32: Terror

245 21 0
                                    

     Castiel se ha ido sin decir ni una palabra más, dejándonos a los demás en medio de una calle bastante transitada.

     — ¿Qué se supone qué debemos hacer ahora? —El menor se ha quedado mirando al pelinegro quien permanece en silencio a nuestro lado, distante de todo lo que ocurre. Sin embargo, nos hemos quedado a su cargo, asique ha tenido que dejar su ensoñación para hacer su labor.

     —Turismo, ese es el plan de Castiel —responde—. ¿Queréis ir a algún lugar en especial?

     Nadie le responde, aunque el rubio parece que se muere de ganas por decir algo, probablemente que quiere ir al zoo, pero su tutor ya le ha dejado claro que no es el momento. Cuando todo acabe le llevaré al zoo, porque vamos a salir de esta...

     —Entonces caminemos hasta encontrar algún sitio interesante —sugiere mi hermana al ver que nadie se animaba a colaborar.

     Ha tomado la iniciativa y se ha puesto en camino a lo largo de la calle en la que estábamos, seguida de cerca por el pelinegro y nosotros dos.

     —Dame la mano, no sería bueno si nos separamos.

     El niño me mira con curiosidad, pero no tarda en ceder y agarra la mano que le ofrezco. El ambiente del grupo es extraño, probablemente si no estuviese Mills, mi hermana y yo estaríamos hablando con naturalidad y Owen acabaría por unirse a la charla. Pero ahora nadie habla, todos estamos tensos, nuestro instructor el primero. No lo juzgo, no sé qué es lo que le habrá ocurrido, pero está claro que le afecta.

     Acabamos por asentarnos en una plaza de tamaño considerable, que estaba rodeada por bloques de edificios. En ella había un pequeño parque infantil donde un par de grupos de niños correteaban.

«...»

     Pasamos la mayor parte de la tarde ahí. Nosotros charlando y el niño jugando puntualmente en alguno de los aparatos del parque cuando estos quedaban libres. Habíamos conseguido relajarnos un poco, hasta que ocurrió aquello.

     Todo comenzó con una muchedumbre que invadió la plaza corriendo y gritando, sobresaltando a todas las familias que vigilaban a sus hijos mientras jugaban. Los gritos de algunas personas tratando de apretar al resto eran lo único que nos informaba sobre lo que estaba ocurriendo.

     "¡Una explosión! ¡Ha habido una explosión, una explosión unas calles más allá!"

     "¡Tenemos que salir de aquí!"

     "¡Planean matarnos a todos!"

     Se alcanzaban a oír algunos gritos entre todo el escándalo. Pronto llegaron los policías de la zona, que intentaban calmar a la gente y evacuarla de allí de la firma más ordenada posible.

     —Son casi las nueve... —advierto, elevando mi voz en un intento de que los demás me escuchasen entre el alboroto— Debemos ir a ver si Castiel está en el lugar acordado.

     —Eso queda en la dirección opuesta de donde se supone que debemos ir. No creo que...

     —No podemos dejarle atrás. No queda lejos, deberíamos ir al menos a ver si está allí —le interrumpo exaltado. La situación estaba empezando a afectarme a mí también.

     —Bien, yo iré a ver si está. Vosotros seguid las instrucciones de los policías y poneos a salvo.

     —Ha sido idea mía, yo también iré...

     —Dejad de perder el tiempo discutiendo. Iremos todos y ya veremos qué hacemos cuando lleguemos allí.

     La chica ha sido la única que ha sabido controlarse y tomar una decisión con rapidez, a diferencia del oficial y de mí que probablemente nos hubiésemos quedado discutiendo un buen rato.

     Hemos recorrido nuestros pasos a la inversa, hasta llegar al lugar acordado. Nos ha tomado más del doble de tiempo que la primera vez debido a la cantidad de gente agitada que deambulaba por esas calles sin saber bien lo qué hacer.

     Así es como hemos llegado al sitio indicado e intentamos divisar entre la muchedumbre alguna cabellera roja que perteneciese a nuestro compañero.

     El tiempo ha pasado y la mayoría de la gente ha acabado por desaparecer entre los edificios. Nosotros seguimos estáticos en el mismo lugar, sin movernos, sin hablar... Mi mente no puede ignorar que haya podido pasar algo terriblemente malo y eso me mantiene intranquilo.

     Cuando Mills y Owen saludan a la figura masculina que se acerca a nosotros en medio del silencio de la noche, no puedo evitar dejar de mirarle. Debería sentirme aliviado, estar feliz por volver a verle, sin embargo, una sensación agria recorre mi cuerpo. Siento la impulsividad de tirarme encima del chico, de golpearle hasta saciarme y luego irme corriendo hasta perderme en algún lugar lejos de aquí, pero me contengo. No sé qué me pasa.

     —Empezábamos a pensar que te había pasado algo... —Ha rodeado con sus brazos su cintura y ha escondido su rostro entre su chaqueta. El pelirrojo le acaricia el pelo como respuesta, puedo distinguir en su rostro una expresión de culpa.

     —El revuelo ha sido por una simple explosión de gas en un edificio. Unos civiles lo han exagerado y ha cundido el pánico —Nunca le había oído hablar con tanta dulzura, supongo que trata de calmar al pequeño.

     —Supongo que para nosotros no ha ido mucho mejor...

     —Yo estoy cansada de todo esto. ¿Dónde está ese hotel maravilloso que nos has prometido?

     —Ese mismo del final de la calle nos servirá —Todos lo miramos con intriga, esperando una explicación más extensa—. Normalmente tienen cuartos de limpieza que solo se usan en las mañanas. Si usamos este imán podremos trucar el cierre con facilidad.

     Ha levantado su mano en la que cargaba una bolsa blanca con el logo de lo que parecía ser una ferretería.

     — ¿Por eso has desaparecido toda la tarde? ¿Para comprar eso?

     —Esto y algo de comida... Y un arma. Es complicado conseguir una sin que te estafen —ha bajado el tono de su voz al pronunciar la última frase, como si estuviese avergonzado de lo que acababa de hacer.

     —Un militar condecorado que instruye cadetes comprando armas en el mercado negro. Menudo ejemplo el que nos das... —lo vacila mi hermana. Parece que ya ha terminado de acostumbrarse a él y ha comenzado a tenerle aprecio.

     —No te pases, rubita... —replica. De no ser porque está sonriendo, hasta daría miedo— Bien, entraremos por separado para no llamar la atención. Primero iré yo con Owen y Nath, vosotros dos vendréis cuando haya pasado un rato.

     — ¿Por qué vais vosotros antes? ¡Estoy cansada!

     —Tú y Evan colaréis bien como pareja, tu hermano se parece demasiado a ti como para que funcione. Además, si va con Owen la gente se pensará que son hermanos y a nadie le extrañará. Y, por supuesto, como su tutor debo ir con ellos.

     —Es injusto... —protesta, tras repasar mentalmente las palabras del instructor.

     —La vida es injusta... —sobreactúa él.

━━━━━━━━━━ 🤍 ━━━━━━━━━━

EfímerosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora