58. El secreto

796 42 2
                                    

Después de hablarlo detenidamente, decidimos guardar el secreto hasta, mínimo, pasar los tres meses de gestación. No queríamos tomar riesgos, y para nosotros era importante tanto la tranquilidad, como el reposo. 

Aunque no me habían dicho que tuviera que hacerlo, preferí evitar cualquier aglomeración o situaciones que pudieran generarme estrés. Estábamos muy atentos a cualquier señal que pudiera darme mi cuerpo para evitar que sucediera lo de la última vez.

Pablo no se separaba de mi. Iba a todos los lados conmigo, siempre que sus horarios se lo permitieran. Me llamaba en todos los descansos y tampoco me dejaba hacer nada en la casa, ni cocinar. 

En cuanto a síntomas, estaban siendo bastante menos que en el anterior embarazo. Tenía nauseas pero, no a diario ni vomitaba tanto.

Tan atentos estábamos, que ninguno de los dos disfrutó esos tres meses, solo nos preocupamos por que todo fuera bien. El único momento del día en el que teníamos calma juntos y hablábamos del futuro del bebé era en la intimidad de nuestra cama, por la noche, cuando Pablo llegaba de entrenar o de algún partido. 

Ahí era el único momento en el que nos permitíamos disfrutar del proceso. 

Una vez pasaron los tres meses y nos aseguraron que no había ningún peligro, decidimos que era el momento de anunciarlo a nuestros seres más cercanos. Es decir, nuestras familias y los chicos.

No sabíamos realmente si estábamos preparados para asumir las preguntas, para contestar ni para que tanta gente lo supiera, pero a la vez estábamos desesperados por contárselo y poder empezar a disfrutar del embarazo. 

Quisimos hacer algo muy íntimo en primer lugar con nuestras familias. Fue difícil, pero reunimos a mis padres, los de Pablo y también a Aurora y Javi. Mi hermano se enteraría por videollamada, ya que se encontraba trabajando en Francia hasta dentro de dos meses. El plan era comer todos en nuestra casa y entregarles una ecografía. Sabíamos lo típico que era eso, pero no queríamos hacer nada por todo lo alto ni mucho menos. 

La comida fue bastante bien, pero Aurora no paraba de mirarme todo el rato. Me estaba volviendo loca, porque fruncía el ceño y dirigía la vista a su hermano. Así durante toda la comida sin parar. 

Fui a por el postre a la cocina, cuando noté pasos detrás de mí.

-A mi no me engañas-dijo mi cuñada

-¿Qué?

-Algo os pasa a vosotros dos-me señaló 

-Aurora estas paranoica-reí nerviosa y me fui de la cocina, dejándola allí sola

Me senté dejando la tarta que había hecho en el centro de la mesa y Pablo habló una vez Aurora volvió a su sitio

-Bueno familia, os queríamos contar algo. Habíamos pensado casarnos el verano que viene

En ese momento, su madre y la mía se miraron cómplices. Seguramente estaban planeando la boda en sus cabezas.

-Peeeero-siguió mi novio-Ha surgido un contratiempo que va a hacer que tengamos que posponerla un poco más para estar todos más tranquilos y sin prisas

Todos nos miraron sin decir una palabra, cuando Gavi se levantó y sacó de su bolsillo trasero tres imágenes iguales. Las ecografías. Las soltó en la mesa para que todos la vieran y volvió a mi lado rápido dándome un beso. 

Los gritos en casa no tardaron nada en llegar cuando todos se dieron cuenta de lo que estaba pasando. Sabíamos que iban a alegrarse todos mucho por la noticia. 

Nos abrazaron todos y preguntaron de cuánto estaba, cuándo me enteré y por qué lo habíamos ocultado durante tanto tiempo. Entendieron perfectamente las razones al final. 

-Javi me debe 50 euros-dijo Aurora. Yo la miré confusa-Le dije que antes de que acabara el año ibas a quedarte embarazada y él decía que lo dejaríais para después de casaros, he ganado-dijo orgullosa de sí misma

Su novio por su parte, rió. 

-Javi ya sabes, hazme tío-dijo mi novio feliz mientras se ponía detrás de mi y pasaba sus manos por mi abdomen

-Bueno con un nieto de momento tenemos bastante, no quiero a mi niñita embarazada-dijo su padre poniendo un brazo sobre los hombros de Javi y otro sobre los de Aurora-te corto el pene si eso sucede, hijo-dijo susurrando a Javi, quien se puso blanco en menos de tres segundos. 

Todos reímos, menos la pareja en cuestión, que estaba entre blanca y roja. 

-Oye hija-dijo mi madre-¿Sabes ya si es un niño o una niña?

-Pues habíamos pensado esperar a que nazca para saberlo, todavía estamos replanteándonoslo. 

-Va a ser un niño-dijo mi padre. Belén y Javi apoyaron la idea. 

-Yo voto niña-respondió Aurora

-¿Y si son dos?-preguntó mi madre

-No, no, nos confirmaron ya que solo hay un saco gestacional con un embrión, no vienen dos-reí

La tarde pasó entre risas y una organización por parte de ambas familias sobre todo lo que iba a pasar. Todos querían cuidarme, estar con nosotros, comprar ya cosas para el bebé... pero a todos nos negamos Pablo y yo. 

Para empezar, queríamos calma los dos juntos, cuando necesitáramos ayuda, la pediríamos. Sobre el tema de las compras, aún lo veíamos muy pronto y no estábamos preparados para tener unos muebles o ropa de bebé en casa por si pasaba algo, por que sí, hace un par de meses se llevaron todos los muebles que serían de Martín.

Muy a nuestro pesar decidimos donar todo, ya que queríamos que alguien que no tuviera tantos recursos pudiera disfrutarlos. Lo mismo con la ropa y otros relacionados que habíamos comprado o nos habían regalado. 

Nos costó mucho desprendernos de todo, pero sentíamos que era lo mejor y a día de hoy no nos arrepentimos. 

-------------------------------------------------------

Una semana después, llegó el turno de contárselo a nuestros amigos. Me hacía mucha ilusión reunirnos todos y más si era por algo así. Con ellos tampoco planeamos algo muy elaborado, les íbamos a entregar una camiseta de talla pequeña con sus nombres grabados y sus números correspondientes. 

También habíamos comprado un body para Gala en el que ponía "prima mayor", era adorable. Sira, Patri (quien estaba completamente integrada al grupo y era pareja oficialmente de Pedri) y Mikky tendrían un body de bebé también en el que ponía "mis tías me quieren, pero yo a ellas aún más". 

Pensamos mucho si hacerlo o no así antes de comprar nada, porque nos parecía demasiado cursi, pero sabíamos que a todos iba a encantarles. 

Nos vino genial que Pedri decidiera realizar una cena con todos esa misma noche, porque así no sospecharían nada. 

Llegamos con tres botellas de vino y unos dulces de postre. Ansu, al ver lo último, me miró haciendo un puchero. Sabíamos que la dieta de todos ellos era estricta, pero también que se la saltaban cuando más les apetecía. Cosa que seguro sucedía hoy. 

Yo estaba que saltaba, y mi pareja también. No íbamos a esperar a terminar la cena porque necesitábamos soltar la bomba ya. Dicho y hecho, una vez todos llegaron y nos sentamos en el salón a hablar antes de cenar, les entregamos a todos sus regalos. 

En ese momento todo se volvió un grito ensordecedor. No tuve tiempo de reaccionar a penas cuando tenía a Pedri abrazándome y besando mi cabeza diciéndome lo feliz que era en ese momento y lo mucho que nos quería. 

Todos se abalanzaron a abrazarnos. Estaban felices de verdad, de corazón. Yo también lo estaba en aquel momento. 

Volver a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora