5. Yo te conozco

1.3K 36 0
                                    

La semana pasó volando. Trabajar allí estaba siendo un sueño, todos éramos un equipo. Especialmente disfrutaba cuando me tocaba redactar o editar con Juli y Aurora, con quienes había entablado una amistad. 

Con Pedri hablaba a diario, hacíamos videollamadas algunos días, dependiendo de mi horario de trabajo y sus entrenamientos. Quedamos el miércoles para cenar en mi casa, quería invitarle por lo bien que se estaba portando conmigo desde que nos conocimos. Estaba haciendo que Barcelona se convirtiera realmente en un hogar para mi. 

Pasamos una noche muy bonita, en la que logramos conocernos más. Me contó que era de Tenerife, pero que se mudó con su hermano cuando fichó con el Barça. También me comentó que quería presentarme a este último, que seguro íbamos a ser muy amigos. Con esa conversación me di cuenta de algo que ya rondaba por mi cabeza, Pedri era una persona en la que confiar. Era simpático, agradable y bastante generoso con los suyos. 

-¿Sabes? hacía tiempo que no quedaba con ninguna chica, ni como amigos ni nada.-dijo mientras me miraba-

-¿Por qué?.-respondí-

-No sé, supongo que cuando te haces famoso es difícil diferenciar quien se acerca a ti por gusto, y quien por otros motivos.-subió los hombros. Yo me quedé estática, no lo había pensado mucho. Se me vino su compañero a la cabeza, seguro que conmigo habría pensado algo así. 

Una vez llegó el sábado, decidí salir a tomar algo con Sara y María, hacía algo más de una semana que no nos veíamos, y ya las echaba de menos. Me acostumbré a verlas casi a diario en verano. Estas decidieron que iríamos a una discoteca. 

Me puse un vestido corto negro con unas sandalias blancas. Ondulé mi pelo y me maquillé. Ese día decidimos que lo mejor sería ir en taxi, porque teníamos intenciones de beber y no queríamos problemas. 

Cuando llegamos a la discoteca, nos pusimos a bailar entre nosotras. Sonaban tremendos temazos que no quería perderme. Estaba siendo una noche increíble. Cuando ya llevaba cuatro copas y sentía que tenía que bajar el ritmo, decidí ir a la barra a pedir un refresco. Una vez allí, noté una sensación algo rara, como si estuvieran observándome. Me fijé en mi derecha y nada, y cuando miré a la izquierda, vi a un chico mirándome y sonriendo. 

No sabía quién era, aunque bueno, no veía tampoco especialmente bien en ese momento como para reconocer a nadie, no vamos a engañarnos. 

-Yo te conozco.-dijo él mirándome. 

-¿A mí?.-asintió.- Pues yo creo que no.

-¿Eres la amiga de Pedri?.-fruncí el ceño asombrada, y cuando iba a preguntar que como sabía eso, habló de nuevo.-Soy Gavi, su compañero de piso.-me miró otra vez.-

-Que casualidad, hola Gavi.-miré otra vez a la barra mientras el camarero me traía el refresco.-Me voy, chao. 

Volví con mis amigas, mientras sentía aún una mirada sobre mí. Esa sensación volvió al rato, cuando hice un vistazo a toda la discoteca y volví a ver al mismo chico mirándome fijamente con una pequeña sonrisa. No se qué le pasaba ni por qué me miraba. Aproveché que se acercó a la misma barra de antes a pedir para ir con él. 

-¿Puedes dejar de mirarme?.-fui al grano. Me estaba poniendo nerviosa.

-¿Cómo sabes que te estoy mirando a ti?.-rió y se acercó.-Eres muy presumida, eh. 

-Y tú un estúpido.-escuché su risa mientras me daba la vuelta para irme. ¿Qué pensaba este tío?.

La noche pasó y, llegando las 6 de la mañana decidimos llamar a un taxi y volver a casa. Estaba agotada. Menos mal que el domingo no tenía que ir a trabajar. 

