Esta es ya la segunda vez desde que salgo de casa que me quedo aturdido, no creo que sea precisamente una buena señal.
No sé cuánto rato llevo tirado en el suelo sin ser consciente de lo que está ocurriendo a mi alrededor y, al parecer, no soy el único. Sucrette también está tumbada boca abajo un poco más allá de mí.
Escucho bullicio en el exterior, aunque mis afectados oídos no podrían decir con seguridad qué es lo que está pasando. Me arrastro hacia mi hermana e intento despertarla. Sea lo que sea, la situación no pinta nada bien.
—Nath, ¿estás despierto? Debes prepararte para irnos de aquí —Reparo en que el niño me está hablando. Su voz es más inestable que de costumbre, aunque eso no afecta a su apariencia seria.
— ¿Qué está pasando? —pregunto. ¿Cómo es posible que luzca tan despierto.
— ¡Castiel y Evan están pegándose con unos tipos ahí fuera!
— ¡¿Qué?!
Me deja sin habla. Aunque pensándolo fríamente era de esperarse, no hay demasiada gente por los alrededores como para que se montase este jaleo en el jardín y, aunque la hubiese, ambos chicos probablemente hubieran detenido el altercado.
Dejo a Su sobre la cama de la habitación y me dedico a llenar unas mochilas y bolsos con diferentes cosas que pueden sernos de utilidad con la ayuda del rubio. Nunca pensé que me vería envuelto en una situación así, aunque no creo que sea un pensamiento demasiado común entre los civiles.
— ¡Tenemos que largarnos de aquí!
Exclama el pelirrojo entrando en la cabaña, seguido del mayor. Ambos parecen exhaustos y su ropa y piel también están cubiertas de sangre. Mills en especial parece mostrar más signos de dolor.
—Hemos guardado algunas cosas en mochilas, estamos terminando las últimas —informo.
—Bien, Mills y yo iremos a cambiarnos y luego nos iremos de aquí de inmediato. ¿Dónde está la rubita?
—En el cuarto, sigue inconsciente.
—Joder... Owen, intenta despertarla; él se ocupará de eso —ordena, refiriéndose a mí.
— ¡Voy!
Los siguientes minutos han sido un caos, aunque un caos bastante ordenado gracias a las grandes dotes de liderazgo del pelirrojo. Owen ha conseguido despertar a Sucrette, quien luce más despierta de lo que nadie se hubiera esperado; los dos capitanes han terminado de quitarse toda la sangre de encima y ponerse ropa limpia; y todas las mochilas están cerradas y listas para lo que venga después.
Hemos salido de la cabaña. No puedo evitar temblar por lo que pudiera encontrarme fuera.
Sobre la nieve, ahora teñida del rojo de la sangre, yacen los cuerpos de cuatro hombres. Intento no mirarles a la cara cuando pasamos entre ellos para alejarnos por completo de aquel lugar. Castiel sujeta firmemente contra su cuerpo al niño, impidiendo que vea más de lo estrictamente necesario para no tropezar y caerse, sin duda no es una escena que alguien de su edad deba presenciar.
—Tsk, esos inútiles han destrozado todo el frente de la cabaña. Lys me mataría si viese esto —Le oigo refunfuñar cuando hemos atravesado lo que queda de vallado del jardín.
¿Lys? Ese debe de ser el nombre del padre de Owen.
— ¿A dónde vamos? —pregunta el menor aferrándose con fuerza a la cintura de su tutor e ignorando sus maldiciones.
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Efímeros
RomancePrimer libro de la saga SOMOS. La vida cotidiana de Nathaniel termina el día en que se ve obligado a asistir a una escuela militar. Ni su cuerpo ni su mente están hechos para pertenecer a este lugar, pero él ya ha diseñado su plan de supervivencia:...