30. Pesadilla.

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Desperté de madrugada un poco alterada, había tenido una pesadilla. Me levanté con cuidado de la cama para no despertar a Pablo, quien dormía como un bebé a mi lado. Bajé a la cocina y cogí un vaso de agua, me lo bebí despacio y, como suponía que no iba a poder dormir, me quedé en el salón para no molestar a mi pareja. Puse una película en la televisión y me quedé viéndola, hasta que escuché pasos bajando las escaleras. 

-Claudia, ¿qué haces aquí abajo?-preguntó un Pablo muy dormido mientras se sentaba a mi lado. 

-No podía dormir y no quería molestarte en la cama, así es que me vine a ver una peli.-dije mirándole- ¿Qué haces tú despierto?

-Me desvelé y al no verte allí me asusté un poco, no sabía si había pasado algo. Anda vamos a la cama amor-pidió cansado, se veía que no había dormido mucho al principio de la noche por estar pendiente de mi. 

-Sube tú, ahora voy yo en un rato, que no tengo sueño y si no voy a estar dando vueltas en la cama-me miró de arriba a abajo frunciendo el ceño-¿qué pasa? ¿por qué me miras así?

-No sé, te noto rara, tú sueles dormir toda la noche sin despertarte, menos aún a estas horas no tienes sueño. ¿Estás segura de que estás bien?-levantó una ceja.

-Claro Pablo, tuve una pesadilla, por eso me desperté, pero estoy perfectamente, de verdad, te preocupas demasiado-dije suave-anda sube a dormir, que mañana tienes entrenamiento.

-Mierda es verdad, buenas noches guapa-dijo dándome un beso. Se fue arriba y yo me quedé viendo la peli. Cerca de las 7 me entró sueño, era muy mala hora para dormir, pero de repente me encontré agotada. No estaba muy acostumbrada a pasar media noche despierta y eso me había trastornado un poco en ese sentido. Me fui a la cama y Pablo ya estaba despierto, tenía que irse a entrenar.

-¿Ahora vas a dormir?-dijo riendo.

-Me acaba de entrar un sueño horrible, así es que buenas noches-dije de la misma manera. 

-Cualquier cosa me llamas, ¿vale?-dijo. Yo ya tenía los ojos cerrados, por lo que asentí. Él me besó rápido-Luego nos vemos guapa, llego sobre las 11, te quiero mucho.

-Buenas noches-dije y él rió otra vez. 

Noté como abandonaba la habitación y al poco me quedé completamente dormida. Aunque no estuve mucho tiempo dormida, me desperté de golpe encontrándome fatal y, tal y como había pasado los días anteriores, fui corriendo a vomitar. 

Esto ya no me estaba gustando nada. No me dolía la tripa, por lo que suponía que algo estomacal no era. Tampoco podía estar embarazada porque acababa de pasar la regla. Y anemia tampoco suponía que fuera, no tenía nada que ver como me encontraba a como había estado la última vez. Iría al médico para asegurarme, pero prefería no decir nada a Pablo, no quería preocuparle hasta saber qué era. 

Me recompuse y fui a la cocina para comer algo y así sentirme mejor. Abrí el frigorífico y, la mezcla de olores que había allí hizo que otra vez me entraran náuseas. De nuevo tuve que volver al baño para echar todo, aunque después de la anterior vez, poco quedaba. 

Joder, ¿qué cojones era?. Ya me estaba empezando a sugestionar a mi misma, ¿y si estaba embarazada? pero, no podía ser, ¿no?. Entré en internet y me puse a leer, a lo que encontré que había mujeres que tenían sangrados durante el embarazo. Tragué fuertemente, mierda, había una posibilidad. 

No sabía qué hacer, si avisar a Pablo, si decirle a alguna amiga, callarme y hacerme una prueba o ir directamente al médico. Al final me decidí por acercarme a una farmacia de guardia, pues era domingo y cerca de las 9 de la mañana. Me puse unas gafas de sol y una sudadera con capucha para evitar que alguien pudiera reconocerme. 

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