-¿Con qué derecho te crees de venir a mi casa a preguntarme qué pasa con Pedri?.-le pregunté molesta.-¿Qué te pasa?, ¿el alcohol te ha explotado las pocas neuronas que te quedaban?.
-Genial Claudia, ya me respondiste. Que os vaya bien.-se levantó dispuesto a irse, a lo que yo le agarré del brazo y le frené.-¿Qué quieres ahora? Déjame en paz.-dijo cabreado-
-Eres imbécil. Tu amigo ayer estaba mal y necesitaba compañía.-dije seria-
-¿Y tú fuiste la suya no?.
-Por supuesto. Fui yo porque ninguno fuisteis capaz de ver que él tenía los ojos tristes, ni cuando dijo que nos íbamos. Fui yo porque le vi y vi lo que necesitaba, mientras tú estabas comiéndole la boca a esa chica.
Se quedó mirándome, replanteándose lo que acababa de decirle.
-Enhorabuena Sor Claudia, fuiste la mejor amiga del mundo anoche. No sé ni para qué me preocupo.-dijo frustrado.
-Eso es problema tuyo, Gavi. Solo te voy a decir una cosa para que quede claro, yo no soy una de tus amiguitas, de las que coges cuando tienes un calentón y te vas con ellas, os acostáis y cada uno a su casa. No lo soy, ni lo voy a ser.-dije seria.-
-¿Qué me estás queriendo decir?.-levantó la ceja-
-Eres lo suficientemente listo como para saberlo. No más pegarte a mi, no más besos, no más de nada que implique tu cercanía. Nada. No quiero que lo hagas, ni que vayas a donde trabajo, te lo pido porfavor.-le miré seria y nerviosa a la vez.
-¿Eso es lo que quieres?.-asentí.-Está bien, tus deseos son órdenes. Solo voy a decirte algo.-se acercó a mi, la que esperaba que fuera la última vez, mientras me señalaba.-Me estás dejando como algo que no soy, tú has querido esto tanto como yo. No se si estabas imaginando algo más pero follamos un día, ya está. Nos divertimos en ese momento, nunca esperé nada más, aunque me guste vacilarte. No quiero sonar como un hijo de puta, pero fue algo de disfrutamos ambos, sin más, nada serio-dijo bastante cabreado.- Si pensabas que había ido a la oficina donde trabaja mi hermana por ti, te equivocas, tenía que entregarle unos papeles importantes, pero recordé lo que dijiste y decidí acercarme por simple simpatía.
Tras decir esas palabras, no fui capaz de responder. A los pocos segundos noté que se movió y se fue cerrando de un portazo. Me quedé allí, de pie, pensando en sí me había pasado diciéndole eso, cuando él en parte tenía razón. En ningún momento él había insinuado que lo fuéramos, ni yo quería eso. Mi cabeza me había hecho imaginarme cosas que no eran y ahora mismo me sentía hasta ridícula por lo que le había dicho.
El problema era que necesitaba poner ese punto y final por ahí, porque podía salir todo muy mal, y no quería ser yo la que acabara sintiendo algo por ese chico. No me lo iba a permitir a mi misma. Lo que hice fue lo mejor, estaba claro.
También me sentía estúpida por otras cosas que dijo, como lo de la oficina. Por un momento yo había pensado que esa visita era, de manera indirecta para verme, cosa por la que me odio. ¿En qué momento lo pensé?. Imbécil. Imbéciles los dos.
Después de un rato de reflexión, decidí que sería mejor no darle vueltas al tema y pasar completamente de Gavi. Cuando saliéramos juntos, intentaría evitarle a toda costa, aunque también procuraría que los demás no lo notaran. No quería malos rollos, al menos por mi parte.
Me puse a trabajar un rato para organizar la semana y evitar que otros pensamientos volvieran a mi mente tras llamar a Pedri y contarle, más o menos por encima, la conversación que habíamos tenido Gavi y yo. Él no se sorprendió tanto como yo de lo que me dijo, sabía que Gavi era así, que todo era por diversión, y ya me lo había dicho la noche anterior.
Recordé la conversación que tuve con Pedri antes de ir a dormir el día anterior, en la que me preguntaba desde cuándo nos conocíamos Gavi y yo, y es que era verdad, no lo hacíamos. No nos conocíamos de nada, habíamos coincidido en dos o tres ocasiones, sin más. Todo estaba siendo una locura.
Al final, cuando me di cuenta, era la hora de cenar, por lo que me decidí por dejar el trabajo para la oficina mañana y prepararme algo rápido. Tenía ganas ya de irme a dormir y que acabara el día de hoy.
Por la mañana me desperté bastante cansada. La noche había sido larga, y no pude dormir bien. No paraba de darle vueltas a absolutamente todo. Me preparé y fui hacia la oficina, donde me crucé justo con Julian y estuvimos hablando un buen rato. Hoy estaríamos juntos hasta que llegara Aurora sobre las 12, que tuvo que ir a solucionar unos asuntos familiares.
La mañana pasó rápido, tuvimos dos reuniones con la jefa para explicarnos que pronto llegarían nuevos refuerzos, se unía al equipo otro redactor la semana que viene. Eso eran buenas noticias, significa que todo estaba yendo bien y la revista estaba gustando.
Julian y yo decidimos bajar a tomar un café a la cafetería, donde justo estaba la persona que menos ganas tenía de ver en ese momento, Gavi, acompañando a Aurora.
-Hola chicos, buenos días. ¿Vais a tomar café?.-dijo Aurora sonriendo. Los hermanos eran super diferentes. Ella siempre estaba feliz, él era todo lo contrario.
-Sí, hemos bajado al descanso, necesitamos un café doble después de la reunión con Virginia.-dijo Julián
-Sentaos con nosotros si queréis, acabamos de llegar, iba a subir ahora al acabar el descanso.-volvió a sonreír la chica señalando su mesa, donde había dos sillas libres.
No tuve de otra que aceptar cuando vi a Julian dirigirse a la mesa en la que estaban sentados los hermanos. Al menos no tuve que ponerme al lado de Gavi, pero lo tenía enfrente. Estuvimos hablando un par de minutos entre nosotros tres, donde Gavi simplemente miraba su café y el móvil sin saber bien que decir.
-Bueno, yo me voy ya. Tengo entrenamiento en menos de una hora, y hay un trafico horrible. Nos vemos Aurora.-dijo él dandole un beso en la frente a su hermana.-Adiós.-miró a Julián y evitó posar sus ojos sobre los míos, cosa que fue mutua.
Gavi pagó el café y se fue lo más rápido que pudo de la sala. Esperaba que no lo hubiera hecho por mi llegada. Con eso me di cuenta también de lo tonta que soné el día anterior dandole a entender que pensaba que fue a la oficina para verme a mi. Era obvio que no era así.
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Volver a ti
Romance¿En qué momento Claudia decidió mudarse a Barcelona persiguiendo su sueño? Es algo que ella aún se pregunta. A veces la vida tiene planes para nosotros que, nunca habríamos imaginado. Claudia Fernández es una chica de 21 años, nacida y criada en Sit...