49. Culpa

667 39 8
                                    

-No te acerques a mi-le apunté con el dedo al ver cómo intentaba llegar hasta donde estaba yo.

-Claudia espera, por favor, déjame hablar

-No quiero hablar contigo, no ahora. Me voy a mi casa, dónde debí haberme quedado desde un primer momento-intenté salir del ascensor, pero él se interpuso-quítate de en medio Gavi

-Dame cinco minutos, solo cinco. Si después sigues queriendo irte, te dejaré marchar-pidió-No nos hagas esto ahora mi amor, te lo pido por favor

-¿Mi amor? ¿Que no nos haga qué? Eres tú el que por lo visto no me ha respetado. No te hagas la víctima, no lo eres. Déjame pasar ahora mismo o voy a ponerme a gritar hasta que alguien venga-solté enfadada

Haciendo caso omiso a mis palabras, se metió en el ascensor sin dejarme salir y pulsó un botón. Automáticamente se puso en marcha. Intenté mantenerme fuerte. 

-Joder Gavi para ya, respeta que no quiero verte, ¿tampoco puedes hacer eso?, déjame en paz-exclamé a punto de llorar-Me quiero ir de aquí

-Claudia, todo es un malentendido, te lo juro. No sé que has escuchado y qué no, pero te quiero demasiado como para hacer algo que pueda dolerte. Fue una confusión y quiero explicártelo. 

-¿Cuándo fue?-pregunté. Me miró sin entender lo que preguntaba.-Que cuando mierdas le besaste, Gavi-grité. Estaba intentando no ponerme nerviosa, no quería que él notara lo mal que estaba, pero era imposible.

-Claudia eso no es import...-le paré.

-Dime cuando fue, solo quiero saber eso. 

Él suspiró y miró hacia otro lado.

-Cuando nos separamos después del aborto.

Si creía que mi corazón estaba completamente roto después de escuchar aquella conversación, me había equivocado. En ese momento me noté morir por dentro. Ya no era el hecho de que me había engañado con otra chica, era el momento. Era mientras sufríamos por la pérdida. Creía que también él lo hacía.  

-Eres el peor cabrón que he conocido en mi vida. No sé como has sido capaz de jurarme amor después de hacer eso y en aquel momento. ¿Sabes? Yo creía que tú lo estabas pasando igual de mal que yo por la muerte del bebé, pero estabas besándote con otra-dije irónica.

Me puse a llorar como hacía mucho que no lo hacía. Había confiado en él y me había roto el corazón, otra vez. 

-Claudia eso no es así. Me estás haciendo daño diciendo eso. Yo lo pasé fatal con la muerte de Martín, mierda Claudia, ¡no puedes dudar de eso!-gritó enfadado. 

-¿Que no puedo? Mientras yo estaba en mi casa, llorando, sin poder dormir y solo pensando en nosotros tres, tú te estabas besando con otra, y a saber que más hicisteis. Pero ¿sabes? Me lo merezco, por imbécil. No debí confiar en tí. 

Me quité el anillo del dedo y se lo puse en la mano al ver cómo el ascensor se paraba en una planta e intentaba salir apartándole, cosa que volvió a ser imposible. 

-No te voy a dar más de dos segundos para que te quites o voy a gritar hasta que te echen de aquí. Me da igual todo ahora mismo. Déjame irme-grité enfadada y volví a avanzar, pero otra vez no pude. Le solté una bofetada muy cabreada y aún llorando. 

Se llevó las manos a la mejilla y me miró asombrado. Le había sorprendido tanto como a mi el bofetón. Al instante salió del ascensor, permitiéndome también el paso. 

-No vuelvas a hacer eso en tu vida imbecil-dije empujándole. 

Salí corriendo de allí y me dirigí a buscar un taxi sin mirar atrás para ir al aeropuerto. Tenía poco tiempo para llegar. No quería verle, no quería saber nada de él. Me había mentido y eso no lo iba a perdonar. 

Volver a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora