanso del edificio de oficinas, tomándose un café mientras revisa algo en su teléfono. Me saluda con la cabeza cuando me ve acercarme.
- ¿Sabes si los de primer año tienen alguna actividad prevista ahora? -aprovecho para preguntar, él es ahora el encargado de organizar el curso de primer año, tal vez sepa algo.
-Ya han salido junto a los demás para el simulacro de supervivencia, ¿necesitabas algo de ellos?
-Tenía que comentar un asunto con uno de ellos, pero no es importante. ¿Al final decidieron no posponerlo?
La lluvia golpea contra la ventana que está junto a nosotros y el pronóstico anunciaba que iría a peor, ese había sido uno de los temas más controversiales en la reunión de hace unos días sobre este simulacro.
-Yo me negué en rotundo, pero finalmente decidieron seguir adelante. Algunos aún son críos, creo que es un error exponerlos a esas condiciones tan pronto.
-Ya se han hecho otros simulacros con malas condiciones, si los de arriba han decidido seguir adelante con esta, significa que estarán bien. No se arriesgarían a poner en peligro a los alumnos que tanto dinero les hacen ganar.
-Sigo pensando que no hubiese costado tanto posponerlo por una semana -resopla.
- ¿Acaso empatizas con ellos y te da pena que lo tengan más difícil? Pensándolo bien, no hace tanto estabas en su lugar y eras de los que peor lo pasabas -recuerdo. Hace un par de años yo fui unos de sus instructores.
Ha levantado su vista del móvil y me ha mirado enfadado. Ese es uno de los problemas de Brown, a pesar de haber aprobado los exámenes de ascenso, sigue viéndose a sí mismo como un alumno debilucho. Se compadece de que las situaciones sean tan duras, se niega a que los más débiles se dejen pisotear y los fuerza a que alcancen a los demás sin darse cuenta de que, sin pretenderlo, se está convirtiendo en la peor de sus pesadillas. En este lugar hay que saber a quiénes presionar y de quiénes compadecerse, y él aun es un instructor novato.
-Solo pienso en la cantidad de uniformes llenos de barro que supone, deberíamos hacer la colada antes de que regresen y armen un drama en la lavandería -explica, cambiando de tema.
Se está haciendo el duro, es una estrategia habitual entre los débiles. Igual que extender los brazos para aparentar ser más grande y fuerte y que un oso no te ataque, pero al final solo son apariencias, el oso es el más fuerte de los dos.
-Tienes razón, debería irme ya -le doy la razón.
No tengo ganas de discutir, Nathaniel no está aquí y en pocas horas ya será completamente de noche y es posible que haya tormentas, debería volver a casa con Owen antes de que eso suceda.
«...»
- ¡Capitán! ¿A dónde va?
Una voz femenina me interrumpe cuando atravieso el pasillo del edificio de oficinas y mi intuición me alerta que no es una buena señal.
-Buenos días, Coronel -saludo con la mejor la mis sonrisas-. Ha finalizado el simulacro de supervivencia previsto, me dispongo a recoger a algunos de los grupos, del treinta y uno al cuarenta y cinco.
-Tengo entendido que le han sido asignadas únicamente tareas de oficina como parte de su recuperación -ha arqueado una de sus cejas mientras me lo decía. Esta mujer me conoce, y se ha tomado la molestia de revisar mi informe médico para evitar que haga mi propia interpretación.
-Sin embargo esta es una tarea sencilla, solo debo conducir y pasar lista. Como son varios grupos y se necesitan muchos instructores pensé que sería adecuado ayudar, sería malo que nos quedásemos cortos de personal.
-Oh, estoy segura de que el teniente Brown estará encantado de suplirle -ha hecho señas al castaño que se encontraba al lado de la puerta de la sala en donde acabábamos de reunirnos-. Y usted tendrá mucho trabajo que hacer coordinando las comunicaciones en la sala de ordenadores.
Se ha despedido de nosotros y se ha marchado caminando activamente por el pasillo. Mi compañero parece resignado por tener que salir en un día tan lluvioso como el de hoy y yo sin duda lo estoy por tener que pasarme toda la mañana delante de una pantalla.
Compruebo coordenadas y las remito al GPS del autobús adecuado, luego las tacho en la lista con un rotulador fluorescente. Casi todos los grupos han enviado la señal antes de la hora acordada, tan solo faltan dos por llegar y ninguna de ellas es la del grupo de Nathaniel, pero aun tendré que esperar para saber el resultado de su grupo en el simulacro.
El tiempo transcurre demasiado despacio y yo estoy por desesperarme, he terminado de revisar mis informes de este mes y me he tomado tres tazas de café ya. Me levanto de la silla y vuelvo a la zona de descanso a por la cuarta, aunque debería cambiarla por una de té.
El teniente Brown aparece en el pasillo, junto con dos novatos cubiertos de barro de pies a la cabeza. Parece que alguien se ha metido en un lío. Trato de no reírme cuando les indica que lo esperen delante de su oficina mientras se detiene a hablar conmigo.
- ¿Y bien? ¿Tendremos una montaña de papeleo por material extraviado? -pregunto una vez que los chicos se han alejado. El clima ha sido complicado y ya de por sí habíamos retirado algunas de las piezas de las tiendas, asique me puedo hacer una idea de la cantidad de ellas que se habrán ido volando.
-Ya lo creo, pero eso no es lo único, hemos perdido a un novato de primer año -me informa totalmente serio.
- ¿Qué?
-Nathaniel Ferguson.
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Efímeros
RomancePrimer libro de la saga SOMOS. La vida cotidiana de Nathaniel termina el día en que se ve obligado a asistir a una escuela militar. Ni su cuerpo ni su mente están hechos para pertenecer a este lugar, pero él ya ha diseñado su plan de supervivencia:...