62. Epílogo

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Tres años después...

El tiempo había pasado demasiado rápido. Aurora y Pablo acababan de cumplir los tres años. Era increíble ver lo grandes que estaban ya. Eran un gran equipo.

Aurora era una mini Gavi en toda regla, especialmente en cuanto a carácter. Era peleona, enfadica y defendía a su hermano de cualquier cosa. Si estaban jugando y él se hacía daño, ella corría intentando que él estuviera bien. Además, para ser tan pequeña, tenía claro lo mucho que le gustaba todo lo relacionado con llevar un balón en los pies, hobbie que compartía con su mellizo y de lo que su padre estaba más que orgulloso.

Pablo por su parte era algo más tranquilo. Los chicos decían que se parecía a mi en ese aspecto, aunque todo lo demás era de su padre. Tenía sus ojos, su sonrisa y su mirada en general. Se mordía los labios cuando estaba nervioso al igual que su padre y también torcía la sonrisa si algo no iba bien.

Hablando de nuestros amigos, hacía menos de dos meses habíamos acudido a la boda del año, la de Pedri y Patri, quienes se comprometieron el día de nuestra boda, hacía algo más de 8 meses. Tuvimos que posponerlo tanto porque entre unas cosas y otras se nos habían acumulado los eventos los primeros meses del nacimiento de los bebés, asi es que preferimos esperar y que fueran un poco mayores.

Ferrán y Sira nos habían dado la noticia de su embarazo hacía algo más de cinco meses, por lo que pronto seríamos uno más en la familia. El pequeño Marcos estaba a solo un mes de ver el mundo.

Frenkie y Mikky fueron padres de un niño llamado Jules, nacido hacía algo más de un año. La pequeña Gala dejó de ser hija única y ahora adora ser la hermana mayor. A parte de ser la prima mayor, título que adquirió nada más nacer nuestros pequeños, puesto que no estaba muy dispuesta a conocerlos. Fue difícil convencerla.

Pablo y yo nos habíamos casado en una muy romántica e íntima ceremonia que contó con nuestras familias y amigos más cercanos. Había sido uno de los días más mágicos de mi vida.

Habíamos crecido, y con ello, nuestras familias. Ahora casi todos teníamos hijos o estábamos casados, exceptuando a Ansu, quien aún no daba el paso de pedir matrimonio a su novia, Leire, con quien llevaba saliendo casi dos años. Él decía que era pronto, pero yo estaba segura de que estaba cagado por la respuesta.

Actualmente nos encontrábamos celebrando el cumpleaños de Patri, quien nos había invitado a comer a su casa como solíamos hacer todos los fines de semana. Habían preparado todo para que pudiéramos tener vigilados a los niños a la vez que estábamos descansando, pues la temporada de fútbol había acabado hacía dos semanas y estaban todos aún agotados.

Estábamos sentados todos en círculo hablando. Yo tenía a Sira a un lado y a mi marido al otro, quien mantenía su brazo sobre mi hombro, cosa que sabía que yo amaba. Era como sentirme en mi lugar seguro, protegida. Y es que al final, él era eso, era el hogar al que volver, los brazos que quería tener cerca siempre, era mi persona.

Cuando nos reuníamos todos parecía que no había pasado el tiempo y que seguíamos siendo aquellos niños, aquellos que se conocieron en un bar por una copa o, los que tenían dudas de estar o no juntos. Pero el tiempo pasaba, y con ello, nosotros nos hacíamos mayores.

Solo esperaba que todo siguiera así, aunque, en caso de poder ser, pedía que fuera todo un poquito mejor.

Cuando dieron las ocho de la tarde y, nuestros pequeños estaban ya dormidos en el regazo de Pablo, por que sí, ambos estaban dormidos encima de él, decidimos irnos a casa. Con mucho cuidado cogí a Aurora para llevarla al coche. 

Tras varios minutos en los que nos costó casi la vida ponerles los cinturones sin que se despertaran, arrancamos dirección a nuestros hogar. 

Subimos a los peques al cuarto que compartían y tras darles un beso a cada uno, cerramos la puerta, no sin antes asegurarnos de que las cámaras de vigilancias conectadas a nuestros dispositivos móviles estaban conectadas. 

Una vez en el salón, saqué de un mueble lo que llevaba varios días guardando y se lo puse delante a Pablo. 

-¿Qué es esto?-preguntó viendo la bolsa de la farmacia. Me senté a su lado

-Llevo dos semanas de retraso en la regla. No quería hacer esto sin ti-saqué el test de embarazo de la bolsita-creo que ahora sí lo estoy. 

Hacía tres meses tuvimos un susto, porque pensábamos que estaba embarazada, ya que tuve unos días con muchas náuseas y mareos, que al final resultaron no ser un embarazo. 

-¿Crees que sí?

-Sí, amor, llevo un par de días encontrándome algo mal y muy cansada

-Vamos a hacerlo

Me sujetó la mano y fui al baño. Una vez oriné en el test, salí con él en la mano y me volví a sentar a su lado.

-Ya está, hay que esperar cinco minutos. 

Me apoyé en su hombro y él me abrazó. Después de la boda pensamos en tener otro bebé, aunque nos estaba costando un poco, llevábamos más de ocho meses intentando. 

Le miré. Observé su rostro. También estaba asustado e impaciente por conocer el resultado, pero fuera cual fuera, estaba segura de que íbamos a estar juntos, en esto y más, porque la vida nos había enseñado que juntos podíamos con todo y más. Estaba muy orgullosa de mi marido y la familia que habíamos construido. Más aún le estaba agradecida por permitirme estar a su lado en lo bueno y lo malo. 

Me miró y acercó su boca a la mía, fundiéndonos en un beso muy suave cargado de incertidumbre. De repente, la alarma que puse en el movil sonó y dirigimos la mirada hacia el test, que yacía boca a bajo. 

-¿Preparada?

-Nunca-dije nerviosa

-Vamos a mirarlo juntos, ¿vale?-asentí y sujeté su mano, llevando ambas hacia el test. 

Dos rayas, positivo. Estaba embarazada. Le miré con lágrimas en los ojos y le abracé fuerte. Lo habíamos conseguido, estaba embarazada otra vez. No podía creerlo. 

Dos segundos después, cuando sentí sus brazos a mi alrededor y escuché unos llantos, no pude reprimir el mio. Ambos llorábamos de felicidad. 

-No puedo creerlo cariño, vamos a ser padres de nuevo-dijo

-Y tú vas a demostrarme de nuevo que no pude elegir mejor padre para mis hijos-respondí mientras el bajaba la cabeza hasta mi tripa para besarla. 

-Todo es más fácil contigo mi vida, te amo

-Te amo Pablo

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