05: Fiesta

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     Me dirijo hacia donde había quedado con mi hermana, que ya debe de llevar esperándome un buen rato, aun sin terminar de creer lo que acababa de pasar minutos antes. La veo sentada sobre el respaldo de uno de los bancos, mirando distraídamente hacia los árboles.

     — ¿En dónde estabas? ¡Llevo más de 20 minutos esperando! —protesta al verme llegar.

     —En el campo de tiro, verás yo...

     Le he contado lo que acababa de suceder ante su atenta mirada, sus ojos ambarinos resplandecían más que de costumbre a medida que le iba mencionando los detalles.

     —No me puedo creer que no distinguieses a un comandante... Mi intelectual hermanito está perdiendo sus habilidades—se burla—. Aun así tengo envidia, yo también quiero aprender a disparar.

     Continuamos con nuestro paseo a lo largo de las pistas mientras ella seguía haciendo bromas sobre mi desafortunada aventura. Ya han terminado de quitar toda la nieve de la pista de atletismo pero al parecer no harán lo mismo con la de obstáculos. Hay algunos de nuestros compañeros en ella, intentando salvar los obstáculos. Identifico a uno de ellos como uno de los más débiles de todo nuestro grupo, supongo que intentará alcanzar el nivel del resto; los demás no me suenan de nada, deben ser otros del montón como yo en los que nadie repara.

     —Me han comentado que mucha gente va a ir esta noche a un club de la ciudad —Vuelvo a prestar atención a lo que me dice mi hermana, aunque ella parece igual de distraída que yo.

     — ¿Qué quieres decirme con eso?

     —Si vas a ir.

     —No lo sé, ¿tú vas a ir?

     —Supongo, pienso que estará bien. Por salir un poco de la rutina, ya sabes... Dicen que algunos findes incluso los instructores salen, y que están de buen rollo.

     — ¿Con buen rollo quieres decir borrachos? —pregunto con recelo.

     —Puede... —Está riendo a carcajadas, en estos momentos es cuando me doy cuenta de que aun sigue siendo una adolescente, eso de algún modo me asusta— Kim me ha contado que el año pasado el Capitán Foster se puso tan morado que casi termina haciéndolo con una de último año en la barra.

     Pongo cara de asco, ¿para qué me cuenta esas cosas? ¿Y está eso siquiera permitido?

     —Prométeme que no te juntarás con ese tipo —Ella vuelve a reír con ternura.

     —Sabes que nunca haría algo así, aunque reconozco que Foster es muy atractivo...

     Hago como que me enfado con ella y comenzamos a correr por el patio. Sé que lo ha dicho de broma para molestarme, pero me da miedo que llegue a pensarlo de verdad en algún momento. Sobretodo ahora que los temores que me creó Dajan habían sido confirmados por la compañera de cuarto de mi hermana.

«...»

     Esa noche había un montón de gente de la escuela en la ciudad. Había accedido en ir con Dajan y sus amigos a dar una vuelta después de que me prometiera que no iban a beber o, al menos, no demasiado.

     Los clubes están repletos a esta hora y es resulta complicado encontrarnos con nuestros conocidos. Distingo en uno de los laterales a mi hermana y sus amigas, me acerco a ellas. Su me abraza a modo de saludo y es cuando noto que desprende un fuerte olor a alcohol, no es la primera vez que la veo borracha y sé que no va a llegar a extremos aunque la deje sola, esto se ha repetido ya demasiadas veces. Me despido de ella tras pedirle que tenga cuidado, me ha sonreído asintiendo tan energéticamente que dudo siquiera que me haya entendido. Las dejo solas para volver con mi grupo tras pedirle a Kim, su compañera de cuarto, que no le deje hacer ninguna estupidez, al menos ella parece estar perfectamente sobria.

     Seguimos paseando por los distintos clubes, dispuestos todos en una misma zona de la ciudad, de forma que el desplazamiento entre ellos es mucho más sencillo, sobretodo para quienes llevan encima una gran cantidad de alcohol en sangre. Varias chicas jóvenes de la ciudad se han unido a nuestro grupo, Dajan me advierte entre susurros que son "cazadoras de soldaditos" y hace que me ría. A pesar de lo que me ha dicho, él se lo pasa bastante bien con ellas, aunque suelen centrarse más en los chicos de último curso.

     Todos parecen divertirse bailando y charlando con las chicas. Cuando se forman parejas dentro del grupo decido que sobro y me voy a dar una vuelta solo, tal vez vea de nuevo a Sucrette.

     Distingo al pasar por la zona menos iluminada del local a mi pelirrojo instructor, está con una chica rubia a quien tiene acorralada contra una pared. Da bastante asco he de decir, pero al menos me alegro que no se trate de mi hermana.

     — ¡Eh, rubio!

     Su voz me sorprende, ¿cómo me ha visto? De alguna forma se las ha arreglado para llegar rápidamente hasta mí, dejando a su acompañante mirándolo con rabia.

     — ¿No bebe?

     Me ha rodeado con su brazo por los hombros. Está tambaleante, y parece que va a caer en cualquier momento, arrastrándome con él.

     —No.

     Intento zafarme de alguna manera. Apesta a alcohol. Pero él tira con fiereza de mi chaqueta haciendo que choque contra su cuerpo. Es totalmente rígido, casi no parece humano, ha sido como darse con una pared.

     —Beba conmigo —me pide, aun sin soltarme. Sus ojos están brillosos por la bebida y tiene una gran sonrisa dibujada en su rostro.

     —No —repito. Tengo que salir de aquí o temo que esto acabará en una pelea.

     —No sea tímido, no puede rechazar de esta forma a su instructor...

     —No lo estoy siendo. Y no quiero beber.

     Trato de alejarme de él y presiono sobre su mano para deshacer su agarre, pero tiene bien enganchada mi chaqueta y hace más fuerza al darse cuenta de mi propósito.

     —Vamos...

     —Tu amiga te está esperando, es mejor que vuelvas con ella —intento convencerlo al darme cuenta de que la chica sigue mirándonos desde lejos.

     —Ahora me apetece estar con usted —ríe. Está tratando de molestarme, y lo ha conseguido.

     —Foster... —le aviso con rabia, mi paciencia para tratar con borrachos está a punto de agotarse y entonces dejaré de ser cordial.

     —Me encanta cuando dices mi nombre.

     Forcejeo y consigo soltarme, aunque solo hasta que él vuelve a engancharme por el cuello de mi chaqueta. Desliza sus manos para agarrar ambos lados de mi cara y consigue llevarme hacia él para darme un beso sobre los labios. Se ríe a carcajadas cuando por fin me libera y vuelve con la chica que estaba.

     Me da una arcada, ha sido igual que tomar un trago de alcohol sanitario. Ignoro con todas mis fuerzas las ganas de patearle el culo y salgo de aquel local, aunque esté tremendamente borracho ya ha demostrado que me sigue superando en fuerza. No quiero ni saber cómo será una pelea con él sobrio.

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