46: Discusiones Tormentosas

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     —Mi padre me envió aquí como un castigo —No quiero entrar en detalles acerca de los problemas de gestión de ira en mi familia con desconocidos, y tampoco me viene bien ser más el centro de atención de lo que ya soy con una historia increíble.

     —Y has logrado destacar aunque no hayas venido por gusto, seguro te has esforzado para conseguirlo.

     Las palabras de Kyle son amables y, sin embargo, siento que no ha sido tan duro como él se está imaginando. Al final sí estoy aquí por gusto, porque prefiero esta a mi casa.

     Por el contrario, Justin no parece especialmente contento con mis explicaciones. Para él esto es algo serio, supongo que no le hace gracia que un cualquiera haya conseguido hacerse popular simplemente por coincidencia.

     —No creo que realmente destaque. Solo ha sido coincidencia haberme visto envuelto en lo que ha ocurrido. Además, creo que Foster se divierte torturándome, a principios del curso me puso a correr en la pista bajo la lluvia.

    —Tiene gracia que lo digas... Está claro que los instructores te tienen en un pedestal.

     —En eso Justin tiene razón —lo apoya Oliver—. Has salvado la vida a uno de ellos, no van a pasarlo por alto. Sobre todo Foster, él es del tipo de instructor que es duro con quienes ve un potencial.

     No digo nada. Soy consciente de que Castiel me tiene aprecio, no sé si por mi potencial o por otros motivos, pero es innegable que no trata al resto como a mí, para bien y para mal.

     —Pues yo prefiero a Foster como instructor —añade Kyle—. Ha sido duro con nosotros pero siempre se detiene antes de excederse, aunque tal vez sea porque en mí no ve un potencial que sacar. Sin embargo Brown pretende que siga el ritmo del resto incluso cuando eso no es posible.

     — ¿Brown? Ese tipo es un perdedor —masculla el rubio—. Lo conozco desde que éramos pequeños porque nuestros padres son amigos, deberíais haberlo visto hace varios años... Era un empollón de manual que solo sabía ir llorando detrás de su madre, incluso usaba unas de esas gafas con cristal gigante. Si es instructor es gracias a que su padre tiene influencia.

     Nadie le responde. No simpatizo demasiado con Brown, pero tampoco tengo la sensación de que sea un completo inútil en su trabajo, a pesar de haberlo pillado haciendo cosas indecente en la sala de instructores.

     —Supongo que unos simples mortales como nosotros debemos esforzarnos para conseguir un buen puesto en este lugar —dice Oliver desenfadadamente, tratando de quitarle peso al asunto.

     —No todos nosotros —responde Justin. Por el tono molesto y su mirada furtiva pausándose en mí, deduzco que habla de mí.

     — ¿Por qué lo dices?

     Estoy cansado de aguantar sus indirectas y aun nos queda toda la noche por delante. Está claro que el propósito de conseguir nuevos amigos de este simulacro no ha salido tan bien como esperaba.

      —No me digas que no lo sabes... —abre sus ojos, demasiado, casi parece una caricatura. Todo para mofarse— Has conseguido una medalla incluso antes de graduarte, eso prácticamente de da un pase dorado para hacer las prácticas que quieras y en el futuro. Me parece increíble que se la hayan dado a alguien que ni siquiera lo sabe.

     —Vamos, Justin. No seas tan borde —le reprende el moreno—. Ni siquiera yo sabía eso hasta hace poco y mi padre es militar.

     El otro chico solo lo ignora y mira hacia otro lado como si la cosa no fuese con él. Por lo menos es mejor eso que estar discutiendo. Con suerte tal vez se quede callado el resto de la noche y pueda hablar tranquilamente con Oliver y Kyle.

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