Desperté sintiendo como tocaban mi brazo con suavidad. Era la enfermera, venía a cambiarme el suero que me pusieron y ya se había acabado. Al igual que la sangre, la cual había entrado completamente ya en mi organismo, y yo podía notarlo. Me sentía bastante mejor, aunque suponía que sería cosa de días volver a recuperarme completamente.
A mi lado faltaba Gavi, quien tampoco estaba por ningún lado de la habitación. Me asusté un poco al no verle, pero no tardó más de cinco minutos en entrar en la habitación con un café en la mano y unas galletas.
-Buenos días-dijo dándome un beso en la frente-¿Qué tal te encuentras?
-Mucho mejor, aunque me asusté al no verte-reí.
-Perdona, hablé con el medico y me dijo que sería bueno que comieras algo, así es que fui a buscarte el desayuno, supuse y esperé que te despertaras con mucha hambre, y sé que los hospitales no tienen buena fama por desayunos ricos, así es que fui a por un café y unas galletas de chocolate, espero que te gusten, sino dime y voy por otra cosa eh.-dijo rápido. Sujeté su mano sonriendo.
-Gracias Gavi, están genial. Muchas gracias-le miré.
Desayuné tranquila y me sentó bien, lo que era bastante buena señal. Gavi me observaba feliz, él también lo estaba notando. Poco después entró el médico y tras examinarme, me dio de alta, no sin antes avisarme de que debía estar al menos tres días más de reposo y tomando el tratamiento que anteriormente me habían mandado. Gavi estaba atento a todo lo que él decía, yo sabía que no pensaba separarse de mí más que para entrenar en esos días.
Le agradecí al doctor cuando me dio los papeles del alta y procedí a cambiarme con ayuda de Gavi, quien me dijo que los chicos querían venir a verme, y las chicas no habían parado de llamarle para preguntar qué tal estaba. Reí imaginandole contestando a todos a la vez.
Le dije que avisara para vernos esta tarde en mi piso, así yo podía seguir en reposo, pero al menos estar todos juntos, y me dijo que después de que ellos entrenaran se pasarían, pero las chicas irían justo después de comer, para que yo no me quedara sola mientras él iba a entrenar. Que mono era.
Me llevó a casa y con cuidado me ayudó a bajar del coche, pero al menos me hizo caso cuando le dije que podía sola, porque él insistía en llevarme, pero ya me encontraba mucho mejor. Pasamos lo que quedaba de mañana juntos y comimos algo rápido que pedimos. Me tomé la medicación y nos volvimos a sentar en el sofá un rato, esperando que llegara la hora en la que él tenía que irse a entrenar.
-Ahora vienen Sira y Aurora, se quedan contigo, ¿vale?, pero cualquier cosa, porfavor, que me llamen, dejaré el móvil a Sarah o alguien para que me avise si pasa algo-me miró y yo asentí.
-Si me encuentro mal o algo no te preocupes, que te llamarán, te lo prometo-me acerqué más a él y le di un abrazo echándome encima de él con cuidado.
Cuando fui a separarme, él no dejó que me alejara mucho. Me miró a los ojos y después bajó su mirada a mis labios, mojando los suyos a la vez. Eso hizo que yo sonriera y me acercara más. Él dio el paso y me besó. Este beso era más lento y suave que otros anteriores, pero tenía las mismas ganas que esos. Me sujetó con la mano por detrás de la cabeza y se echó algo más atrás para quedar tumbado, conmigo encima sin parar de besarnos.
Cuando llevábamos así algo más de dos minutos, llamaron al timbre.
-Joder, tan oportunas como siempre-dijo él, a lo que yo reí. Se levantó a abrir de mala gana cuando volvió a sonar, esperando que subieran para abrir la puerta de arriba también.
-Hola hermanito-dijo Aurora acercándose a él, pero de repente se echó a reír, no entendía nada, y al parecer Gavi tampoco.
Aurora entró, se dirigió hacia mi y volvió a reír. Cuando Sira saludó a Gavi y entró junto a Aurora, ambas se miraron.
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Volver a ti
Romantizm¿En qué momento Claudia decidió mudarse a Barcelona persiguiendo su sueño? Es algo que ella aún se pregunta. A veces la vida tiene planes para nosotros que, nunca habríamos imaginado. Claudia Fernández es una chica de 21 años, nacida y criada en Sit...