35: Tranquilidad

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     —Ese color te sienta fatal, Nath... —dice, mirando con mala cara el bañador de color naranja que llevo puesto.

     —Es el más barato que he encontrado. ¿Qué más dará el color?

     Hemos vuelto de la tienda de ropa hace ya un rato. Siguiendo nuestro plan, esta tarde hemos venido a la piscina del hotel y, por supuesto, la ropa de baño no era algo que ninguno habíamos incluido en el kit de esenciales a traer. Asique habíamos tenido que conseguir alguna ajustándolo a nuestro limitado presupuesto.

     —No me gusta admitirlo, pero tu hermana tiene razón. Te favorecen los colores fríos —nos interrumpe el pelirrojo, que se ha sentado en el suelo a mi lado, tratando de disimular sus carcajadas. A veces quiero pegarle.

     —Cualquiera diría que estáis de vacaciones en vez de en una misión.

     Mills ha llegado a donde estábamos, dispuesto a regañarnos. Ha estado extraño tras habernos contado su historia, supongo que las palabras de Castiel le habían afectado. Pero tiene razón, hemos venido hasta aquí para que Owen pueda inspeccionar el terreno, no para divertirnos.

     —Está bien, dividámonos. El capitán Cascarrabias y yo iremos por este lado, Foster y mi hermano por el de la fuente. Owen, si te pillan reúnete con Nath.

     — ¿Quién te ha puesto al mando? —refunfuña irritado el mayor, quizás por el apodo que mi hermana le ha asignado.

     —Foster lo ha comentado antes —Mentira, no había dicho nada. Sin embargo él asiente dándole la razón, supongo que para evitar más problemas innecesarios.

     Nos hemos separado y hemos entrado al recinto donde se encontraba la piscina. Un local totalmente acristalado, con tejado a dos aguas también transparente. Se asemejaba más a un invernadero gigante que a una piscina.

     Sorprendentemente, allí dentro hacía calor. Había bastantes personas en bañador nadando en la piscina o, simplemente, relajándose en sus hamacas a pesar de que fuera estaba comenzando a nevar de nuevo.

     —Y, de nuevo... estamos solos —Le oigo decir cuando termino de quitarme la camiseta y la dejo sobre la hamaca.

     —Se está convirtiendo en costumbre —contesto, intentando sonar desinteresado. Aunque el comentario ha hecho que mi corazón se acelere un poco.

     —No parece que te moleste demasiado. ¿Qué se supone que debo pensar de eso? —inquiere en un tono juguetón.

     No lo sé. Ni siquiera yo sé que debo pensar de eso. ¿Cómo se supone que quieres que te responda?, si eres la persona que más confuso me hace sentir. Si un día te preocupas por mí y yo por ti, si me abres tu corazón y me cuentas tus problemas y al siguiente solo me usas como a un juguete para divertirte. Dime, ¿cómo quieres que te responda?

     —Me he acostumbrado a tu presencia, eso es todo —me limito a decir, sin alterar las facciones de mi cara.

     —Claro... Solo te has "acostumbrado" a mí... —insiste.

     Estoy a punto de responderle algo, sin pensar, solo por contestarle algo, pero un niño rubio me lo impide. Owen ya ha vuelto a nuestro lado y es entonces cuando me doy cuenta de que ya ha pasado más de media hora desde que nos separamos. El chico se ha tumbado en la hamaca de Castiel, pegado a su torso.

     — ¿Cómo ha ido?

     —La caseta está bien, es bastante espaciosa. Tiene un baño pequeño al lado y un botiquín con muchas cosas, pero allí gustan todas las colchonetas de noche y no cabríamos.

     — ¿No te has motivado un poco investigando? —lo observa, conteniendo la risa— Con saber si cabíamos o no era suficiente...

     —La chica socorrista me lo ha contado todo. También me lo ha enseñado.

     — ¿Entonces te ha pillado?

     El pequeño ha asentido como respuesta a mi pregunta, antes de continuar contándonos.

     —Me pilló incluso antes de que llegase a entrar, pero le dije que solo quería ver cómo era porque de mayor quería ser socorrista.

     — ¡Chico listo! —Lo ha apretado más contra él y le ha revuelto todo el pelo— Sabía que algo se te tenía que pegar de mí.

     —Pues espero que no se me pegue el mal gusto que tienes, ¡no quiero tener el pelo rojo falso! —replica mientras trata de librarse de su abrazo.

     — ¡Pero si es natural!

     — Claro, por eso tienes las raíces negras. ¡Suéltame, pesado!

     —Ahora que me fijo, sí que tienes las raíces negras... —Nunca me había detenido a observar cuál era el color real de su pelo. Nunca había visto sus raíces ni que llevase barba de días o, tal vez, tenía otras cosas que me apeteciese admirar de él más que su pelo... Sacudo la cabeza mentalmente, ¿qué mierdas se me da por pensar?

     Dedico un segundo a observar a Mills. Él tiene algo de barba, pero no demasiada. Recaigo en que soy el único de los tres que no se ha afeita ni una sola vez desde que "huimos" y, como consecuencia, la parte inferior de mi cara está cubierta por vello rubio.

     — ¿Sucede algo?

     Su voz me saca de mis pensamientos y me doy cuenta de que estamos metidos en la piscina con Owen nadando a nuestro alrededor tranquilamente. ¿Cómo he llegado aquí sin darme cuenta?

     —Solo estaba pensando en que hace bastante que no me afeito.

     —Menudo problema, igual deberías considerar la opción de dejártela así. Te ves... sexy —me sonríe y yo tiemblo, y esta vez sé que me ha visto sonrojarme.

     — ¿Ya tenemos información sobre la caseta?

     Mi hermana está nadando lentamente detrás de nosotros para poder hablar sin que parezca que estamos juntos.

     —Así es, parece que tendremos que buscar un plan B.

     — ¿Y qué hacemos ahora? Debemos buscar un lugar antes de que caiga la noche.

     —He visto un edificio que parece no estar habitado cuando paseaba por la ciudad, tal vez nos sirva. Iremos a inspeccionar cuando oscurezca, mientras tanto podemos relajamos un poco.

     Veo como se vuelve a alejar de nosotros, tan lentamente como ha llegado. Ha nadado hasta llegar a donde está el pelinegro y lo ha rodeado con sus brazos por la espalda sin previo aviso. La miro, un poco asqueado por la escena.

     —Solo están fingiendo, hermanito sobreprotector —murmura— Tienen que parecer enamorados.

     —En el caso de mi hermana, dudo que solo lo esté "pareciendo"... —respondo molesto, ignorando a la pareja "fingida" y tratando de centrarme en la conversación con el pelirrojo.

     — ¿Quieres decir que está enamorada de su superior? Eso es ser muy rebelde... Parece que os viene de familia, ¿no?

     Mededica una sonrisa juguetona y yo me lanzo contra él, sumergiéndolo porcompleto en el agua ante la atente mirada de Owen. Se estaba refiriendo aÁmber, ¿no? Porque yo no estoy enamorado de él. ¿O... sí?

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