Cuando me desperté el domingo, como a las 6 de la tarde, tenía un mensaje de Pedri, en el que decía de vernos para cenar en su casa. Acepté encantada, aunque en ese momento tenía una resaca bastante grande. 

Cuando se acercaban las 9 de la noche, fui a casa de Pedri. Me sorprendí cuando me abrió Gavi. El mismo idiota de la noche anterior. 

-Ah hola, pasa, Pedri está en la ducha.-me dijo borde.

-Hola.-fui al salón siguiendo sus pasos.

-¿Qué tal, presumida?.-frunció el ceño, a lo que yo le miré sorprendida.

-¿Perdona?

-Pues eso, ayer te sentías el centro de la discoteca por lo visto.-rió irónico-

-Mira, de verdad, paso de ti, ¿quieres ir a molestar a otra? No me apetece aguantarte.-dije tocándome la cabeza.

-La nena presumida no sabe beber?.-volví a mirarle. 

Cuando iba a responder a la estupidez que acababa de decir, escuché la voz de Pedri bajando por las escaleras

-Hola Clau, ¿qué tal?.-me abrazó-

-Hola, bien, algo cansada.-reí.

-Normal, ayer me escribiste como a las seis de la mañana quejándote de los zapatos de mujer.-rió. No recordaba ese mensaje, que vergüenza.-No te preocupes, supuse que fue el alcohol hablando por ti. Anda, vamos a cocinar. Gavi, ¿te quedas?

Gavi asintió con la cabeza, cosa que no me importó. Era su casa, al fin y al cabo, aunque suponía que cenaríamos Pedri y yo solos. Al rato, mientras cocinábamos una ensalada con unos filetes, Pedri habló.

-Quiero contarte algo Clau, confío en ti. Estoy conociendo a una chica.-sonrió- Pero no quiero adelantarme, solo estamos hablando. Solo quería pedirte consejo, ya sabes, eres una chica.-dijo vergonzoso mientras yo reía-

-¿Enserio? Qué bien Pedri, cuéntame más de ella, ¿no?. Y sobre consejos bueno, espero poder ayudarte, no soy la mejor en el amor, seguro.-reí-

Cuando Pedri iba a responder, su compañero entró en la cocina y se unió a la conversación. 

-Que pasa Claudia, ¿no has tenido nunca nada con nadie?.-preguntó gracioso el recién llegado-

Este chico era de lo más extraño, tan pronto me ignoraba, como me hablaba borde, como intentaba ser gracioso. No le entendía. 

-Pues ahí te equivocas, tuve novio por tres años, pero no salió bien.-recordé. Él me miró riendo- ¿de que te ríes?.-pregunté-

Cuando él iba a responder, Pedri carraspeó sacándonos de esa conversación. Terminamos de cocinar en paz y comimos los tres hablando, lo más tranquilos que pudimos. Al acabar fuimos al sofá Pedri y yo, quería que me contara sobre la chica y me pidiera los consejos que venía buscando. Gavi decidió irse a descansar a su cuarto. 

La chica se llamaba Elena. Me mostró algunas fotos. Era bastante bonita. Me estuvo contando que no sabía como pedirle salir, y estuve aconsejándole lo mejor que pude hasta que dieron las 2 de la mañana. 

Maldije por dentro. Era muy tarde y al día siguiente trabajaba. 

-Mierda, Pedri, me voy, es muy tarde y mañana trabajo.-dije levantándome-

-Espera, Clau, quédate a dormir, hay una habitación de sobra y es muy tarde como para que te vayas. Mañana puedes ir de aquí al trabajo directamente, desayunamos juntos antes de que me vaya a entrenar.-me miró con ojos de cachorrito, no podía decirle que no, por lo que asentí y él sonrió.-

Nos dirigimos hacia la planta de arriba, donde estaban las habitaciones. Me dijo cual era la suya y cual la de invitados. Le pedí una camiseta para poder dormir mejor, y me fui al cuarto con ella en la mano. 

Me cambié de ropa, me quité el sujetador y me puse la prenda que Pedri me había dado. Menos mal que era bastante larga. 

Volver a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora